13 de febrero, 7ª
jornada de "La Desbandá"
Nos despertamos en el
Polideportivo de Castell de Ferro, con la triste noticia de la muerte
de una mujer hija de estas tierras, de madre campesina de la
Alpujarra, y de padre minero de Almería, hija después, del exilio
económico y del exilio político, hija del Socorro Rojo y solidaria
toda su vida; ama de casa a la fuerza, para ayudar a su marido
constantemente preso por sus ideas políticas de igualdad y
democracia, y para sacar a sus dos hij@s adelante, pero no por ello
menos militante, militante política, militante social toda su vida,
militante de base, cuya actividad no se ve, pero sin cuyo tejido
ningún cambio político sería posible, y ninguna dirigencia
serviría para nada, una mujer entrañable, siempre con su simpatía
y sonrisa encantadora, y siempre dispuesta a echar una mano a l@s
compañer@s o al trabajo colectivo, una mujer infinita como he leído
a mi amiga Carmen MV. Ha muerto Josefina Samper, de Fondón de
Almería, compañera de amor y de lucha de Marcelino Camacho durante
más de 60 años. Cuando Marcelino dijo aquello de “Ni nos
domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar” tenía el
ejemplo a su lado.
Seguimos la marcha desde
Castell a La Rápita, siempre con la mar omnipresente que nos regala
la vista, el oído, el olfato,…, en esta jornada casi siempre por
el borde de la carretera o por los paseos marítimos de los
pueblecitos que atravesamos. En uno de ellos, Los Yesos, atravesando
el paseo marítimo, que al mismo tiempo es la calle del Mar y en
realidad su única calle, nos hemos parado delante de una casa, donde
desde su ventana, Salvadorico, un hombre de 92 años, nos ha contado
su recuerdo de la Desbandá. Muchos niñ@s, muchas mujeres, mucha
hambre, y personas que murieron allí, camino de la Rápita y que
enterraron la gente del pueblo, una gran desgracia.
Los fascistas italianos
no pasaron de Castell de Ferro, allí los frenaron las Brigadas
Internacionales y desde allí los hicieron retroceder a Motril.
Estuvieron a punto de tomar nuevamente Motril, si no hubiera sido
porque tuvieron que subir a Sierra Nevada, donde las tropas
franquistas intentaban atravesarla para tomar Almería por aquella
vía. Allí las Brigadas Internacionales también frenaron al
fascismo, y ya durante toda la guerra, el Veleta fue fascista y el
Mulhacén republicano. En Motril, aprovecharon la bisoñez de las
nuevas tropas que habían relevado a las Brigadas e iniciaron una
contraofensiva, pero no consiguieron pasar de Calahonda, donde
también se estancaron los frentes durante toda la guerra.
Lamentablemente, antes de
llegar a La Rápita, un compañero de Málaga, Juan Cisneros, se ha
encontrado mal por el esfuerzo de la marcha. Lo llevamos a una
farmacia para comprar unas medicinas que necesitaba y estando allí
se desmayó. Una vez reanimado, una ambulancia lo llevó al hospital
de Motril, y finalmente se ha vuelto para Málaga. Juan tenía mucho
interés en participar en la marcha, ya que su abuelo y su tía, que
entonces era una niña, participaron en la Desbandá, mientras su
padre estaba en el frente republicano. Su abuelo, que iba con un
burro cargado de comida para poder llegar a Almería, al llegar al
Guadalfeo, que como hemos referido varias veces iba muy crecido e
hizo que mucha gente volviera atrás en su huida, intentó pasarlo,
la niña se le cayó al agua y mientras la rescataba, el burro con la
comida desapareció, eso le hizo desistir de la huida y se volvió a
Málaga. Muchos años más tarde y hablando Juan con un amigo de
estos temas, este le contó que su familia estuvo en la Desbandá y
que consiguieron llegar a Almería, gracias a que su abuelo, cuando
estaban desesperados apareció con un burro cargado de comida, lo que
fue su salvación.
Instalados en la Rápita,
en un centro social, se ha hecho el acto de recibimiento a la marcha,
con el salón abarrotado. Han hablado representantes del Ateneo
Republicano de la Alpujarra, del Club de la Desbandá y del
Ayuntamiento. Se han contado también, recuerdos del paso de la
Desbandá por la Rápita. Ha hablado un hombre 89 años, que la
recuerda como una plaga, miles de personas que arrasaban con las
cañas, y todas las cosas que se pudieran comer en el campo y que
visitaban todas las casas pidiendo ayuda. La mayoría de las casas al
final acabaron cerradas a cal y canto porque no podían ayudar a todo
el mundo. Inmediatamente después ha cantado Lucía Socam, que ha
emocionado a la gente con su música y sus letras defendiendo la
República, la igualdad y la libertad de las mujeres.
La verdad es que hemos
recibido mucho cariño y calor de la gente de la Rápita, y del
Ateneo Republicano. Después de los actos nos han preparado una cena
casera y como el edificio donde nos quedamos a dormir apenas tiene
aseos y no tiene agua caliente, han ofrecido casas para que las
compañeras pudieran alojarse y ducharse en casas particulares. La
última nota del día ha sido, durante la cena, la despedida de un
compañero navarro que ha tenido que adelantar su vuelta a casa.
Mañana, salimos para Adra.
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