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jueves, 30 de abril de 2020

Manifiesto del PCE del 1º de Mayo: ¡A luchar para que nadie se quede atrás! ¡Esta crisis no la pagamos!

Este 1º de mayo de 2020 pasará a la historia no sólo por ser el día de las y los trabajadores en todo el planeta, sino por ser también un día de celebración del valor de la clase obrera y de su capacidad como sujeto colectivo en las circunstancias excepcionales que nos ha tocado vivir, un día para celebrar y retener en nuestra memoria la importancia que tiene en nuestro mundo como motor de la historia hacia un futuro común más justo.
Acabábamos de cruzar un pequeño puente entre los diez años de crisis iniciada en 2008 y un nuevo escenario de recuperación de lo arrebatado. Diez años que no olvidamos, que sacaron a la luz la mezquindad de un sistema depredador e incompatible con la vida, porque puso toda su maquinaria al servicio del máximo beneficio para el capital, dando cobertura a las peores prácticas de especulación, usura y estafa, robándonos los servicios públicos esenciales para una sociedad fuerte y cohesionada, pisoteando los derechos más básicos que nos corresponden por el hecho de existir, los derechos humanos, para “negociar” con nuestro pan, nuestro trabajo, nuestro techo, y tan evidente ahora, nuestra salud.
Organizaciones sindicales, mareas, asambleas populares desde el último barrio hasta las coordinadoras estatales, comités de empresa, delegadas de prevención y salud laboral, redes de solidaridad popular, comisiones del 8M, organizaciones de migrantes, de trabajadoras de todos los sectores productivos, movimiento de pensionistas, organizaciones políticas y espacios de construcción de unidad popular, han regado de luchas, huelgas, resistencia y conciencia nuestra geografía y nuestro sentido de pertenencia a la clase trabajadora y de supervivencia colectiva.
Diez años en los que el movimiento obrero, junto a otros movimientos como el feminista y el ecologista, ha luchado, se ha forjado, ha podido aprender de los errores y, sobre todo, ha constatado la mayor lección: solo mediante la unión podremos recuperar los derechos arrebatados y construir un modelo económico, social y político. Solo la concienciación de que la construcción de poder popular es con todas, con el conjunto de la clase obrera, nativa o extranjera, mujeres, jóvenes y mayores, estaremos en condiciones de impugnar la alianza criminal entre patriarcado y capital, que tanto sufrimiento evitable e injusto ha producido a la gente, a nuestra gente.
Y así, desde el convencimiento de que ningún derecho ha sido nunca regalado sino que es fruto de la lucha constante y organizada; desde el convencimiento de que ningún derecho está nunca garantizado salvo por su ejercicio permanente, real y efectivo; desde el convencimiento de que ningún pacto debe ser olvidado y ningún acuerdo es eterno y desde el convencimiento, y aprendizaje, de que juntas somos más fuertes, el Partido Comunista de España se reafirma en su compromiso de ser una herramienta útil a la clase obrera, a las y los trabajadores de este país, a la inmensa mayoría del pueblo.
Y en ese necesario camino de situar lo primero los derechos de la clase obrera, se enmarca nuestro compromiso en la conformación de un Gobierno de Coalición progresista que, en los primeros días, continuó en la senda de asegurar salarios dignos para una vida digna; o proteger a la clase obrera de un sistema que nos provoca más enfermedad y nos expulsa de la vida digna por padecerla.
Y llegó la crisis de Covid-19; no la crisis económica de recesión que se pronosticaba y que cíclicamente este sistema provoca cual regalo envenenado… Llegó una crisis sanitaria mundial, que está golpeando con especial intensidad a nuestro país y que trae aparejada una inmensa crisis social, laboral y económica. Y había, y hay, que tomar decisiones, gestionar los problemas de la clase trabajadora y de nuestro pueblo, poniendo en marcha un “Escudo Social” para que nadie se quede atrás, para afrontar una reconstrucción de lo común que no puede ser una vuelta atrás, que no pueda ser una vuelta a la normalidad de dónde veníamos, porque no vamos a pagar esta crisis, esta vez no.
Resultó que lo esencial era la sanidad pública universal; que lo esencial era la capacidad de organización y respuesta de la clase obrera en los centros de trabajo, en los hospitales, en los barrios; que la unidad y la solidaridad son las únicas herramientas que se han demostrado esenciales. Somos vulnerables como especie, como individuos, y somos invencibles cuando tomamos conciencia de que dejar caer a algunos es abandonarnos a todas.
Por eso, esta crisis no se está gestionando ni vamos a permitir que se gestione como las otras. Porque se tienen que impulsar medidas para atajar muchos de los problemas que ya teníamos como sociedad y que ahora se han expresado con más crudeza si cabe: porcentajes vergonzosos de pobreza, de economía sumergida, de sin papeles sin derechos; una sanidad privada insolidaria y elitista; una educación pública que muestra todas sus brechas; un problema de vivienda estructural que avergüenza el confinamiento; una violencia de género estructural que pone sobre la mesa cada una de las evidencias negadas; una ley de extranjería denunciada constantemente y puesta en evidencia; y podríamos seguir enumerando. Pero toca asumir el papel histórico de la clase obrera y de sus organizaciones políticas, sindicales y sociales.
El futuro está lleno de incertidumbres, pero debemos abordarlas desde las certezas comunes, el ánimo y las fortalezas que nos da el orgullo y la capacidad de ser parte de la clase obrera, de esa clase que está haciendo frente, en peores condiciones que hace 12 años, a esta pandemia.
El Partido Comunista de España trabajará, y hace un llamamiento al conjunto de la clase trabajadora, de mujeres y hombres, jóvenes y mayores, migrantes, y de sus organizaciones políticas, sindicales y sociales, para la reconstrucción de lo común, de un país que tiene que estar a la altura y al servicio de la clase que está asegurando nuestra vida y sosteniéndolo, frente al interés particular y al sector privado:
1.Recuperación de la soberanía económica e industrial, desde parámetros de reindustrialización verde y sostenible. Convertir en participación pública las ayudas entregadas de una u otra manera a las empresas privadas financieras, de servicios o industriales.
2.Fortalecimiento del sector público para que nadie se quede atrás en una crisis, lo que necesariamente pasa por utilizar mecanismos de nacionalización y remunicipalización.
3.Subordinación de toda la riqueza al interés general: nuevo modelo fiscal y tributario de redistribución efectiva de la riqueza.
4.Iniciativa pública en la actividad económica y en la atención de las necesidades globales.
5.Garantía de todos los derechos para todas: civiles y políticos ya garantizados en la constitución, y exigibilidad de garantía de los contenidos de derechos económicos y sociales. Universalidad e inescindibilidad de los derechos humanos.
6.Transformación y nueva organización social del sistema de cuidados, desde su reconocimiento como derecho, la necesidad de su redistribución y profesionalización, con el horizonte de un sistema nacional público de cuidados.
7.Otro modelo de relaciones entre los pueblos de Europa basado en la solidaridad al servicio de las capas populares y trabajadoras frente al actual modelo al servicio del capital y de las oligarquías nacionales de la Unión Europea que rechazamos.
Somos conscientes también de las dificultades, no nos llamamos a engaños. Los hechos hablan por sí solos y anuncian lo que ya sabíamos: el capital y las organizaciones políticas, sociales y mediáticas a su servicio, no se van a dejar sumisamente arrebatar sus privilegios y las herramientas que les han servido hasta ahora para conseguirlo. Tampoco van a renunciar al juego más sucio y ruin si es preciso, aunque para ello tengan que manipular, mentir, jugar con el miedo y las incertidumbres del pueblo. La derecha y la ultraderecha en este país han estado y están a su servicio y parece que no dudan en utilizar las peores artimañas. Estamos convencidos de que asistiremos a múltiples espectáculos, como la inasistencia de la CEOE al diálogo social en plena crisis, o la campaña criminal de noticias falsas de la que todas sabemos quién está detrás y quién la financia.
Somos conscientes de que las pequeñas y medianas empresas, autónomos (los de verdad y también los “falsos”), agricultoras, profesionales, limpiadoras, cuidadores, trabajadores de grandes empresas, secciones sindicales, hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños, son capaces de ponerse a producir respiradores, o de asegurarnos el alimento y la higiene, de proteger a los más vulnerables y de confinarse renunciando a los bienes más preciados individuales por el bien común. Esa es la clase obrera que, organizada y unida, es imparable. Tanto, que este año el 1º de mayo tendrá menos abrazos presenciales, no nos reunirá en lugares abiertos, pero será el mayor abrazo colectivo y la mayor construcción de espacio común de nuestra memoria reciente.
¡Viva la clase obrera!
Siempre luchando, creando poder popular, con solidaridad y unidad.
Acto del 1º de Mayo del PCE junto a UGT y CCOO: "La clase trabajadora frente al Covid-19"
El Acto se llevó a cabo ayer, jueves 30 de abril a partir de las 18:00 horas, bajo el título  "La clase trabajadora frente al Covid-19", con la participación de Enrique Santiago (Secretario General del PCE), Unai Sordo (Secretario General de CCOO), Pepe Álvarez (Secretario General de UGT) y Anabel Segado (Secretario de Movimiento Obrero del PCE)

Ya viene el Primero de Mayo y proclamamos: ¡nada es posible sin la clase trabajadora!

Este 1º de Mayo, y más aún bajo las circunstancias excepcionales que estamos atravesando, el Partido Comunista de España muestra su absoluto reconocimiento al papel de nuestra clase, la de las trabajadoras y trabajadores, que han evidenciado una realidad incontestable: son quienes mantienen en pie este país, esta sociedad, con los mejores valores colectivos.
Eterno agradecimiento al personal sanitario, que combaten a diario la enfermedad frente a frente, desprovistos en muchas ocasiones del material necesario para su protección básica. Y, por si ello no fuera suficiente carga, enfrentándose a unas condiciones de precariedad laboral severas; en muchas ocasiones viéndose obligados a aumentar sus horarios de trabajo, enfrentándose a jornadas que parecen interminables. Así mismo, nuestra solidaridad y compromiso con todo el personal que se está incorporando al sistema de salud, y que llevan sufriendo la falta de un puesto fijo y de condiciones laborales dignas, con el constante ataque y recortes sufridos desde la crisis del 2008, y que tanto estamos pagando como sociedad. Por ello, seguimos haciendo un llamamiento a revertir los recortes y afianzar un modelo sanitario público, universal y de calidad, empezando por el cuidado real a nuestros profesionales, y adoptando las medidas necesarias para capacitarlo en las respuestas que la presente crisis ha evidenciado imprescindibles para el futuro.
Igualmente, el PCE agradece y se enorgullece del esfuerzo de todos los trabajadores que mantienen a flote los servicios esenciales, de nuevo en condiciones en muchos de esos sectores, golpeados por los mayores grados de precariedad y brechas de género, y con ínfimas condiciones de seguridad, que se vienen arrastrando desde hace muchos años y agravadas aún más hoy. Cajeros, repartidores, transportistas, operarios de las industrias alimentaria y sanitaria, jornaleros, personal de farmacias, servicios sociales, limpiadoras, cuidadoras… A todos aquellos que, en los momentos más graves del brote, se han mantenido en su puesto para conseguir que el resto del país pudiese resistir viendo minimizados los efectos del parón. A vosotros y al papel jugado por esas trabajadoras que han asumido el compromiso del trabajo voluntario y solidario en asociaciones vecinales, en protección civil y en todas las iniciativas de ayuda mutua que han ido surgiendo a lo largo de estos días para intentar disminuir los riesgos de los grupos más vulnerables y defender la vida sin dejarse a nadie atrás.
No podemos olvidarnos hoy de quienes han sido utilizados por la patronal para eludir su responsabilidad de colaborar en el mantenimiento de la situación, haciendo gala de una insolidaridad y falta de compromiso social incompatible con el ejemplo de la clase obrera. Hablamos de los que han sido despedidos injustamente, de los trabajadores sin contrato que han perdido su empleo sin derecho a ninguna prestación, de los que se han visto sometidos a un ERE o a un ERTE sin que este fuese necesario, de los que tuvieron que acudir a trabajar pese a poder activarse el teletrabajo, de los que mantienen su jornada habitual pese a no ser esencial. Todas aquellas que han visto empeoradas aún más sus condiciones laborales o que están padeciendo fraudes como estar adscritos a un ERTE y seguir trabajando. Pero hablamos también de los sin derechos, de la economía sumergida, de la situación de miles de mujeres y migrantes. Este Primero de Mayo debe ser un día de reflexión para toda la sociedad, para no renunciar a la lucha por conseguir de una vez por todas un sistema que priorice la vida digna de la gente que nos sostiene a todas, y no el máximo beneficio económico, en demasiadas ocasiones ocultado a los impuestos con los que se sostiene lo público o directamente enviado a paraísos fiscales.
Además, queremos reconocer el papel jugado estos días por los trabajos invisibilizados. Si hay algo que se vuelve importante en medio de una pandemia mundial es el mundo de los cuidados. Luchemos hoy por reconocer la función de aquellos que se ocupan de los más vulnerables y que no ven reconocida socialmente su labor como un trabajo digno y con derechos. Como comunistas nos vemos obligados a librar esta batalla contra el mercado, que sea el valor social y no los beneficios económicos el que determine que es una ocupación y que es esencial.
Y, por último, agradecer el papel jugado por nuestra clase en general. Por su aplauso sanitario, por su saber estar, por su apoyo a los empleados del sector público, por su solidaridad con sus vecinos y por cualquier muestra de unidad y solidaridad demostrada desde el decreto del estado de alarma. Somos nosotras, unidas, quienes hacemos frente al virus. Somos nosotros, unidos, quienes construiremos un mejor mañana.

Ya viene el Primero de Mayo y recordamos: luchando, ¡sí se puede!


Durante los últimos años, la clase trabajadora ha seguido sufriendo las consecuencias de la crisis económica que desde 2008 azota con fuerza hasta nuestros días, y que los anteriores gobiernos del PP quisieron paliar con un recorte de las condiciones de vida de la inmensa mayoría, para salir al rescate de los bancos y de los beneficios de los grandes poderes económicos.
Abaratamiento y facilidades para los despidos, flexibilización de las jornadas laborales, bajada de salarios, destrucción de la Negociación Colectiva, temporalidad en la contratación, son algunas de las medidas que abocaron al empobrecimiento de la clase trabajadora, abriendo una nueva brecha en nuestra clase, que aún con trabajo engrosa las cifras de pobreza y de riesgo de exclusión social, por no poder hacer frente a su día a día.
Por todo ello la clase trabajadora ha salido a la calle durante esta década a reivindicar sus derechos, con más contundencia. Son multitud los diferentes y diversos conflictos Labores que ha habido en este país, y sin distinciones tanto en el Sector Público, con las luchas de las distintas Mareas en defensa de los servicios público, por la Sanidad, la Educación Pública y las pensiones, y en el Sector Privado. Sonados han sido los conflictos laborales de las y los compañeros de Coca Cola, Ryanair, Alcoa, Amazon, las “Kelly” pero también han sido y siguen siendo muchos otros conflictos en Pymes y Micro Pymes en los que la clase trabajadora ha vuelto a demostrar que no nos vamos a quedar de brazos cruzados sin pelear por un TRABAJO DIGNO para una VIDA DIGNA.
Conflictos Laborales que han intentado también cercenar modificando el Código Penal, intentando acabar con el derecho de Manifestación o de Huelga, enviando a las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado a machacar a quienes en las calles reivindicamos derechos y a las organizaciones de clase, desde sanciones económicas hasta cárcel, porque no solo nos quieren CALLADAS sino también DOCILES y solas ante la cotidiana injusticia.
Esta crisis ha azotado con más fuerza a mujeres, jóvenes y migrantes, sin olvidarnos de trabajadores, con una edad superior a 45 años y que se han visto abocados a largos periodos de inactividad, expulsados a un futuro de pensiones recortadas e insuficientes para una vida digna, como ya ocurre con muchas de nuestras mayores pensionistas.
El sector más castigado ha sido el sector de los cuidados, que hoy con la crisis sanitaria del COVID-19, se ha reivindicado como el sector más fundamental. Aquellas y aquellos que hoy en día llamamos “heroínas o héroes”, porque en una lección de profesionalidad, siguen acudiendo a sus centros de trabajo y en muchos casos jugándose su integridad física y en condiciones de precariedad laboral, fruto de recortes y reformas laborales que despreciaban a quienes ahora se demuestran indispensables.
Desde la organizaciones sindicales más representativas, y en especial desde CCOO, ha habido una respuesta cada vez más fortalecida y organizada ante las consecuencias de la crisis anterior, que se ha visto multiplicada ante esta crisis, poniendo en evidencia la importancia de la organización y la unidad de la clase obrera ante el conflicto capital - trabajo y que está siendo herramienta de toda la sociedad, aun viéndose mermada la afiliación, en muchos casos también por la falta de recursos económicos. Medidas como el incremento del SMI en más de un 30% desde 2016, han llevado a la lenta pero paulatina recuperación de ingresos de la clase trabajadora, que aún sigue necesitando la derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012 para recuperar todos los derechos arrebatados y que tanto costó conseguir en el pasado, e iniciar el necesario camino de conquistar nuevos derechos y marcos de relaciones laborales que protejan y construyan vida digna para quienes precisamente, se demuestran esenciales en el sostenimiento de nuestra sociedad.
Y llegados a 2018, se produjo por primera vez una moción de censura al Gobierno del PP, con el que se pretendía dar un giro político a la situación. Moción promovida por Unidas Podemos y que con el apoyo mayoritario del Congreso, alzo al PSOE a un gobierno en funciones con programa político pactado con Unidas Podemos, que apenas pudo llevarse a cabo, y que nos abocó a dos nuevos procesos electorales en el año 2019, esta vez sí, con un acuerdo programático a principios de 2020 para un Gobierno de Coalición Progresista, en el que el PCE está presente, con dos carteras ministeriales fundamentales para la clase trabajadora, como son Trabajo y Consumo.
El año 2020 se presentaba ya con el anuncio de una recesión económica a nivel mundial y que para el Estado Español, según algunos expertos, no iba a condicionar la recuperación económica. Nunca lo sabremos, porque se cruzó una crisis mundial sanitaria, que nos está obligando a toda la sociedad, desde el Gobierno al último trabajador, a abordar el camino iniciado en los primeros días de Gobierno, junto a los agentes sociales, como la subida del SMI a 950 euros o la derogación del artículo 52.d que permitía el despido justificado por enfermedad, desde otra perspectiva y con otras urgencias, para que nadie se quede atrás, y construyamos colectivamente el mejor punto de partida para la reconstrucción de un país, de un nuevo país, en el que la clase trabajadora tiene que ser protagonista y activista, porque la lucha forja, porque lo colectivo importa, porque la solidaridad y la unidad son nuestras grandes herramientas, la historia lo ha demostrado.
Acto "La clase trabajadora frente al Covid-19" 
El jueves 20 de abril a las 18:00h (17:00h en Canarias), sigue aquí en directo el acto "La clase trabajadora frente al Covid-19", con Enrique Santiago (Secretario General del PCE), Unai Sordo (Secretario General de CCOO), Pepe Álvarez (Secretario General de UGT) y Anabel Segado (Secretario de Movimiento Obrero del PCE)