Toni Valero
Coordinador
de Izquierda Unida en Andalucía y miembro del CC del PCA
En los
últimos días el presidente del gobierno andaluz, Sr. Moreno Bonilla, ha
ofrecido a los grupos políticos una "alianza por Andalucía" emulando
los pactos por la reconstrucción de España. Podría ser un brindis al sol, una
iniciativa más de política ficción manufacturada entre los asesores de
comunicación. No obstante, la realidad andaluza es (y va a ser) tan dura para
la mayoría social que exige tomarse en serio cualquier oportunidad, por etérea
que pueda parecer, para paliar el drama social. En el proceso se retratará cada
uno y se verá quiénes buscan acuerdos para las mayorías y quiénes se sirven de
la retórica del pacto para hacerse un perfil electoral. Por nuestra parte,
desde el inicio del estado de alarma, hemos contribuido con propuestas a todas
las llamadas recibidas desde el gobierno andaluz. Con lealtad ante la crisis sanitaria
hemos hecho crítica responsable y, sobre todo, aportado medidas. No cambiaremos
esa actitud porque es la que merece la ciudadanía andaluza por parte de sus
representantes públicos.
Una
radiografía rápida de Andalucía exhibe cifras a tener en cuenta. Nuestra
economía descansa excesivamente sobre el sector servicios y, particularmente,
sobre el turismo, el cual supone un 13% del PIB. Las tasas de precariedad son
de las más altas de Europa, la tasa de abandono escolar temprano es del 21.6% y
el paro ronda el 21%. Expertos e instituciones financieras pronostican que a
finales del 2020 se alcanzarán los 1.3 millones de parados (aumentando del 21%
al 29%) y una caída del PIB andaluz de entre el 10 y el 15%. El impacto en
nuestra Comunidad, en la que ya hay una de cada tres personas en riesgo de
exclusión social, es aterrador. Es un
panorama evocador de la crisis económica y social sufrida tras la quiebra de
Lehman Brothers en 2008. En aquella crisis se dejó a la mayoría social en la
cuneta a golpe de políticas austericidas. El "error" fue tan garrafal
y evidente que hasta el FMI reconoció en su informe de 2013 ("Errores en
el Pronóstico de Crecimiento y Multiplicadores Fiscales") lo pernicioso
para el crecimiento económico de la intensidad de los recortes aplicados al
gasto público. A los ricos los hicieron más ricos a costa del empobrecimiento
de la mayoría social.
Abordar un
compromiso por Andalucía, para su reconstrucción económica y social, debe
evitar cometer los errores de la crisis pasada. Y también debe contemplar lo
evidenciado en la presente crisis: necesitamos un Estado protector, con un
sistema de cuidados fuerte con perspectiva de género, y un modelo productivo
con mayor peso del sector secundario.
Políticas
económicas expansivas que demandan más ingresos para más inversión y gasto
social, inviables con unos ingresos raquíticos si se mantienen los privilegios
fiscales de las grandes fortunas. Una financiación determinada por el
endeudamiento al que tiene que recurrir el país, por eso el debate sobre los
condicionantes de los fondos de recuperación europeos es crucial para nuestra
tierra.
Un
compromiso por Andalucía efectivo debe conciliar acuerdos más allá de las
fuerzas políticas del arco parlamentario. Es imprescindible el concurso de los
agentes sociales y, particularmente, la impronta social de las fuerzas
sindicales, así como la perspectiva del municipalismo desde las entidades
locales andaluzas.
Un
compromiso por Andalucía con visos de dar seguridad económica y vital a nuestro
pueblo tiene que poner cimientos fuertes. Quedarse solo en políticas paliativas
sin abordar cuestiones estructurales es caminar con pies de barro hasta la
próxima tormenta. En este sentido, sumaremos fuerzas para un compromiso por
Andalucía con los siguientes objetivos:
1.El
blindaje de los servicios públicos. La materialización de los derechos sociales
depende de la calidad y extensión de los servicios públicos. Toca
fortalecerlos, terminar con la precariedad laboral en la administración y hacer
una revisión profunda de la gestión de los sistemas de cuidados.
2.Diversificar
la economía y fomentar el empleo de calidad. Dar pasos hacia un nuevo modelo
productivo apostando por una reindustrialización verde (especialmente en las
comarcas de la Andalucía vaciada), defendiendo el sector agro ganadero y con
políticas de apoyo al tejido de pequeñas y medianas empresas.
3.Proteger a
los más vulnerables y apoyar a las familias. Evitar la exclusión social en la
actual crisis económica obliga a un enorme empeño en el que la Junta de
Andalucía no puede escatimar un céntimo. Igualmente, las familias, en toda su
diversidad, deben recibir una atención preferencial en forma de ayudas que,
además de garantizar una mayor cohesión social, sirven para incentivar el gasto
y dinamizar la economía.
4.Dar
protagonismo a los ayuntamientos en la reconstrucción económica y social. Para
que las políticas públicas sean más efectivas es fundamental implicar a los
ayuntamientos. Es la administración que está en la primera línea ante la emergencia
social y juega un papel primordial en la dinamización de las economías locales.
Desde el
deber con nuestra tierra se aportan estas líneas maestras para la
reconstrucción económica y social. Con ánimo de construir consensos que lleven
a acuerdos provechosos para la mayoría social porque nuestro pueblo merece
todos los esfuerzos de sus representantes públicos. Tenemos que estar a la
altura de la actual crisis y pelear hasta el final para que no se quede nadie
atrás. Quiero pensar que el ofrecimiento del presidente, Moreno Bonilla, guarda
voluntad sincera por el consenso y el acuerdo. Qué duda cabe que dicha voluntad
sería fehaciente si retirara el decretazo que nos retrotrae a la cultura del
pelotazo urbanístico. No se puede sorber y soplar al mismo tiempo.
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