Acabamos de finalizar el XII Congreso el cual estaba impregnado de
muchas expectativas sobre el destino de nuestro Partido. Parece, a veces, que
nuestra inmensa historia ha sido capaz de ser fortaleza y debilidad, como todo
proceso dialéctico.
Os remito esta carta para apuntar algunas de las cuestiones más
importantes que, a mi juicio, nos hemos propuesto en este Congreso:
En primer lugar me gustaría situar el trabajo de nuestra militancia en
el conflicto social y laboral. Hemos dicho que es importante organizar a
nuestros mejores cuadros en los espacios concretos de luchas como forma de
construir tejido social. Y ahí los comunistas entendemos que nuestra estrategia
pasa – fundamentalmente – por construir la unidad de todas esas fuerzas en
conflicto. No se puede derrotar al actual poder sin organizar un contrapoder.
En segundo lugar, el nuevo PCA que emana de este Congreso ha decidido
hacer de nuestro proyecto estratégico – Izquierda Unida – algo más amplio. IU
significa para los comunistas un gran proyecto emanado de la movilización
social que fuimos capaces de construir con mucha más gente. Pero hacemos
autocrítica: Hemos convertido IU en un partido político, un error que hemos
pagado duramente muchos años.
No decimos nada nuevo cuando planteamos que queremos una IU más
abierta y ágil, una IU capaz de ser herramienta útil a nuevos actores nacidos
al calor del 15M y la actual crisis económica. Ese paso fue además aprobado por
la XI Asamblea de Izquierda Unida hace ahora un año.
Desde el PCA hemos debatido mucho y queremos situarnos en la creación
de un nuevo sujeto político andaluz, pero me parece oportuno – ante tanto
oportunista -, aclarar que queremos hacerlo con toda IU, sin imposiciones de
nadie, con todo el patrimonio acumulado de experiencia en los últimos 30 años:
con el consenso y la inteligencia colectiva como principal arma.
En tercer lugar, las y los comunistas nos hemos conjurado para dar una
batalla fundamental en Andalucía y en España: la batalla de las ideas. Es
importante afrontar esta tarea sin complejos y hacerlo conscientes de dónde
venimos: de una pérdida absoluta de la identidad de clase; de una guerra
identitaria y cultural generada en los 80 mientras se desmantelaba nuestra
industria.
Nuestra historia está compuesta de secuencias encadenadas, como
departamentos de un mueble infinito: El olor a obrero, la conquista
republicana, una mujer que se levanta y pelea, una larga noche en la
clandestinidad, un partido en el exterior, el de interior y el de entre rejas.
El clavel de Dolores, el tupé de Pepe Díaz, la sombra de Billy el
Niño. Atocha, un verso viudo en el Puerto de Santa María, el hambre de
rencuentro con nuestros desaparecidos, un 4D que nos levanta de la cama. Una
Córdoba que brilla, una fiesta de colas infinitas, una campaña, una diputada
que traga saliva, un parlamentario que cierra el puño, un infinito camino desde
Málaga a Almería. Una desbandada que se queda sin horizonte. Un trabajador que
fallece, un estudiante que habla, un activista saludando a Palestina, otro a
Cuba, Venezuela, Sahara o Siria.
Podría seguir encadenando espacios comunes de esos que cuando los
pensamos nos mantienen vivos. Espacios que nos dicen de qué estamos hechos,
como han sido nuestros andares. Son secuencias infinitas donde la experiencia
de cómo lo hemos vivido individualmente se unen a lo que hemos vivido
colectivamente. Todo a través de un mismo objetivo: construir el socialismo.
De la misma forma que reconocemos nuestro pasado en un sinfín de
escenas comunes que nos hacen construir una identidad, debemos tener altura de
miras para afrontar la unidad en el futuro. Una organización comunista que no
responda al criterio de unidad ni es comunista, ni es revolucionaria.
Estamos celebrando en estos días el centenario de la Revolución Rusa,
una revolución que quedó por escrito hace cien años. Desde entonces muchas
cosas han cambiado en el mundo y otras se mantienen igual.
Imaginad que un sastre le hace un traje a medida a un niño, este con
los años va creciendo, y por lo tanto, ya no se lo puede poner. No podemos
echarle la culpa al sastre porque el traje le quede pequeño. Tendríamos que
buscar un nuevo traje con las medidas actuales.
Marx, Lenin… supieron dar respuestas a la lucha de clases en sus
tiempos, hicieron los trajes con las “medidas” de aquella época.
Con la caída del muro de Berlín, cayeron algunas respuestas, pero
siguen en pie las mismas preguntas contra la injusticia: ¿Por dónde empezar?
¿Qué hacer? Nosotras y nosotros tenemos que inventar las nuevas respuestas.
Os agradezco todo el trabajo realizado en estos meses de cara a la
celebración de nuestro XII Congreso y todo vuestro apoyo para afrontar el
futuro.
Os invito a ilusionarnos juntas y juntos, a trabajar colectivamente
por la construcción de un partido grande que consiga dignificar la vida de
nuestra clase.
Salud y República.
¡Viva Andalucía libre!
“Las diferencias deben de ser
manejadas con profundidad dialéctica, con altura dialéctica para que produzcan
síntesis dialécticas”. (Hugo Chávez)
Un saludo.
Ernesto Alba. Secretario
General del PCA.
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