Hoy es martes 11 de julio, salimos temprano desde Saida-Sidón hacia
Trípoli. La distancia no es mucha, 125 Km, pero hay que atravesar Beirut con
atascos y retenciones de tráfico permanentes. Trípoli, ciudad histórica también
de la antigua Fenicia, es la segunda ciudad de Líbano, tiene medio millón de
habitantes y está a 30 Km de la frontera de Siria. Como todas las ciudades
milenarias del Mediterráneo es un crisol de culturas, aunque de todos los
imperios que la ocuparon, destacan nuestros particulares “hooligans”, los
caballeros cruzados que cuando consiguieron conquistar la ciudad en 1.109,
quemaron su famosa biblioteca (la Casa de las Ciencias) con todos los libros
dentro. En Trípoli existen dos campos de refugiados, el de Baddawi que es el
primero que visitamos y el de Nahr al-Bared que está al norte de la ciudad a
sólo 15 km de la frontera de Siria.
Baddawi, es un campamento construido en 1953, (por lo tanto es de mi
edad) tiene un kilómetro cuadrado de
extensión; lo de 1 Km se repite en todos los campos, porque estos fueron
comprados por la UNRWA, Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados de
Palestina y cuando tienen más extensión es porque el propio campo ha comprado
más tierra alrededor, aunque la UNRWA solo se responsabiliza del servicio a los
campos que ellos instalaron; lo habitaban 20.000 personas que se han convertido
en 45.000, después de la destrucción parcial del campo de Nahr al-Bared y del
éxodo sirio.
Nos reciben los compañeros del FPLP en su sede dentro del campo y nos
explican su funcionamiento y sus problemas que son similares a los que hemos
visto en otros campos. Aquí la forma de hablar del hacinamiento, es diciendo
que las casas tienen mucha humedad porque nunca ven el sol. Como en otros
campos, el Comité Popular de asuntos sociales y el Comité Militar de seguridad
están compuestos por todos los partidos palestinos, aunque en este caso nos
dicen que no hay partidos salafistas (DAESH, AL-NUSRA, AL-QAEDA…) y que los
partidos religiosos existentes son Hamas y Jihad Islámica.
Están más preocupados por el tema de la droga y la despolitización de
la juventud. Preguntamos si la droga es del tipo de coca o heroína y se ríen
porque esos son drogas de ricos. Lo que circula es el Captagón, una droga que
se está fabricando masivamente en Siria y Líbano desde que empezó la guerra y
que utilizan DAESH, al- Nusra y otros grupos salafistas para entrar en combate,
ya que se trata de una anfetamina que produce euforia e inhibe el miedo y el
cansancio. Su consumo está disparado y se exporta también masivamente a Arabia
y otros países del golfo, porque se le atribuyen propiedades afrodisiacas. Con
respecto a la despolitización de los jóvenes nos cuentan que han estado
preguntado a los jóvenes entre 18 y 25 años, que personaje, de cualquier ámbito
en el mundo, encarnaría su ideal de líderes sociales; las respuestas han sido
muy variadas, pero lo habitual ha sido referenciarse en personajes famosos del
deporte o artistas, tipo Cristiano Ronaldo, y en algún caso se ha citado al
Jeque Nasralá, líder de Hizbulá, pero en ningún caso se ha mencionado a
dirigentes palestinos.
Nos llevan a visitar la Clínica del Frente y una sede cultural.
Necesitan medicinas y material para la clínica dental; tienen también una
escuela preescolar porque la UNRWA solo escolariza niñ@s a partir de 6 años.
Además, en esas escuelas que llegan hasta el nivel preuniversitario, no se
enseña historia de Palestina, ni nada que se le parezca, porque la ONU, quiere
ser “imparcial”. Como contrapunto nos enseñan los murales pintados en los muros
exteriores de la escuela primaria donde aparecen los hechos históricos del
éxodo del pueblo palestino. Visitamos en el campo, la casa de un antiguo
compañero de Adel, nuestro guía, para saludarlo; después de recordar viejos
tiempos de la lucha armada contra Israel en el periodo de la ocupación, y antes
de marcharnos, nos enseña la azotea de su casa donde tiene un auténtico huerto
urbano instalado en una serie de cajones y bañeras viejas. Os paso la foto.
Seguimos nuestro viaje hasta el campo de Nahr al-Bared; Actualmente en
el campo viven unas 30.000 personas y 10.000 están fuera, ya que el campo fue
en gran parte destruido en 2007 en un enfrentamiento militar entre la milicia
salafista de Fatah al-Islam y el ejército libanés. El conflicto comenzó el 20
de mayo y cesó el 7 de septiembre; más de 300 edificios fueron destruidos, 155
soldados del Ejército libanés, cerca de 300 salafistas y 42 civiles palestinos
murieron en los combates. Fatah al Islam es una organización palestina cercana
a al-Qaeda, pero nuestros amigos palestinos dicen que la mayoría de los militantes
no eran palestinos sino de otros países árabes; medios de información libaneses
señalaron que había gran número de saudíes entre los militantes. El grueso de
los palestinos que vivían en el campo han vuelto, aunque todavía queda un 25%
por reconstruir. En las fotos que adjuntamos vemos una parte del campo
destruido y otra reconstruida tal y como está ahora.
Después de visitar instalaciones tenemos una reunión con trabajadores
del sindicato (la UGT palestina que confedera a todos los gremios y todas las
tendencias sindicales) y con representantes de la Asociación de Mujeres. Las
mujeres con las que hablamos eluden pronunciarse sobre diferencias de género o
desigualdad de la mujer; se reconocen en los problemas colectivos de ínfimas
condiciones de vida, pobreza, paro, falta de atención médica y en la conciencia
nacional de pueblo expulsado y sojuzgado que lucha por su libertad y su
soberanía, pero no en su desigualdad frente a los hombres. Aludiendo a que las
tareas domésticas recaen sobre las espaldas de ella, vienen a decirnos lo de
“pobrecitos, si en la casa no sirven para nada”.
Acabamos el día en el campo, asistiendo a una pedida de mano del
sobrino de un compañero del Frente que nos invita acuciadamente. En esta
ceremonia se da a conocer oficialmente que una pareja son novios y que, en un
futuro, que dependerá del tiempo que tarden en conseguir un hogar y preparar
una boda en condiciones, celebrarán el casamiento. Yo esperaba la asistencia de
los familiares y amigos de los novios, pero en el sitio del acto nos
encontramos con unos cuatrocientos hombres aproximadamente, que son parientes
del novio o de la novia, pero en esta ceremonia solo participan ellos. Las
mujeres por su parte harán otra ceremonia posterior donde no habrá hombres.
Entramos en un gran local, haciendo cola, porque en la puerta están en fila,
los familiares hombres más cercanos a los que hay que darles la mano al entrar
o besarlos según la confianza. Dentro, con todo el mundo sentado, la ceremonia
consiste en que sentados en la mesa presidencial el padre de la novia, el del
novio, el novio, y un cheij o jefe religioso da un discurso y después los dos
padres firman un contrato por el cual se reconoce el compromiso de sus hij@s. A
la salida, después de que nos ofrezcan un dulce con refresco o café, armamos
otra vez la cola para felicitar a los hombres familiares directos. Una hora
después, las mujeres irán al mismo sitio a celebrar el acuerdo y la novia
recibirá regalos, normalmente joyas. El panorama me resultó desolador, los
hombres pactan el intercambio de mujeres y estas a posteriori, celebran el
trato. Teóricamente se trata de una ceremonia tradicional, pero ya fija, aunque
sea sub-conscientemente en el imaginario social la desigualdad y la dependencia
de la mujer.
Después de la ceremonia, volvemos a Saida-Sidón. Miércoles y jueves
los utilizaremos principalmente para hacer una ronde de reuniones con partidos
y organizaciones de la izquierda libanesa.
Saludos fraternales.
Manolo García
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