Fernando Cubillo
Secretario
General CCOO Málaga
Por primera
vez, desde la llegada de la democracia, reivindicamos nuestros derechos sin
salir a las calles. El estado de alarma no nos va a impedir poner de relieve la
situación de cientos de miles de personas trabajadoras malagueñas que están
sufriendo, ocho años después de la última crisis, la mayor incertidumbre en sus
vidas, y no sólo laboral.
En este
primero de mayo debemos reconocer en primer lugar a quienes han fallecido por
culpa de la pandemia, a estas personas consideradas esenciales, sus compañeras
y compañeros. Ningún salario podrá compensar el riesgo que sufren a diario por
contagio, jugándose la vida, y ningún beneficio empresarial es más importante
que sus vidas. Es el valor insustituible del trabajo de las personas malagueñas
lo que nos pueden sacar de esta crisis, en especial el de quienes han estado en
primera fila en todo momento. Trabajos pocos cualificados en muchos casos, y
que hace unos meses no eran ni merecedores del SMI.
El primero
de mayo, la sociedad debe reconocer el valor imprescindible del trabajo de
quienes llevan adelante los servicios públicos, garantizando que los derechos
sociales reconocidos en nuestra constitución española, llegan a todas las
personas sin exclusión por raza, sexo, nacionalidad, religión,… Gracias a su trabajo
y compromiso, la sociedad hoy mantiene unos niveles de bienestar y derechos que
la iniciativa privada no es capaz de garantizar de manera universal.
Nuestros
mayores merecen no sólo nuestro respeto, también nuestro esfuerzo económico,
garantizándoles unas condiciones de vida dignas, en sus domicilios o en las
residencias. Esta pandemia ha puesto al descubierto las carencias de nuestro
sistema de dependencia, del modelo asistencial y las necesidades que debemos
cubrir a quienes han luchado toda su vida por y para nosotros.
Tenemos que
alertar a las instituciones malagueñas de que el modelo de desarrollo y
crecimiento de nuestra provincia basado en el beneficio rápido a corto plazo,
en inversiones especulativas con el turismo como base de extracción de rentas,
ha entrado en una crisis profunda. No se trata de reactivar la economía tal y
como se venía haciendo hasta ahora. Esta pandemia nos va a obligar a reinventar
el turismo con otros parámetros, otro modelo, donde resulte más importante el
mantenimiento del tejido empresarial y la sostenibilidad, que el beneficio a
corto plazo, y en las circunstancias actuales necesitamos mantener el empleo
soportado con demanda interna y garantizando la prevención de la salud.
Regresar al
modelo empresarial amparado en los abusos de la contratación parcial o
temporal, utilizando a la población joven y femenina como mano de obra de bajo
coste, nos lleva a un débil y efímero crecimiento vulnerable ante cualquier
crisis ya sea económica o sanitaria. Por eso Málaga ocupa hoy el segundo puesto
nacional en caída de afiliación a la seguridad social, los primeros puestos en
crecimiento del desempleo, primer puesto en expedientes de regulación temporal
de empleo con más de 25 mil, afectando a más de 124 mil personas, porque tenemos
una estructura empresarial que no ve más allá del verano y de la semana santa.
La facilidad
que tienen las empresas para despedir y ajustar plantillas, ha quedado
demostrada en este mes de marzo y abril. No se puede pedir más “flexibilidad
laboral” a la población trabajadora malagueña. Quienes así piensan sólo piensan
en sus bolsillos y no en el desarrollo económico y social de nuestra provincia.
Hoy se ha
puesto el contador a cero para muchas familias que inician la búsqueda de
empleo, y para otras que sufrirán con más dificultad esa carencia, por eso este
primero de mayo tenemos que reivindicar una protección social completa, un
ingreso mínimo vital y exigir un cambio en las políticas de formación
profesional, y que los fondos de formación vuelvan a cumplir su función
principal, la mejora de la cualificación profesional, que facilite abandonar el
desempleo a miles de personas malagueñas.
Esta
provincia necesita de otro modelo social y económico en el que la reactivación
de la economía no sirva sólo para frenar la pandemia, sino para generar un
desarrollo social donde la estabilidad y la seguridad jurídica empresarial sean
compatibles con la seguridad laboral en el empleo y con unas condiciones dignas
que faciliten ese consumo interno, desde donde hoy debemos arrancar la
economía.
Málaga tiene
que abandonar el peor ranking nacional que hoy ocupa, para liderar una
transformación urgente y profunda de sus actividades económicas, y eso sólo se
consigue con acuerdos en las empresas, con la implicación de todas las
administraciones públicas, con pactos provinciales para impulsar industria,
desarrollo rural, construcción, turismo, movilidad sostenible,… todos ellos
respetuosos con el medio ambiente, con fuerte carácter inclusivo de hombres y
mujeres, y con la participación de la representación sindical.
No hace
falta salir a la calle, para poner en valor el trabajo de las miles de personas
sindicalistas. Sin ellas, sin su compromiso, hoy como antes, no es posible un
nuevo modelo social y económico donde todos y todas nos veamos reflejadas.
Por eso
desde CCOO afirmamos hoy con rotundidad que otro modelo social y económico es
necesario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario