Yolanda Díaz - Ministra de Trabajo y
Economía Social
La crisis
social y sanitaria global, provocada por la pandemia de la COVID-19, ha mutado
el paisaje de nuestras vidas. También el de este 1 de mayo. Será un Primero de
Mayo sin gente en la calle, por primera vez, pero en el que la voz de las
personas trabajadoras estará más viva que nunca.
Apenas tres
meses han transcurrido desde que iniciamos nuestra trayectoria en el Ministerio
de Trabajo y Economía Social, aprobando el incremento del Salario Mínimo
Interprofesional, con el acuerdo de todos los interlocutores sociales, e
iniciando una importante dinámica de Diálogo Social. Casi al tiempo,
derogábamos el despido por bajas médicas justificadas, avanzando en la lucha
contra la discriminación. Por delante quedaba el reto de configurar una
normativa más sensible a las necesidades de las personas trabajadoras, más
cuidadosa con la gestión del tiempo de trabajo y con la corresponsabilidad, que
recuperara el valor de la negociación colectiva y los derechos laborales
perdidos. Todo ello teniendo en cuenta los retos a los que se enfrenta el
Estatuto de los Trabajadores, de 1980, que debe, necesariamente, dar paso a un
nuevo Estatuto de Trabajo del siglo XXI, que contemple una realidad diferente:
atravesada por la igualdad de género, consciente de la globalización y de la
descentralización, y con una clara vocación ecológica y de decidida acción
contra el cambio climático.
La pandemia
de la COVID-19 nos ha situado, de repente, en un nuevo escenario de emergencia
que, pese a ello, no debe dejar atrás los propósitos de solidaridad y
adaptabilidad con los que iniciamos este camino. Algo más. La necesidad de un
gran acuerdo político y social que presidirá, en el futuro, la razón de ser de
este Ministerio: la lucha contra la precariedad. Estamos convencidas de que la
precariedad y la temporalidad, que afecta especialmente a jóvenes y mujeres,
son la causa profunda de los daños en la estructura de nuestro mercado laboral
que ahora esta pandemia ha revelado en toda su crudeza.
En el último
mes y medio, desde este Ministerio, se ha articulado una normativa muy
diferente a la que planeábamos antes de la excepción, el confinamiento y el
estado de alarma, pero que mantiene intacto el compromiso con las personas
trabajadoras. Figuras que recrean nuestra legislación laboral y que, como los
ERTE, han dado respuestas rápidas y adaptadas a la inédita caída del empleo en
nuestro país. Hemos asegurado rentas y ampliado el rango y extensión de las
prestaciones por desempleo; hemos atendido a las necesidades del cuidado, con
el programa Me Cuida, centrado en la
flexibilidad horaria y la reducción de jornada; hemos tratado de integrar una
nueva visión del trabajo, en el que la adaptabilidad funciona en una doble
dirección, para satisfacer las necesidades de las empresas y de las personas
trabajadoras; y allí a donde no hemos podido llegar estableceremos un Ingreso
Mínimo Vital, que desmontará y cuestionará respuestas insolidarias de nuestro
pasado inmediato.
Más que
nunca, las personas y sus vidas deben ocupar la centralidad de nuestras
preocupaciones. Personas que cuidan de personas, como nuestras profesionales
sanitarias, o como las madres y padres que, mientras trabajaban a distancia, se
han encargado de que sus hijas e hijos hicieran las tareas escolares. La
defensa de lo público debe latir con fuerza en el corazón de nuestra
recuperación económica y social. Una recuperación que debe dejar atrás unas
relaciones laborales precarizadas, sobre las cuales resulta imposible cimentar
la salida que queremos.
Definitivamente,
este Primero de Mayo será diferente. La pandemia nos ha mostrado prioridades y
principios que parecen nuevos, aunque no lo sean. Son los mismos que tantas
personas trabajadoras han defendido, cada año, en esta jornada histórica, y son
los que este Ministerio ha convertido en la más sólida expresión de su acción
de gobierno. Las calles se volverán a llenar de gente, estoy convencida, y
nuestro corazón colectivo volverá a latir unánime en la defensa compartida del
trabajo decente. Trabajo decente para todas y para todos.
Yolanda Díaz es dirigente del PC de Galicia-PCE y de IU-EUG, así como diputada en
el Congreso por Galicia en Común por Pontevedr.
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