Mundo Obrero
El PCE ha
hecho un llamamiento para la movilización política, sindical y social en
defensa del gobierno de coalición como la única garantía de una recuperación
democrática. La movilización popular será decisiva para reconstruir lo común,
fortaleciendo el sector público y recuperando lo que nunca debió quedar fuera
del control del Estado.
Nunca se
habían visto en España medidas como las impulsadas por Unidas Podemos (UP) para la protección de la clase trabajadora
ante la crisis provocada por el coronavirus. Un escudo social que incluye el
ingreso mínimo vital.
La derecha
política, económica y mediática no soporta la presencia de UP en el gobierno y
pretende la desestabilización de la democracia con una tremenda campaña de
mentiras en la confrontación decisiva para definir un modelo de reconstrucción
económica y social que determine el futuro de España y de la mayoría
trabajadora. Sería catastrófico que esa campaña de desinformación y
desestabilización consiguiera romper el gobierno de coalición que es la única
garantía para una recuperación democrática.
En su
manifiesto para el 1 de Mayo, el PCE convocó a la movilización social para que
no sea otra vez la clase trabajadora la que pague, como en 2008, las
consecuencias de la crisis económica provocada ahora por la pandemia.
Las
trabajadoras y los trabajadores somos los que mantenemos en píe este país con
los mejores valores colectivos. Las criminales políticas de austeridad de 2008
debilitaron aún más el Estado de Bienestar, dejando servicios públicos
esenciales en manos privadas y limitando o destruyendo la capacidad de
negociación e intervención a través de las organizaciones sindicales.
No vamos a
renunciar a la lucha por conseguir un sistema político, económico y social que
priorice la vida digna de la gente y no el máximo beneficio, en demasiadas
ocasiones ocultado a los impuestos con los que se sostiene lo público o
directamente enviado a paraísos fiscales.
Los
golpeados de manera más dolorosa son las mujeres, la juventud y los migrantes.
Se han agudizado la desigualdad y la discriminación que soportan las mujeres en
su inserción en el mercado y en la responsabilidad de las tareas de cuidados.
La desigualdad de las mujeres tiene un carácter estructural pero además la
reaccionaria y neoliberal gestión de la crisis de 2008 frenó la reducción de la
brecha de género.
También hay
que proteger a las niñas y a los niños. El Ingreso Mínimo Vital va a ser un
escudo contra la pobreza infantil y resulta imprescindible por lo menos un
teléfono de servicio público para ayudar a los menores que padecen la violencia
familiar (más grave con el confinamiento) como el que ya atiende las denuncias
contra el machismo.
Ahora
resulta imprescindible la movilización social en torno al gobierno de coalición
en defensa de un proceso de reconstrucción sin desigualdades ni exclusiones
para que la recuperación económica sea democrática y ponga en el centro a la
gente, la vida y los cuidados, sin que vuelva a ser el rescate del poder
financiero.
Publicado en
el Nº 334 de la edición impresa de Mundo Obrero mayo 2020
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