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lunes, 11 de febrero de 2019

La Marcha de la Desbandá 2019, homenaje a las víctimas del río Guadalfeo. Crónica del camarada Manuel Morales “Teniente” de la 4ª jornada Almuñecar-Motril.

La cuarta jornada de la Marcha de la Desbandá se desarrolla desde Almuñecar hasta Motril, antes de salir, en el momento en que se explica los pormenores de la jornada, una compañera valenciana, de Xátiva, ha tomado la palabra y nos contado que ha venido a sumarse a la marcha de la Desbandá, porque quieren unir las actividades contra los crímenes del fascismo. El 12 de febrero de 1939, un grupo de 5 bombarderos Savoia-Marchetti S.M.79 del 27º grupo de la aviación legionaria italiana, procedentes de Palma de Mallorca, despegaron con destino a Xàtiva en la retaguardia Republicana. El día era claro y la visibilidad perfecta. Hacia las 11:30 de la mañana los bombarderos se acercaron a la estación ferroviaria, donde en ese momento había presentes en los andenes personal ferroviario, mujeres y niños, familiares y amigos; el tren acababa de llegar, en ese momento los aviones arrojaron su carga, unas 20 bombas de 250 Kg cayeron en la Estación y alrededores. No había baterías antiaéreas y el ataque cogió totalmente por sorpresa a los habitantes de Xàtiva, dando poco tiempo para que la población pudiera refugiarse. En poco tiempo, las explosiones de las bombas convirtieron todo en destrucción y desesperación, gritos, llantos y sangre, montones de cuerpos de seres humanos mutilados y sin vida, los cadáveres, la mayoría irreconocibles, quedaron en el suelo de la Estación.
Comenzamos la marcha y casi enseguida la columna desfila por delante de la gran estatua de Abderramán 1º, el príncipe Omeya que desembarcó en Almuñecar el año 756, siendo el artífice del Emirato independiente de Córdoba y uno de los culpables del esplendor cultural y científico de al-Andaluz, y según se cuenta el introductor de las palmeras en España; dentro de la miopía del franquismo y el integrismo católico de las dinastías españolas, está el de no reconocer que España fue durante bastantes siglos, de mayoría musulmana y de lengua árabe mayoritariamente. En vez de reconocer la aportación al mundo occidental y a la humanidad que significó al-Andaluz, y que por ejemplo está impresa en su influencia en la lengua española, lo consideramos como algo ajeno y extraño al concepto de España. Es como si rechazáramos la españolidad (como concepto de habitantes de un territorio determinado) de los íberos porque nunca hablaron castellano y mucho menos fueron cristianos.
La primera parada para la memoria histórica, ha sido al final del paseo marítimo de la playa Velilla de Almuñécar; subiendo un paseo muy empinado se llega a un parque donde hay una placa de recuerdo de las víctimas de la “Desbandá” y de la dictadura franquista, ya que era el lugar habitual donde las fuerzas fascistas fusilaban a la gente.
La marcha discurre pegada a la orilla del mar, hasta que en al final de la playa Curumbico, bajo la torre del Diablo. Iniciamos una enorme subida hasta la Nacional-340, donde nos encontramos con el recibimiento de un grupo de malagueñ@s que han llegado en autobús, también con un pequeño grupo de Podemos, entre los que se encontraba Juan Carlos Monedero, que ha hecho una breve alocución en uno de los descansos de la marcha destacando la diferencia entre quienes se manifestaban manifestando hoy en Madrid, queriendo tapar sus corruptelas detrás de la bandera de España y los que nos manifestábamos defendiendo la memoria de quienes murieron por la libertad.
Nuevamente, la entrada de la marcha en Salobreña ha sido muy emocionante. La marcha ha desplegado la pancarta de la Desbandá y ha entrado en el pueblo cantando el himno de Andalucía y el himno que nos hemos inventado (Paco Doblas) de la Carretera de Almería con música de Santa Bárbara, patrona de los mineros. En el pueblo además nos esperaba otra columna, de la gente de Motril, que han hecho también el recorrido para que nos encontráramos en Salobreña y juntas, más de 400 personas, fuéramos al homenaje en la desembocadura del rio Guadalfeo, ya en término municipal de Motril, donde tanta gente murió ahogada.
El 10 de febrero de 1937 llovía, la gente seguía huyendo desesperada de los aviones italianos y los bombardeos de los acorazados franquistas, cruzar el rio Guadalfeo era ya casi llegar a Motril, donde se creía que habría resistencia republicana frente al avance fascista; el rio que no llevaba mucha agua de pronto bajó con una tromba que ahogó a mucha gente y que después imposibilitó el paso de miles de personas, ya que el puente de hierro existente había sido volado para evitar el avance de los tanques italianos y se había construido una pasarela de madera, más arriba del cauce, a todas luces insuficiente para la gran marea humana que se avecinaba. En el recuerdo oral de muchas de las personas que consiguieron atravesar el rio se habla de que los fascistas bombardearon una presa que produjo la tromba de agua, pero en honor a la verdad, los historiadores han establecido que no existía tal presa y que el torrente de agua se produjo por la propia lluvia que produce grandes torrentes monte abajo, un fenómeno muy corriente en esta parte del Mediterráneo.
El acto junto a la desembocadura del Guadalfeo, ha contado con la intervención de autoridades locales y del coordinador de Izquierda Unida de Andalucía, Antonio Maillo, que ha insistido también en como nuestra lucha dignificaba al pueblo andaluz. Pero lo más emotivo del acto ha sido la intervención de Carmen, una mujer de 91 años sobreviviente de la Desbandá, que logró pasar el puente antes de que lo volaran y que ha contado algunos de sus recuerdos más dolorosos, entre ellos como estando ya en Motril, sus padres le mandaron a llenar un botijo de agua a la fuente; ella se negó porque estaba muy cansada, había perdido un zapato y tenía los pies muy doloridos; entonces un hermano mayor y otra más pequeña se ofrecieron para ir ellos. La aviación volvió a bombardear, era ya casi de noche y la gente huyo hacia todos lados. Los niños no aparecieron y al clarear el día los encontraron cerca de la fuente debajo de otros muchos cadáveres; todavía, posteriormente, tres niñas cayeron a una balsa de alpechín (líquido de desecho de la molienda de aceitunas) dos de las cuales fueron rescatadas con vida, no así la tercera, prima de Carmen que murió ahogada. Carmen, finalmente se instaló en Cataluña, donde vive ahora con su familia y desde donde ha venido para acompañar a la Desbandá en varios de los actos que hemos celebrado.
El cierre de la jornada ha sido con un concierto del cantaor comunista Juan Pinilla, artista extraordinario, ganador del Festival del Cante de las Minas, de gran voz y conocimiento extraordinario de la historia del cante y de todos sus palos, casi podríamos decir un catedrático del cante flamenco, pero que es un absoluto desconocido por el gran público gracias al boicot de las televisiones públicas y privadas debido a sus ideas sociales y su militancia comunista. Tan así es que entre los cantes con los que nos ha deleitado estaban “Andaluces de Jaén”, “Comandante Che Guevara” o “Pisaré las calles nuevamente” dedicada esta última a Salvador Allende.
Como conté ayer, varias nacionalidades participan en la marcha, olvidé decir que también hay un compañero de Canadá y otro de Portugal; y hoy me he despedido con un abrazo del francés Ives Almellones; el nació en Francia, pero sus abuelos, por parte materna y paterna hicieron la Desbandá; los paternos cruzaron el Guadalfeo, pero los maternos ante la dificultad de cruzar el rio y ante la propaganda de que quien no tuviera delitos de sangre no tenía nada que temer de las tropas fascistas decidieron volver a Málaga, donde su abuelo, como otros muchos que volvieron fue fusilado. Sin embargo, Ives, no conocía la historia de su familia, que como tantas otras prefirió sepultar el horror en el olvido. Quiso el destino que conociera a Isabel, una compañera que participó en las dos primeras marchas y con quien entabló una relación sentimental; ella le habló de la Desbandá, y ese contacto es el que ayudó a Ives a recuperar la historia de su familia; este año ha sustituido a Isabel en la marcha, ya que ella por motivos de trabajo no ha podido acudir.
Mañana, quinta etapa, Motril-Castell de Ferro, quizá la etapa más dura por los desniveles que hay que superar, pero también de las que contienen más recuerdos históricos.

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