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viernes, 15 de febrero de 2019

La Marcha de la Desbandá 2019, entre el mar de Alborán y el mar de plástico. Crónica del camarada Manuel Morales “Teniente” de la 8ª jornada de Adra-El Ejido

La presencia de los vestigios de la guerra está muy presente en el recorrido de la Desbandá, la policía ha desactivado hoy una bomba de las lanzadas por la aviación fascista, encontrada en la playa de Carchuna, el pasado día 11, justo el día que pasamos por esa playa camino de Castell de Ferro.
A la salida de Adra, ya hay un retranqueo de las montañas y se abre un llano inmenso hasta el mar, que actualmente forma un mar de plástico blanco de los cultivos bajo invernadero. Caminamos entre senderos estrechos que separan los plásticos del mar, algunas veces por la misma playa, y otras entre los caminos internos que dividen las parcelas de invernaderos. Es tan impactante la estructura y la dimensión de estos cultivos que está considerada como la estructura más visible desde el espacio.
Sobre las opiniones que tienen muchos agricultores de la zona sobre la Desbandá nos da una muestra, uno de los primeros con los que cruzamos palabra en la marcha, después de preguntarnos por lo que íbamos reivindicando, y cerciorándose que era el recuerdo de la Desbandá, soltó secamente “que esa gente huía porque eran unos criminales”. No todo es igual por supuesto, a la entrada de Balanegra, un pueblo costero, nos saludan amablemente varios vecinos y charlan un rato con nosotros, todos conocen el suceso, y aseveran que todas las personas de edad, han conocido o han oído hablar de la Desbandá y felicitan la iniciativa de repetir la marcha para que no caiga en el olvido. Nos explican además que Balanegra tiene municipio propio desde 2015.
El siguiente pueblo que atravesamos es Balerma, aquí un compañero de la Desbandá, que es de allí, cuenta que la playa que vemos era 300 metros más ancha y que la construcción del puerto de Adra, supuso la pérdida de aportación de arena de las mareas a su playa. Balerma tuvo mucha importancia como centro pesquero y de salazón, pero esta actividad prácticamente ha desaparecido, después de esquilmar los bancos de pesca, la pérdida de playa y la polarización del desarrollo a través de los invernaderos.
La marcha la acabamos en el Castillos de Guardias Viejas; al lado del Castillo hay un bunker de los 5 construidos en el litoral del Ejido; un compañero de Cultura nos explica que el bunker a pesar de su aspecto era muy endeble, ya que solo estaba construido con cemento y con nada de hierro; nunca llegaron a entrar en combate, ya que ni sus ametralladoras alcanzaban a acorazados como el Canarias, que frecuentemente pasaba por delante de ellos, en dirección a Almería para bombardear la ciudad y específicamente los depósitos de gasolina del puerto, ni los destructores los consideraban una amenaza.
En el Castillo de Guardias Viejas, saludo a un compañero de Málaga, incorporado hoy a la marcha, es Manuel del Villar; su padre, teniendo 16 años, hizo la Desbandá hacia Almería junto con su hermano y otra familia. Según cuentan, lo que les salvó la vida en su viaje a Almería, fue encontrarse a un burro, cargado de comida en la ribera del Guadalfeo. Es el mismo burro, que el abuelo de otro miembro de la Desbandá creía que le habían robado, cuando después de dejarlo en la orilla para intentar rescatar a su sobrina que había caído al agua, cuando consiguió rescatarla, y salieron del rio, nunca más encontraron. Hoy iban juntos el descendiente del dueño del burro y el descendiente de los que se llevaron al burro. El padre de Manuel del Villar se afincó en Almería, en la calle de las Cabras y allí se casó con una almeriense, de ese matrimonio nació Manuel y otro hermano y toda la familia acabó volviendo a Málaga, donde tenían más expectativas de ganarse la vida
En el Castillo de Guardias Viejas que también visitamos, tenemos un debate de interés sobre el cultivo de invernaderos. El monitor cultural, que es además de familia de agricultores, nos explica que se hicieron muchas barbaridades en los cultivos con productos químicos, pero que prácticamente toda la producción ya es ecológica, principalmente como única manera de competir con los productos de invernaderos que están proliferando en todo el Magreb; sus productos son más caros, un aparte muy importante exportada a Europa, pero también para el mercado interno, aunque las grandes superficies como Mercadona, prefieren comprar las verduras de invernadero en Marruecos, donde no existen garantías contra los productos químicos y donde los salarios son 15 veces inferiores a los de Almería.
En el Ejido nos alojan en el Instituto Santo Domingo. A pesar de ser considerado como un ayuntamiento muy de derechas, el Ayuntamiento, aunque no celebra nuestra llegada y nuestro paso por el ayuntamiento, sí que nos cede sitio para dormir y autorización para organizar conferencias en la Casa de la Cultura. Es una actitud diferente a la de municipios gobernados por el PP como el del Rincón de la Victoria que nos niega alojamiento, o al de Roquetas que además de negárnoslo también suele organizar actos “alternativos” a la Desbandá. En el Instituto, una vez que vamos colocando nuestros macutos, sacos de dormir, etc., una limpiadora, que está terminando de limpiar los aseos para nuestro uso, me pregunta que si puede hacerle una foto a mi bandera republicana. Se la brindo con mucho gusto y me explica que es para su padre que es comunista y que se emociona mucho. Evidentemente, por muy mala fama que tengan determinados sitios de ser de derechas, siempre hay una resistencia popular de izquierda, mas meritoria por cuanto más a contracorriente tienen que ir.
Por la tarde tenemos una Conferencia sobre la Desbandá en el Auditorio de la Casa de la Cultura del Ejido, la imparte Francisco Jesús Martín, un historiador, investigador y profesor de Roquetas, muy activo en la lucha de la Memoria Histórica. La conferencia la ameniza con un vídeo con testimonios gravados de 11 testigos de la Desbandá, tanto de personas que huyeron como de personas que vieron como el éxodo masivo llegaba a sus tierras; describen estas personas tanto el sufrimiento y el horror de la marcha y las otras como las recibieron y las ayudaron. Sobre todo, me ha llamado la atención el relato de como un cabrero estuvo todo un día ordeñando sus cabras para atender a los niñ@s huidos en Almería. El profesor ha escrito un libro llamado “Madre, anoche en las trincheras”, donde se reproducen 36 cartas escritas entre dos hermanos de Almería, soldados del ejército dela República en distintos frentes. Como el concluye, el rescate de la memoria y el paradero final, de miles de víctimas, no compete a sus familiares, sino a toda la sociedad y en primer lugar a los poderes públicos. La movilización de todas las Asociaciones Memorialistas e iniciativas como la Desbandá superarán los 80 años de olvido que han sufrido las víctimas del fascismo.
En el Instituto nos espera la cena que nos han preparado nuestros cocineros “estrellas Michelin de comida popular”; además de sus platos siempre distintos y siempre insuperables, nos acompañan con el corte de un jamón de pata negra, que uno de los miembros de la Desbandá que nos ha acompañado hasta ayer, Jorge, que nos lo ha regalado antes de marcharse.
Mañana salimos a realizar la 9ª jornada de marcha entre El Ejido y Roquetas.

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