La presencia de los
vestigios de la guerra está muy presente en el recorrido de la
Desbandá, la policía ha desactivado hoy una bomba de las lanzadas
por la aviación fascista, encontrada en la playa de Carchuna, el
pasado día 11, justo el día que pasamos por esa playa camino de
Castell de Ferro.
A la salida de Adra, ya
hay un retranqueo de las montañas y se abre un llano inmenso hasta
el mar, que actualmente forma un mar de plástico blanco de los
cultivos bajo invernadero. Caminamos entre senderos estrechos que
separan los plásticos del mar, algunas veces por la misma playa, y
otras entre los caminos internos que dividen las parcelas de
invernaderos. Es tan impactante la estructura y la dimensión de
estos cultivos que está considerada como la estructura más visible
desde el espacio.
Sobre las opiniones que
tienen muchos agricultores de la zona sobre la Desbandá nos da una
muestra, uno de los primeros con los que cruzamos palabra en la
marcha, después de preguntarnos por lo que íbamos reivindicando, y
cerciorándose que era el recuerdo de la Desbandá, soltó secamente
“que esa gente huía porque eran unos criminales”. No todo es
igual por supuesto, a la entrada de Balanegra, un pueblo costero, nos
saludan amablemente varios vecinos y charlan un rato con nosotros,
todos conocen el suceso, y aseveran que todas las personas de edad,
han conocido o han oído hablar de la Desbandá y felicitan la
iniciativa de repetir la marcha para que no caiga en el olvido. Nos
explican además que Balanegra tiene municipio propio desde 2015.
El siguiente pueblo que
atravesamos es Balerma, aquí un compañero de la Desbandá, que es
de allí, cuenta que la playa que vemos era 300 metros más ancha y
que la construcción del puerto de Adra, supuso la pérdida de
aportación de arena de las mareas a su playa. Balerma tuvo mucha
importancia como centro pesquero y de salazón, pero esta actividad
prácticamente ha desaparecido, después de esquilmar los bancos de
pesca, la pérdida de playa y la polarización del desarrollo a
través de los invernaderos.
La marcha la acabamos en
el Castillos de Guardias Viejas; al lado del Castillo hay un bunker
de los 5 construidos en el litoral del Ejido; un compañero de
Cultura nos explica que el bunker a pesar de su aspecto era muy
endeble, ya que solo estaba construido con cemento y con nada de
hierro; nunca llegaron a entrar en combate, ya que ni sus
ametralladoras alcanzaban a acorazados como el Canarias, que
frecuentemente pasaba por delante de ellos, en dirección a Almería
para bombardear la ciudad y específicamente los depósitos de
gasolina del puerto, ni los destructores los consideraban una
amenaza.
En el Castillo de
Guardias Viejas, saludo a un compañero de Málaga, incorporado hoy a
la marcha, es Manuel del Villar; su padre, teniendo 16 años, hizo la
Desbandá hacia Almería junto con su hermano y otra familia. Según
cuentan, lo que les salvó la vida en su viaje a Almería, fue
encontrarse a un burro, cargado de comida en la ribera del Guadalfeo.
Es el mismo burro, que el abuelo de otro miembro de la Desbandá
creía que le habían robado, cuando después de dejarlo en la orilla
para intentar rescatar a su sobrina que había caído al agua, cuando
consiguió rescatarla, y salieron del rio, nunca más encontraron.
Hoy iban juntos el descendiente del dueño del burro y el
descendiente de los que se llevaron al burro. El padre de Manuel del
Villar se afincó en Almería, en la calle de las Cabras y allí se
casó con una almeriense, de ese matrimonio nació Manuel y otro
hermano y toda la familia acabó volviendo a Málaga, donde tenían
más expectativas de ganarse la vida
En el Castillo de
Guardias Viejas que también visitamos, tenemos un debate de interés
sobre el cultivo de invernaderos. El monitor cultural, que es además
de familia de agricultores, nos explica que se hicieron muchas
barbaridades en los cultivos con productos químicos, pero que
prácticamente toda la producción ya es ecológica, principalmente
como única manera de competir con los productos de invernaderos que
están proliferando en todo el Magreb; sus productos son más caros,
un aparte muy importante exportada a Europa, pero también para el
mercado interno, aunque las grandes superficies como Mercadona,
prefieren comprar las verduras de invernadero en Marruecos, donde no
existen garantías contra los productos químicos y donde los
salarios son 15 veces inferiores a los de Almería.
En el Ejido nos alojan en
el Instituto Santo Domingo. A pesar de ser considerado como un
ayuntamiento muy de derechas, el Ayuntamiento, aunque no celebra
nuestra llegada y nuestro paso por el ayuntamiento, sí que nos cede
sitio para dormir y autorización para organizar conferencias en la
Casa de la Cultura. Es una actitud diferente a la de municipios
gobernados por el PP como el del Rincón de la Victoria que nos niega
alojamiento, o al de Roquetas que además de negárnoslo también
suele organizar actos “alternativos” a la Desbandá. En el
Instituto, una vez que vamos colocando nuestros macutos, sacos de
dormir, etc., una limpiadora, que está terminando de limpiar los
aseos para nuestro uso, me pregunta que si puede hacerle una foto a
mi bandera republicana. Se la brindo con mucho gusto y me explica que
es para su padre que es comunista y que se emociona mucho.
Evidentemente, por muy mala fama que tengan determinados sitios de
ser de derechas, siempre hay una resistencia popular de izquierda,
mas meritoria por cuanto más a contracorriente tienen que ir.
Por la tarde tenemos una
Conferencia sobre la Desbandá en el Auditorio de la Casa de la
Cultura del Ejido, la imparte Francisco Jesús Martín, un
historiador, investigador y profesor de Roquetas, muy activo en la
lucha de la Memoria Histórica. La conferencia la ameniza con un
vídeo con testimonios gravados de 11 testigos de la Desbandá, tanto
de personas que huyeron como de personas que vieron como el éxodo
masivo llegaba a sus tierras; describen estas personas tanto el
sufrimiento y el horror de la marcha y las otras como las recibieron
y las ayudaron. Sobre todo, me ha llamado la atención el relato de
como un cabrero estuvo todo un día ordeñando sus cabras para
atender a los niñ@s huidos en Almería. El profesor ha escrito un
libro llamado “Madre, anoche en las trincheras”, donde se
reproducen 36 cartas escritas entre dos hermanos de Almería,
soldados del ejército dela República en distintos frentes. Como el
concluye, el rescate de la memoria y el paradero final, de miles de
víctimas, no compete a sus familiares, sino a toda la sociedad y en
primer lugar a los poderes públicos. La movilización de todas las
Asociaciones Memorialistas e iniciativas como la Desbandá superarán
los 80 años de olvido que han sufrido las víctimas del fascismo.
En el Instituto nos
espera la cena que nos han preparado nuestros cocineros “estrellas
Michelin de comida popular”; además de sus platos siempre
distintos y siempre insuperables, nos acompañan con el corte de un
jamón de pata negra, que uno de los miembros de la Desbandá que nos
ha acompañado hasta ayer, Jorge, que nos lo ha regalado antes de
marcharse.
Mañana salimos a
realizar la 9ª jornada de marcha entre El Ejido y Roquetas.
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