Este
25 de Noviembre está teñido de la violencia machista que ha asesinado a lo
largo de este año a más de 85 mujeres (más de 800 desde 2003 y más de 1.500 en
los últimos 20 años).
A
esta estadística atroz, hay que añadirle todas las violencias contra
las mujeres de esta crisis-estafa, que tiene como finalidad la creación de un
nuevo orden social que acrecienta las diferencias entre pobres y ricos, débiles
y fuertes; en el cual la desigualdad es la consecuencia de la violencia.
Desigualdad
cimentada en la brecha salarial entre mujeres y hombres, en la diferencia
sexual del trabajo, en el trabajo reproductivo y de los cuidados; en los
recortes en los Servicios Públicos (Educación, Sanidad, Dependencia, etc.); en
el difícil acceso de las mujeres a una vivienda digna, en la falta de
expectativas de futuro, en forzar a las mujeres a ser prostituidas, en
pensiones paupérrimas, en el recorte de libertades de nuestras vidas con la
contrarreforma de la Ley del Aborto, en la educación segregadora, etc.
Ante
esta situación dramática y desesperante, desde el Movimiento Democrático de
Mujeres consideramos que ha llegado la hora de pasar de las palabras a los
hechos, y para ello el MDM pondrá todo su empeño y trabajo en la unidad del
movimiento feminista, junto con las organizaciones políticas y sociales que
luchan por una ruptura democrática, en aras a dar pasos firmes en la
construcción de una sociedad despojada de todo rastro de violencia, donde las
mujeres seamos libres.
Las
últimas protestas del movimiento feminista (por ejemplo, la Marcha Estatal del
reciente 7-N), han evidenciado el deseo de cambio; un cambio que es necesario y
urgente para que las mujeres podamos vivir dignamente, una vez superado y
radicalmente extirpado este sistema deshumanizado que nos empobrece, nos
excluye y nos asesina.
Para
aquellas que formamos parte del Movimiento Democrático de Mujeres, la lucha
contra los feminicidios, los asesinatos, las violencias machistas no deben ser
tratadas como una cuestión de Estado solamente, sino que tienen que ser la
punta de lanza para abrir un nuevo Proceso Constituyente que camine hacia la
potenciación de unas políticas de absoluto respeto a nuestro cuerpo, a nuestra
libertad e identidad sexual, y a que no existan injerencias de los poderes
públicos en nuestra capacidad para decidir por nosotras mismas en materia de
reproducción y de maternidad.
Del
mismo modo, consideramos sumamente relevante que, desde las administraciones
central, local y autonómica, se articulen vías que reduzcan la brecha salarial
entre hombres y mujeres, así como, por supuesto, actuaciones encaminadas a
proveer de empleo digno y de calidad a las mujeres, con el fin de que el
desempleo femenino no represente una lacra de las dimensiones que actualmente
posee. En definitiva, un Nuevo Proceso
Constituyente que tenga la meta de construir una sociedad en IGUALDAD.
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