Salimos hacia Málaga, en autobuses 240 personas. Por primera vez en ocho años, vamos a hacer coincidir la marcha hasta Almería, con la marcha local de Málaga, de unos 11 km. Desde la Catedral, hasta el final del municipio en dirección a Almería, donde está ubicado el Paseo de los Canadienses y la placa en honor a Norman Bhetune.
En realidad, lo que ha habido ha sido una manifestación de unas 870 personas (contadas a mano), que han recorrido los 11 kms con una pancarta con el lema, “El genocidio silenciado” y “fascismo nunca más”, y donde además de las banderas republicanas se han enarbolado las palestinas, además de banderas y pancartas de partidos de izquierda y sindicatos.
Para entender en qué condiciones salió la población de la capital malagueña, más las decenas de miles de personas que se habían ido refugiando desde Julio del 36, hay que leer el libro de Lucía Prieto y Encarnación Barranquero, “Población y Guerra Civil en Málaga”.
Las primeras personas refugiadas que llegaron, fueron acogidas en casas particulares de personas de izquierdas dispuestas a ayudar y compartir con quienes huían del fascismo. Pronto no quedó sitio y se ocuparon toda clase de albergues, después todos los conventos, y finalmente, todas las iglesias, incluyendo la Catedral, acogieron a miles de personas, también se usaron sitios como los sótanos de la fábrica de Tabacalera; tamaña acumulación de población desbordó las posibilidades de acogida y las condiciones de vida, durante meses, se tornaron inhumanas.
La falta de comida, de agua, de aseo, pronto desencadenó numerosas epidemias que se cebaron sobre las
personas más débiles, las recién nacidas y de corta edad. En el libro citado, están documentados 1.190 fallecimientos solo de niños y niñas entre Julio de 1936 y febrero de 1937. Bronconeumonía, Gastroenteritis, Sarampión, Difteria, Tifus, Tuberculosis, Raquitismo,…, provocadas por las condiciones insalubres, el hacinamiento, el desbordamiento de hospitales,… Pero cuando las tropas fascistas ocuparon Málaga, criticaron la ocupación de las iglesias y de la Catedral como refugios y contaron otra versión de las desgracias de las personas huidas.
El ABC de Sevilla, en su edición del 11 de febrero, decía “… allí han muerto los proletarios de viruela negra, del tifus, de lo que sea, como si el cielo les hubiese enviado el castigo que se merecían por sus profanaciones y sacrilegios…”. Luis Bolín, miembro de la burguesía malagueña, que jugó un papel importante en el alquiler del avión Dragón Rapide que trasladó el 18 de julio de 1936 al general Francisco Franco desde las islas Canarias a Tetuán y que había sido corresponsal de ABC, también escribió el 8 de Febrero, al visitar la Catedral y cuando la mayoría de la población huía hacia Almería: “El espacio interior estaba ocupado en su casi totalidad, por una horda repugnante hacinada en la mugre y la porquería, con las capillas laterales infectadas y los míseros petates tirados por el suelo. Un niño muerto yacía al pie de una columna; un hedor insoportable –el clásico olor a rojo- se extendía por las naves…”.
La conquista de Málaga por las tropas fascistas estaba planteada con el avance de cuatro columnas; la de Marbella, de tropas coloniales marroquíes, mandadas por Francisco de Paula de Borbón y La Torre, primo de Alfonso XII, por occidente, el Antequera por el norte y desde Loja y Alhama por el nordeste. Estas tres últimas columnas eran italianas, y la de Alhama tenía que cerrar la salida de Málaga, cruzando las montañas por el Boquete de Zafarraya y tomando Vélez y Torre del Mar, con lo cual, el cerco de Málaga se hubiera cerrado y con él, la posibilidad de huida de la población malagueña y de todas las poblaciones andaluzas que se habían refugiado en Málaga.
Todas las crónicas coinciden en que hubo una resistencia no prevista en el Boquete de Zafarraya. Tanto es así, que el propio general Roatta, mano derecha de Mussolini, se desplazó hacia la zona de combate del Boquete de Zafarraya donde fue herido levemente. La resistencia numantina de las milicias republicanas, que sufrieron numerosas bajas, permitió, primero, cubrir la huida de una 50.000 personas, que procedentes de los pueblos de Granada, se dirigieron al Boquete para bajar hacia la carretera de la costa, por donde era posible la huida y segundo retener a las tropas italianas el tiempo suficiente para que las decenas de miles de personas que habían salido huyendo de Málaga, pudiera pasar de Torre del Mar, zona costera de Vélez, antes de que las tropas italianas la ocuparan. Sin esa resistencia no existiría la gesta de la Desbandá, la huida por la carretera de la muerte, para ganar la vida, lejos de las garras del fascismo.
La manifestación acaba con la intervención de varias personas representantes de asociaciones y partidos, y en todas se hace un recuerdo, a modo de homenaje a José Manuel Luque Gálvez, “El Pita”, dirigente de la Asociación la Desbandá y miembro histórico del Partido Comunista de Málaga. Murió el pasado 30 de diciembre, con 58 años, con una vida dedicada plenamente a la militancia social y política. Seguramente porque era un hombre con ideas propias, tuvo conflictos con casi todas las personas con las que trabajaba, pero a pesar de ello, con su cariño y su sentido del humor, conseguía ganarse la amistad y el respeto de todas. Era un laboratorio de ideas en ebullición, que estaba proponiendo constantemente, proyectos de lucha y de organización con un gran sentido estratégico. Además de su trabajo como representante político del PCE y de IU en Málaga, trabajó en el ámbito de la Cooperación Internacional y desde 2017, se implicó de lleno en el desarrollo del proyecto de la Desbandá, y todavía en 2023, en la primera marcha de la Retirada, desde Barcelona hasta la frontera de Francia. Su temprana muerte sorprendió a todo el mundo, y junto al sentimiento por su pérdida, se redobla el compromiso y la continuidad del proyecto y la lucha compartida, por recuperar la memoria del crimen de guerra de la Desbandá y avanzar en la Verdad, la Justicia y la Reparación.
Quienes integramos la marcha hasta Almería volvemos en autobús a Salobreña para llegar a la hora de la comida. Sin embargo, el trayecto se alarga 1,5 hora más de la cuenta por el bloqueo de la carretera por camiones de transportistas en huelga. Aun así, conseguimos mantener el horario de los dos actos organizado por la tarde. El primero un homenaje a Ana Pomares y el segundo, la proyección del documental, “De espalda al sol”.
Ana Pomares, niña que cumplió 9 años el 7 de febrero de 1937, y que salió huyendo con su familia, dedicó los últimos años de su vida a hablar de su experiencia en la Desbandá. En 2015, con 87 años de edad, viviendo en Algeciras y habiéndose enterado por Redes Sociales, de una actividad en Almería dedicada a recuperar recuerdos de la guerra, organizado por el profesor Fran Martin, cogió el autobús y se plantó en la jornada de recuperación de la memoria. Estuvo de oyente hasta que dieron palabras a quienes quisieran participar, después de haberse hablado del episodio de la Desbandá. Ella pidió la palabra, y dijo, yo estuve allí y os lo quiero contar. Contó y contó y el profesor habló con ella y le dijo que toda su experiencia tenía que ser divulgada, con lo que ella estuvo de acuerdo. A partir de ahí, se convirtió en embajadora de difusión del crimen de la carreta de Almería, vivido por ella en primera persona. Con la ayuda de Fran, escribió el libro los 4 exilios de Ana Pomares, asistió a numerosas asambleas para hablar, le hicieron innumerables entrevistas, también le rindieron homenajes y en la Marcha de la Desbandá de 2023, junto a otras personas supervivientes, acudió durante el periplo de la marcha a distintos institutos, donde habló a unos 2.500 alumnos durante los 10 días que duró la marcha. El 7 de febrero de 2023 cumplió 95 años, y como ha contado su hija Rosa, seguía haciendo proyectos, entre ellos participar nuevamente en la marcha de 2024, visitando nuevamente Institutos. Han tomado la palabra en el homenaje, Fran Martín, sus hijas Rosa y Ana, y Amparo Sánchez, mujer de 85 años, otra superviviente, en este caso de la retirada republicana de Cataluña, con un año de edad, y que se ha convertido también en embajadora del recuerdo y de la lucha contra el fascismo. Se proyecta un power point con música, sus frases, sus fotos. En una de ellas dice, lo que más rabia me daba era cuando decían que lo que pasó no había, pasado. Pues aquello si pasó. Creo que a la mayoría de las personas asistentes al acto, el auditorio de Salobreña al completo, se le ha escapado alguna lágrima.
Luego se proyecta el documental “De espalda al sol” producido por la Desbandá, cuyo director fue Pablo Coca, y que, en la medida en que una parte importante, son las entrevistas a supervivientes, se convierte en otro documento de homenaje a Ana Pomares y a todas y todos quienes participan en él.
Además, otra compañera de la Desbandá, Lola Moreno, ha compuesto una letra de canción que se canta con la música de “Al Alba”, de Luis Eduardo Aute. La canción la canta en el acto, Ana Belén, con una voz espectacular, acompañada a la guitarra por Juan Carlos López. La letra dice así:
Cómo decirte mi niña, hay que salir de Málaga.
Huyamos antes que al día siga la noche estrellada.
Suena una voz en la radio, con terribles amenazas.
Presagio, tras las palabras, no habrá refugio que valga.
No te detengas mi niña, que asoma ya la guadaña.
Avanza, avanza, Anita, avanza.
Entre el mar y la montaña, la nacional, una trampa.
Caen las primeras bombas, los barcos también disparan.
A un atronador ruido, sigue una inquietante calma.
Presagio, tras las palabras, no habrá refugio que valga.
No te detengas mi niña, que asoma ya la guadaña.
Avanza, avanza, Anita, avanza.
Miles de rocas caían, sin poder esquivarlas.
Sigue avanzando mi niña, siempre pegada a mi falda.
En una danza macabra, la muerte extiende sus alas.
Presagio, tras las palabras, no habrá refugio que valga.
No te detengas mi niña, que asoma ya la guadaña.
Avanza, avanza, Anita, avanza.
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