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domingo, 18 de febrero de 2024

“La niña del pollo”. 10ª Etapa de la VIII Marcha de la Desbandá 2024, Crónicas del camarada Manolo "Teniente". 16 de febrero


Iniciamos la marcha, en la parte del municipio del Ejido, de la Reserva Natural de Puntas Entina-Sabinar. La reserva está a caballo entre el Ejido y Roquetas. Atravesando la Reserva, hemos visto, flamencos, garzas reales, patos, y otras especies de aves desconocidas que no conocemos. Hoy estamos participando 81 mujeres y 94 hombres, o sea 175 personas.
Entre los marchistas tenemos una novedad. Se incorpora la marcha para hacer los dos últimos días, un grupo de personas de Concentaina, un pueblo de Alicante, cercano a Alcoy. No es la primera vez que vienen, y entre ellos, está Miguel, que el domingo cumple 86 años y su esposa con 83. Miguel, a pesar de su edad, es un gran caminante, que suele estar, con su bandera andaluza, ya que es originario de Jaén, en el grupo de cabeza de la marcha. Pero además, también se han incorporado 4 personas procedentes de Vallecas, entre ellos un matrimonio joven que viene con un bebé de 4 meses llamado Teo. Así que hemos juntado en la marcha de hoy a Miguel como representante de la heroica lucha del pasado con Teo, la esperanza prometedora del futuro. Adjuntamos la foto de Teo, con sus padres y con Miguel.
Enseguida que acaba el paraje natural, comenzamos a andar por el Paseo Marítimo de Roquetas. Si buscas datos en internet, verás que dicen que el paseo marítimo más largo, no de España sino de Europa es el de la Coruña, con algo más de 13 km. Sin embargo, el de Roquetas mide 13,94 km, que recorremos enterito, y a continuación el de Agua Dulce. Durante todo ese trayecto nos hemos encontrado con numerosas personas que hacen vacaciones con el programa del IMSERSO. Muchas nos han aplaudido y se han interesado por nuestra marcha. Incluso un hombre mayor, que nos ha dicho que tenía 94 años, ha contado que es original de Córdoba y que cuando se inició la guerra en el 36, lo sacaron, siendo muy niño, de entre un montón de muertos, salvándole la vida.
Una de las primeras historias que recogimos cuando empezó esta marcha, fue la de Isabel María Gadoy, una compañera de mediana edad. Su bisabuela, María Muñoz Herrero, salió huyendo de Estepona, cuando el pueblo fue ocupado por las tropas fascistas el 14 de enero de 1937. Iba con sus 5 hijos, Diego, Pascual y Tomás (que a su vez iba con su mujer y un bebé) y Ana e Isabel. Esta hija, Isabel, a su vez también, iba con su marido, militar republicano y sus tres hijos, Juan, Maruja (la madre de quien nos narra la historia) y Gloria, la única persona del conglomerado familiar, que aun sobrevive con 92 años. Porque el militar, que se llamaba Juan Usero Sánchez, y que era natural de Almería, también tenía hermana y cuñado que también se sumaron a la huida con sus 4 hijos. Primero huyeron a Málaga, y casi enseguida, comenzaron la huida hacia Almería. Los recuerdos que le trasmite su madre, es que el abuelo militar, cuando veía maniobrar a los barcos que disparaban desde el mar, adivinaba por donde iban a venir las bombas y decía “quien se quiera salvar que me siga”. 

Otro recuerdo más terrible, el de una niña muy pequeña, jugando con las tripas de su madre muerta, que fue recogida por un hombre que se la llevó. Llegaron sin bajas a Almería y vivieron, con la ayuda de la familia de su abuelo, el militar, sobrevivir durante toda la guerra, abriendo dos tabernas. Al finalizar esta, su abuela, y el abuelo militar, volvieron con su madre, y sus hermanos a Estepona, donde se encontraron con que a su calle, que se llamaba Pozo de los Palos, le habían cambiado el nombre por el de “14 de enero”, que fue cuando tomaron Estepona. Al abuelo lo detuvieron y lo condenaron a 4 penas de muerte. Pero su abuela, que formaba parte de un grupo de mujeres que pasaba contrabando (productos duros dice ella, como medicinas que eran escasas o armas de fuego) desde Gibraltar, consiguió salvarlo, contratando a un abogado malagueño, llamado Pérez de Vargas, que usó los productos del contrabando para pagar favores. Le conmutaron las penas de muerte y lo desterraron a Guadix a un campo de trabajos forzados. Su tío abuelo Diego, que fue de los que no se quedó en Almería y se alistó al ejército de la república, murió en la batalla del Ebro. La mayor alegría de la familia, es que a petición popular, cuando se constituyó el primer ayuntamiento democrático de Estepona, volvieron a cambiarle el nombre a su calle, eliminando lo del 14 de enero, y volviendo a llamarse Pozo de los Palos.
La siguiente historia es de María Gadea Carmona, una mujer de 40 años, que viene a la marcha, con su hermano Juan. Quieren defender la memoria de su abuelo, Juan José Carmona Doblado, que salió huyendo de su pueblo, Cuevas Bajas, con 8 años. El abuelo, Francisco Carmona Lara, era alcalde del pueblo y se movilizó para ir al frente a defender la República, dejando a su hijo a cargo de sus tíos. Estos, con el niño, y al igual que en todos los pueblos, huyeron primero a Málaga y luego hacia Almería con la Desbandá. En el viaje, el tío, que era cojo, perdió la pista de la mujer y del niño. Este, estuvo a punto de ser enviado a Francia desde Almuñécar en un convoy de niños huérfanos, pero apareció el tío y se quedaron con el niño. Una vez en Almería lo enviaron a vivir a un pueblo de Castellón. Allí movilizaron al tío, para participar en la batalla del Ebro, a pesar de su cojera, con el fin de que realizara trabajos auxiliares. Fue cogido prisionero, y estuvo varios años en la cárcel. El padre de María, volvió con su tía abuela a Cuevas Bajas, pero el abuelo, el que fue alcalde del pueblo, fue detenido en Alicante, trasladado a Málaga y fusilado.

La última historia es de Ruth y Luz. La primera, con 34 años, vive en Punta Umbría, en Huelva. Viene por primera vez, pero lleva 4 años queriendo venir y leyendo las crónicas de la Desbandá. Antes no sabía nada, a pesar de que su bisabuela, salió huyendo hacia Almería. Ella se enteró del hecho porque un día, vio a su tía bisabuela, en el documental de la Desbandá “Pantalones a la Luna”. Ambas, y también su abuelo, eran de la zona de la Axarquía malagueña. A partir de ahí empezó a investigar y montó una obra de teatro sobre la Desbandá, que se representó en Almería. La de Luz, es una historia paralela, que termina confluyendo en el tiempo con la de Ruth. La abuela de Luz, que era de Huelva, con 13 años, también fue fugitiva en la Desbandá, y durante el viaje le pusieron la niña del pollo, porque llevaba siempre consigo, uno de trapo. Hacía el viaje con su tía, y ambas estaban de vacaciones en Málaga, cuando empezó la guerra, por lo que no pudieron volver. En Salobreña, la niña se perdió de su tía y siguió adelante sola, hasta Almería. La encontraron viva 1,5 años después viviendo en Almería. Luz, está trabajando en un proyecto de guion, que sirva para una película o una serie. Quería, para su trabajo, ver el documental “Pantalones a la Luna” que sabía que existía, pero no recordaba su nombre, así que buscando en internet, dio con la obra de teatro de Ruth, que le interesó mucho. Buscó su contacto, se conocieron y decidieron trabajar juntas en el proyecto de guion. Su participación en esta marcha de la Desbandá obedece a recabar información y testimonios que les ayude a su trabajo. Pero Luz, que viene de Madrid, también quería recordar a su abuela, de manera que en su homenaje, lleva un pollo amarillo de trapo, colgado en la mochila. Se siente orgullosa de su abuela, la niña del pollo.

En esta marcha hemos recorrido 19,5km. Por la tarde, en el Polideportivo, hemos escuchado un concierto del cantante Álvaro Ruiz, al que no conocíamos, pero que nos ha gustado por su voz y su ritmo, que ha llevado a bailar a la gente más marchosa. Después hemos tenido Asamblea General con el objetivo de que las personas participantes en la marcha, expresaran sus opiniones, sus quejas, o sus propuestas para mejorar el funcionamiento. La verdad, es que la reunión ha sido muy positiva, se han hecho críticas constructivas y ha habido un ambiente general de satisfacción por el resultado de la marcha, por la necesidad del proyecto en la lucha memorialista, por la belleza que tiene y la fraternidad que genera.
A pesar del cansancio, de las magulladuras en los pies, los dolores de rodilla, o los pequeños accidentes que hemos ido sufriendo, ya estamos lamentando que la marcha se acabe mañana en Almería.

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