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domingo, 18 de febrero de 2024

“Oído cocina”. 9ª Etapa de la VIII Marcha de la Desbandá 2024, Crónicas del camarada Manolo "Teniente". 15 de febrero


Salimos de Adra a las 8 de la mañana, en dirección al Ejido. Me parece importante señalar que, el PP tiene mayoría absoluta en el Ayuntamiento, sin embargo, todos los años nos facilita la estancia y el paso por Adra, a diferencia de otros ayuntamientos del PP, que nos son bastante hostiles y no les hace nada de gracia que pasemos por sus municipios, incluso en algunos casos, por ejemplo el de Roquetas, que en alguna ocasión nos ha recibido con contra propaganda del estilo, los rojos asesinaron a mucha gente. Hacemos la marcha 151 personas, 81 hombres y 70 mujeres, y hoy hemos hecho 21 km, más otros 3 km que hay que sumar a todas las personas de la marcha que han ido, desde el Polideportivo donde dormimos, hasta el auditorio municipal de Vícar, para disfrutar del concierto, que Sensi Falán nos ha regalado hoy.
La primera anécdota que conocemos, al poco de iniciar la marcha, es que llevamos en la marcha una auténtica bandera republicana de 1931. La porta Lola, una profesora jubilada de Vallecas, que dio clases en el CEIP Nuestra Señora de la Paloma, cerca del Teatro La Latina. Una vez que hicieron limpieza en una especie de ático del colegio, encontraron un montón de sumarios judiciales del tiempo de la República, escarapelas e insignias y también la bandera. Cuándo Lola se jubiló, se marchó a vivir a Lugo, llevándose con ella la bandera, la misma que nos acompaña hoy en la marcha.
Más adelante, en el distrito de Balanegra, que ya forma parte del municipio del Ejido, y caminando por una pasarela de la playa, vimos a una niña de unos 5 años, marroquí, que estaba jugando junto a su madre, y nos miró con mucha atención. Una compañera de la marcha, Araceli, que chapurrea algo el árabe marroquí, la llamó, ven, ven. La niña se volvió como loca, vino corriendo, riéndose y celebrando la acogida que se le hacía. Caminó unos metros con Araceli, radiante y feliz, pero cuando nos alejamos un poquito ya le dijo que se fuera con su madre, que además se había acercado. Ella se agarró a Araceli y no había manera de soltarla, hasta que entre Araceli y su madre la convencieron. Casi ganamos una alevín para la marcha.

Durante varios días nos ha acompañado José María Velasco, primo de nuestra gran Pepe, el guía de la marcha. El, ha escrito mucho sobre la Desbandá y otros temas de Memoria en su Blogs, https://dormidasenelcajondelolvido.blogspot.com/; después de su marcha nos ha contado su vinculación familiar con la Desbandá de la siguiente forma: “Mi abuelo José Castro entró en Málaga, pocos días antes de su caída, con una partida de ganado (cabras, bueyes, caballos) que había ido requisando los días previos, por la sierra. Hay un par de autores (Koestler y Chambres Mitchell) que describen ese hecho, como la entrada del ganado en una ciudad hambrienta. En Málaga, se entera del avance de las tropas fascista, desde diversos puntos, incluyendo Granada, y se dirige inmediatamente hacia Jayena, un pueblo de Granada, al norte de Nerja, atravesando la Sierra de la Almijara. Allí vivía mi abuela y mi madre, que apenas tenía año y medio. Intenta el paso por el Boquete de Zafarraya y se encuentra con las tropas enemigas italianas y se ve obligado a volver sobre sus pasos. Me llegó a contar que se tuvo que manchar de sangre de un grupo de personas ya fusiladas y hacerse el muerto sobre un grupo de cadáveres, para pasar desapercibido.
Mi abuela huyó desde Jayena con mi madre. Unos días antes de que salieran algunas unidades desde Granada, un hermano y una hermana de mi abuela, que vivían en Churriana de la Vega. Salieron de madrugada del pueblo en un carro bajón un montón de estiércol. Cruzaron por los pueblos de Las Gabias, la Malahá, hasta encontrarse con la vanguardia republicana. Les dieron de desayunar. La comida era rusa y mi tía abuela, Ángela, nunca olvidó el color de la mantequilla: azul, tan diferente a la que conocía. Alcanzaron Jayena con las tropas en los talones y al no encontrar a mi abuela continuaron avanzando. Ya en la costa, les ametrallaron los aviones y se tuvieron que esconder entre cañaverales. Cuando los aviones pasaron, algunos no volvieron a levantarse. Todos se encontrarían días más tarde y vivieron en los alrededores de La Rábita. Un mes más tarde, tras la caída de Largo Caballero y la llegada de Negrín a la presidencia del gobierno se produjeron importantes cambios en el ejército republicano y mi abuelo fue llamado a filas. Llegó a alcanzar el grado de teniente en una unidad de intendencia que operó en la Sierra de Lujar. Había sido tratante de ganado y su trabajo fue requisar ganado para el ejército. Contaba, que casi al final de la guerra, estuvo días sin dormir, gracias a unas pastillas rusas, tratando de conseguir el mayor número de caballos posible. El acopio de ganado era para el Plan P que diseño el General Rojo, para atacar en Andalucía, a las tropas franquistas y dar un respiro al frente del Ebro. El frente de Almería fue el último en rendirse y mi abuelo regresó a Jayena tratándo de esconderse, pero acabó siendo detenido. Su ficha de detención certifica todos estos datos, que se habían transmitido de forma oral a lo largo de generaciones en la familia.

Estuvo en la cárcel de Granada y en el campo de trabajo de La Espartera cerca de Baza. Al ser liberado, se unió a la famosa partida de guerrilleros de los hermanos Quero de Granada. Se refugiaban en la cueva de mi abuela María Álvarez, en el Barranco del Abogado. En febrero del 42 detuvieron a mi abuela y a otros familiares de los Quero. Les instruyeron un Consejo de Guerra, la causa 595. Mi abuela estaba embarazada de su tercera hija. La torturaron, la pusieron frente a un pelotón de fusilamiento, pero nunca confesó donde se escondía su marido. Fue condenada a 10 años y acabó pasando casi 8 años, en las cárceles de Granada y Málaga. Su marido desapareció de su vida. Probablemente fue el único miembro del grupo de los Quero que no murió, ya que acabó emigrando a Holanda.
Quiero contar la historia en una novela y en el blog. Aunque llevo más de 400 páginas escritas aún estoy lejos de acabar algo que me guste. La protagonista es mi abuela María Álvarez López, que murió poco tiempo después de Franco. El día que murió Franco lloraba. Yo era un niño y pensaba que de pena por la muerte de ese señor con bigote. Lloraba por todo el dolor y los recuerdos que arrastraba. Por todo eso, para mí ha sido un honor y orgullo compartir ruta con vosotros.
Quien ha participado en la marcha de la Desbandá, además de maravillarse por muchas cosas, lo hace de una especial que es la comida. Con nosotros viene un equipo de cocina habitual de tres personas. Ellas nos dan el desayuno, el almuerzo y la cena. Se levantan aproximadamente a las 6 de la mañana, y se acuestan pasadas las 12 de la noche. Hacen la comida, desmontan, compran, vuelven a montar en otro sitio, vuelven a desmontar…, su trabajo, principalmente militante, no está pagado, por el esfuerzo que hacen y además por las maravillas que cocinan, a partir de productos básicos y baratos. Uno de los cocineros es Julián Caballero; él hizo la segunda marcha, en 2018, como otro caminante más, y se dio cuenta que el equipo de cocina que llevábamos no funcionaba muy bien. Entonces, como integrante del equipo de cocina, del Partido Comunista de Córdoba, que recorre distintas fiestas de Partidos al año, la fiesta del PCE en Madrid, la fiesta del Partido Comunista Portugués en Lisboa, la Fiesta del Partido Comunista Francés en París, y otras, decidió proponer su participación en la Desbandá en 2019, y desde entonces están en la marcha.

El abuelo de Julián, también Julián Caballero, fue alcalde Villanueva de Córdoba, pueblo al norte de la capital que resistió toda la guerra las ofensivas franquistas. Cómo dice Julián nuestro cocinero, en Villanueva se recibieron muchas desbandadas de obreros y campesinos de los pueblos que cayeron en esas ofensivas. Cuando cayó Madrid, su abuelo y otros milicianos huyeron a la sierra donde organizaron la resistencia y fue nombrado Jefe Político de la 3ª Agrupación Guerrillera. Estuvo peleando hasta 1947, donde a través de un chivatazo que reveló su posición, fue muerto en la finca de La Huesa, en Villaviciosa de Córdoba. Su cadáver y la de otra guerrillera, apodada “la Mojea”, que era maestra de escuela, fueron expuestos en público, durante bastantes días, en Villanueva, el pueblo donde había sido alcalde. Julián en el bienio negro, el periodo donde la derecha gobernó la República, fue encarcelado. Estando en la cárcel recibió la visita de su mujer, que estaba a punto de parir el hijo que luego fue Ernesto Caballero, el padre de Julián. Le preguntó al marido que como le ponía al niño, y Julián le dio a elegir tres nombres; Vorochilov, Molotov o Ernesto (por Ernst Thälmann dirigente del Partido Comunista Alemán). Lógicamente, la abuela de Julián eligió el nombre de Ernesto para su padre. Ernesto Caballero, también jugó un papel muy importante en la lucha antifascista contra la dictadura. Trabajó mucho por la organización en Córdoba del Partido Comunista y las Comisiones Obreras. Estuvo preso 5 años, coincidiendo en un periodo en celda con Marcelino Camacho en Carabanchel. Siendo Secretario del Partido Comunista en Córdoba, ya en democracia, propuso a Julio Anguita como cabeza de lista, consiguiendo éste, la alcaldía de Córdoba. Ayer nos enteramos que el Ayuntamiento de Córdoba, a propuesta de la Izquierda, pero con gobierno del PP, aprobó por mayoría, con solo el voto en contra de los ediles de VOX, que la estación de AVE de Córdoba, pase a llamarse Alcalde Julio Anguita. El milagro de nuestra cocina, es que las personas que la llevan, son personas de principios y de militancia, por la República, por la Democracia y por la Igualdad.

Terminamos la marcha de hoy en el Castillo de Guardias Viejas de El Ejido, donde hay un búnker republicano, donde habitualmente nos hacemos la foto.
El día acaba con el concierto de Sensi Falan, extraordinaria cantante, artista y poeta, nacida en la Chanca, el barrio de los pescadores y el barrio con cuevas donde se refugiaron muchas personas de la Desbandá. Si no habéis oído hablar de ella, no es porque no sea muy buena artista, sino porque es muy roja. Ella se ha emocionado mucho en el concierto y nos ha emocionado a todas las personas que estábamos allí.
Mañana hacemos la marcha desde el Ejido hasta Roquetas. En ambos pueblos no dormimos, sino que subimos al Polideportivo de Vícar, un pueblo más al norte, con alcalde socialista, que nos brinda hospitalidad, al contrario de los otros dos del PP.

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