Informe
Político al Comité Federal del 22 de octubre de 2016, aprobado por 63 votos a
favor, 5 en contra y 8 abstenciones.
En
Europa, la UE cada vez de forma más clara, se convierte en el instrumento que
utiliza el imperialismo para impedir la posibilidad de que los pueblos europeos
sean libres para determinar un modelo económico y social no capitalista, y se
conviertan en aliados de los países emergentes para aislar el imperialismo de
las multinacionales, que tiene su centro en los EEUU, de aquí que el TLC no
busque solo aumentar los beneficios empresariales sino sobre todo evitar que se
cuestione por parte de los países emergentes el dominio y configurar una gran
zona entre la UE, los EE.UU. y Canadá que sea el centro de dominio económico,
político y cultural del planeta, relegando a la periferia a un papel
dependiente.
Reconocemos
que en este momento el CETA ha sufrido un paro, pero no creemos que el capital
se de por vencido, por lo que debemos seguir trabajando para construir una
alternativa de integración para Europa que confronte con el modelo de la UE, el
TTIP y el CETA, recordemos que al ALCA se le derrota cuando se le contrapone el
ALBA.
En
este esquema el modelo de una UE uniforme, como se proclamó al impulsar el
Euro, una vez cumplido su papel de desmantelar los mercados nacionales y
triturar los antiguos estados del Este Europeo, ya no le sirve al capital y
necesita situar a una parte de la UE en clave de periferia, lo que algunos
llaman la Europa de dos velocidades. En todo caso se plantea un nuevo modelo
europeo que juegue su papel en el esquema centro/periferia.
Al
mismo tiempo, una cuestión sobre la que se ha escrito poco es sobre el papel
del capital financiero en la salida del Reino Unido de la UE, para jugar de una
forma independiente en esta partida de ajedrez por la configuración de un
imperialismo dominado por el capital especulativo-financiero, en el que la City
Londinense quiere jugar sin ataduras, porque la renuncia de la UE a la hora de
crear un ámbito de integración territorial, política, económica para situarse
en el ámbito de la dependencia militar y económica del capital de los EEUU,
hace que el capital británico prefiera su relación directa con el resto del
planeta.
En
América Latina y el Caribe, esta ofensiva trata de acabar con los procesos de
transformación social que se empezaron a desarrollar a final del siglo pasado,
cuando el acuerdo del ALBA derrotó al ALCA y puso sobre la mesa la existencia
de otras vías de integración al margen de los EE.UU. Se trata de recuperar esta
zona como el “patio trasero” del imperialismo y evitar una alianza
geoestratégica con otras zonas del planeta que rompa el esquema
centro/periferia, sobre el que se basa como ya hemos visto, el imperialismo en
este S. XXI.
En
Asia está pasando desapercibido un aumento del militarismo y lo intentos de
rodear a China para debilitarla e impedir que juegue ningún papel que no sea de
dependencia del capital financiero y de aporte de mano de obra barata para el
capital productivo.
La
vuelta de los EE.UU. a las bases de Filipinas, el desarrollo militar de Japón,
debe ser tenidos en cuenta, porque el imperialismo está desarrollando
sigilosamente un esquema militarista de relaciones internacionales que trata de
debilitar el que China se desarrolle de una forma autónoma y juegue algún papel
a nivel planetario de equilibrio en las relaciones internacionales, como ha
ocurrido en los conflictos de Siria y Ucrania.
Por
último, en África se ha acentuado la vuelta de un neocolonialismo. Bajo el
argumento de la lucha contra el integrismo se han destruido Estados, se han
debilitado la capacidad de los gobiernos de la región para controlar sus
propios territorios sin la ayuda de las potencias del primer mundo, de esta
manera se rompe cualquier posibilidad de autogestión de los recursos naturales
de esta zona del planeta en beneficio de sus propios habitantes cada vez más
sometidos a guerras y tensiones internas, y el capital pasa a controlar
directamente las riquezas de esta zona del planeta. Para ello les viene
perfecto el haber desmantelado los débiles aparatos de Estado que existían.
Esta
realidad nos lleva a plantear que la fase actual de confrontación con el
capital en su fase imperialista en el que la defensa de las soberanías y las
identidades nacionales, desde una óptica popular, cobran un importante significado,
así como la defensa de procesos de integración territorial horizontales,
solidarios que confronten con la idea de mantener el dominio de un tercio del
planeta sobre los otros dos tercios.
En
este apartado cobra especial importancia la defensa de los procesos de América
Latina, y la confrontación con un modelo de la UE, como el actual, sometido al
imperialismo y plantear una alternativa que demuestre que otra Europa es
posible, una Europa de los pueblos que busque alianzas con otros procesos de integración
antiimperialistas
En
esta alianza antiimperialista, cobra sentido trabajar en varios frentes, en
primer lugar la defensa de la paz, el desarme y la cooperación solidaria,
situando a la OTAN y a sus satélites como la maquinaria de dominio más potente,
cruel e inhumana que ha conocido la historia.
Por
ello estamos trabajando para que se realice de manera urgente una reunión que
prepare la celebración de un gran encuentro mundial entre quienes defienden el
derecho a los pueblos a disfrutar de sus recursos naturales y a decidir
libremente su futuro; un gran encuentro antiimperialista que confronte a nivel
planetario la ofensiva del imperialismo, que demuestra que los gobierno
progresistas, que los pueblos que son agredidos, no están solos, se trata de
confrontar las intenciones del gran capital de reconstruir la globalización
como la ilusión que vuelva a engañar a los pueblos, es decir frente a la
globalización capitalista, del siglo XXI, tenemos que construir el nuevo
internacionalismo de esta fase de la lucha de clases.
La
primera fase del Congreso del Partido y la Asamblea Federal de IU han definido
bien nuestros objetivos para desarrollar la estrategia de Ruptura Democrática.
Ahora se trata de concretarla en la práctica desplegando en los próximos meses
nuestras propuestas políticas y nuestra acción en la calle con el objetivo de
ganar hegemonía en torno a la necesidad de construir un proyecto de Nuevo País
basado en una democracia política y social como salida a la crisis del llamado
régimen del 78.
Hay
que recalcar que el bloque dominante también tiene su proyecto de país:
institucionalizar las reformas y los recortes de derechos y libertades que se
han llevado a cabo desde 2010 en el marco de las políticas de austeridad
mandatadas por la UE así como construir un nuevo modelo de Estado, basado en
una recentralización que impida cualquier posibilidad de reconocer la realidad
plurinacional, multicultural y multilingüística del Estado Español. Es decir,
un proyecto de país antisocial, autoritario, patriarcal, centralista y
supeditado a la UE y la OTAN.
El
impulso de un cambio real en España, pasa por confrontar con este proyecto
político que la segunda transición intenta imponer y desarrollar un proyecto de
ruptura democrática y social que se sustente en un proceso constituyente,
entendido éste, como la apertura de un proceso democrático y participativo,
desde el que acabar con las bases materiales en las que se sustenta el poder de
las clases dominantes en España, un proceso de elaboración de un nuevo marco
constitucional que dé forma a un proyecto de Nuevo País en favor de la mayoría
social trabajadora, que supere el patriarcado, desarrolle el Estado
plurinacional y multicultural y rompa con la UE y la OTAN. Es decir, que avance
hacia el socialismo.
Una
vez más en la historia de España se presenta la contradicción entre reforma o
ruptura, o lo que es lo mismo, reformar el sistema para mantener el mismo
estado de cosas o romper con un sistema que ha llevado a millones de personas a
perder su trabajo, su casa, sus derechos sociales o laborales, poder
adquisitivo y en muchos casos incluso su dignidad.
En
este sentido no debemos confundir el proyecto reformista de una parte del
régimen con políticas de reformas, que en este momento pueden servir para
acentuar las contradicciones en el seno del bloque dominante.
Que
hoy no exista una correlación de fuerzas favorables a la ruptura, no nos puede
llevar al abandono de la estrategia y a adoptar la de la reforma. Debemos tener
claro que cambiar la correlación de fuerzas requiere la construcción de un
poder contrahegemónico mediante el desarrollo de una política de amplia unidad
popular, como expresión unitaria de la clase trabajadora y las capas populares
afectada por la crisis, para que sean el verdadero sujeto político del cambio,
siendo nuestra tarea organizarlo. De esto hemos hablado y bien tanto en la
primera fase de nuestro Congreso como en la última asamblea de IU.
Es
vital, por tanto, que la izquierda que pretende ser alternativa, no asuma la
derrota y se entregue al reformismo. Aceptar las reglas de juego del sistema,
por imperativo legal, como se hace al tomar posesión de los cargos
institucionales, no puede significar asumirlas como propias, sino por el
contrario, reforzar el convencimiento de que en este sistema no tienen solución
los problemas de la mayoría social trabajadora y que, por tanto, hay que romper
con este sistema para generar un nuevo proyecto de sociedad más justa,
solidaria e igualitario.
En
consecuencia nuestra prioridad debe ser
la de construir la máxima unidad popular para impulsar un proceso constituyente
desde el que desarrollar las bases para un nuevo país. Objetivo que
requiere poner en primer plano la centralidad de la movilización y el conflicto
social como marco de avance de los cambios que necesita el país para derrotar
la política de pactos antisociales y de nuevo consenso en torno a una segunda
transición que ya hemos definido.
Con
respecto al bloque dominante, continúa la confrontación entre los dos proyectos
que pugnan desde hace meses por hacerse hegemónicos en ese espacio. Al no haber
conseguido ninguno de los dos una victoria clara en el campo electoral, parece
que, de momento, intentan resolver esa confrontación en clave de acuerdo entre
ellos y con Rajoy a la cabeza.
El
programa sobre que el que se basará este compromiso será determinante para ver
si estamos ante un acuerdo estratégico, que intente realizar las reformas
sociales, económicas e institucionales que el bloque dominante necesita para
abrir las puertas a un nuevo régimen sin necesidad de pasar a corto plazo por
las urnas o bien, por el contrario, estaríamos frente a acuerdo táctico, una
especie de tregua, para ganar tiempo en una legislatura corta en la que se
realicen los mínimos cambios imprescindibles (comenzando por acabar con la
posibilidad de una alternativa real de ruptura mediante una nueva ley
electoral) y, a partir de ahí, plantear unas próximas elecciones en un plazo de
dos años en las que se determine finalmente cómo se resuelve la contradicción
entre continuismo y reformismo o lo que es lo mismo, las condiciones sobre las
que se desarrollará el próximo ciclo político.
En
este sentido, habrá que ver cómo evoluciona el mapa de partidos, de forma
especial en el ámbito de las fuerzas del Régimen. El PP a pesar de tener casi
asegurada la investidura de Rajoy y una base social que no termina de
resquebrajarse sigue perdiendo credibilidad con los procedimientos judiciales
en marcha. Con respecto a Ciudadanos habrá que ver si abandona su pretensión de
sustituir al Partido Popular y busca una especie de fusión como lo que ocurrió
entre Alianza Popular y la UCD, para una refundación de la derecha o mantiene
su pretensión de ser una fuerza autónoma, aún a riesgo de convertirse en una
nueva versión de la UPyD, que cuando no interesó al sistema fue rápidamente
sustituida por Ciudadanos. El PSOE, como partido fundamental para la
configuración de cualquier nuevo régimen, tiene abierta una profunda crisis,
sobre esta brecha es sobre uno de los campos en los que debemos tratar de
incidir, siempre desde la política, marcando nuestro perfil nunca queriendo
ocupar su espacio.
Para
evitar que la dirección del PSOE, consumado su golpe de poder interno, pueda
integrarse en el Pacto de Estado, con el menor coste posible debemos marcar dos
cuestiones que lo pongan en evidencia:
1.-
Dejar claro que hemos estado por el apoyo a un gobernó alternativo a Rajoy,
desmontando el argumento de que no hay más disyuntiva que gobierno del PP o
nuevas elecciones.
2.-
Poner de relieve que existen en el Parlamento votos suficientes para plantear
iniciativas sociales que mejoren las condiciones de vida de la gente.
Es
necesario visibilizar y agudizar las contradicciones en el interior del bloque
dominante, podremos dificultar el cierre de la crisis de gobernabilidad. Pero
para ello es imprescindible trasladar estas contradicciones a la calle con el
objetivo de impedir unos nuevos Pactos de la Moncloa que aseguren la Paz
Social, ya que como hemos dicho la resolución de la crisis de gobernabilidad
tiene dos pilares, la resolución de la crisis de gobierno y el mantenimiento de
un pacto social, esta debe ser tambien una referencia nuestra en el trabajo
sindical.
En
consecuencia, debemos desarrollar dos líneas de actuación, una en la calle, en
la sociedad para activar el conflicto y otra en las instituciones para hacer lo
más difícil posible un gobierno estable, o al menos que si finalmente como ya
es evidente, se produce la abstención (o ausencia de 11 diputados/as) del PSOE,
sea con el máximo coste social y político para las fuerzas que mantengan a
Rajoy en el Gobierno.
En
el bloque de las clases subalternas el debate entre reforma y ruptura también
se está desarrollando en el interior tanto de IU como de Podemos. Tendremos que
ver cómo evoluciona este debate en el seno de Podemos teniendo siempre en
cuenta que nuestro análisis y sobre todo nuestra práctica tiene que realizarse
desde fuera de estos procesos y ser totalmente independientes, en este sentido
es importante que tengamos claro que nuestras relaciones con Podemos y otras
fuerzas con las que se pueden establecer alianzas deben tener un carácter más
de confluencia social y en clave de lucha que institucional
En
IU la posición reformista es, al menos formalmente, minoritaria pero es
fundamental para minimizarla la implicación del conjunto del partido en los
procesos asamblearios de sus federaciones en el sentido que acordó el Comité
Ejecutivo del pasado 2 de julio, dejando claro que éste es el debate real que
no tiene nada que ver con un falso debate identitario.
En
todo caso la clave sigue estando en evitar que se cierre la crisis de régimen
con una recomposición del bloque dominante que le permita mantenerse en el
poder varias décadas más.
Pero
para ello, tenemos que tener en cuenta la debilidad que en estos momentos
tienen los actores que deberían ser los componentes del Bloque Social y
Político.
Esta
debilidad política y organizativa es la que permite a los medios de
comunicación del sistema generar hegemonía ideológica y cultural y ser capaces
de determinar procesos y tendencias en todos los ámbitos de la vida. Por ello,
hoy más que nunca debemos concretar cómo y en torno a qué ejes articulamos la
lucha ideológica para confrontar la ofensiva que el capital desarrolla a todos
los niveles.
Otra
de nuestros grandes problemas, como fuerza política que pretende incidir en la
realidad para transformarla, es que hacemos buenos análisis de la realidad,
incluso llegamos a plantear buenas propuestas estratégicas, pero a la hora de
llevarlas a la práctica, no las tenemos en cuenta y actuamos en función del
último titular de prensa, de la ultima presión que recibimos o de simplemente
de lo que se le ocurre al dirigente de turno y sobre todo no nos organizamos en
función de los objetivos que queremos conseguir, sino en función de lo que
mejor conviene para mantener ciertas dinámicas internas.
Es
decir hacemos análisis marxistas pero caemos en prácticas subjetivistas, desde
una visión de sociológica post-marxista, y casi siempre a la defensiva. Por
otra parte, nos organizamos más para mantener controlada a la organización que
para incidir realmente en la sociedad, por lo que es necesario un cambio
radical tanto en nuestra práctica política como en nuestra forma de
organizarnos y trabajar.
Este
es el reto que tiene el PCE y al que debemos apelar se dedique el conjunto de
la organización por encima de otras cuestiones de tacticismos internos. Para
ello es imprescindible dar el máximo protagonismo al trabajo político de
agiprop por encima de interiorizar el partido en debates testimoniales.
Es
necesario adecuar nuestra práctica política al análisis marxista que hemos
realizado sobre la crisis de régimen. Ahora se trata de plantear cómo se
concreta esa política en el día a día de la actual coyuntura, y al mismo tiempo
cómo adecuar la organización en función de este análisis y no de cualquier
tacticismo.
A
partir de esta línea política que es la que se ha venido aprobando por los
diversos órganos del PCE y que es compartida por IU, lo que en este informe se
plantea es una propuesta para concretar la táctica a corto plazo, para afrontar
el necesario fortalecimiento del Partido Comunista de España y del resto de
elementos que conformarían el Bloque Social y Político, es necesario la
creación de unidad popular desde el conflicto, desde la movilización, la unidad
popular debe construirse en la calle.
En
el desarrollo de este proceso aparecen diferentes tareas sobre las que
trabajar, tanto desde IU como desde el PCE. La clave es hacerlo de forma
cooperativa. La tarea del PCE es poner especial atención en conseguir la
incorporación de la mayoría social a la movilización, en activar la lucha de
clases y en dotar de un horizonte estratégico a todo el proceso, además de
garantizar en IU el desarrollo de su plan de acción.
Hemos
constatado que estamos en momento de reflujo de la tensión social y hemos
analizado en diversas ocasiones algunas de las causas, desde el traslado de la
movilización en la calle a los debates televisivos, hasta el haberse fijado la
vía electoral como el único camino para el cambio. De lo que se trata es de
invertir esa tendencia.
Desde
esta perspectiva tenemos que pasar de la fase en la que sólo nos oponernos a lo
que se hizo mal, a una fase en la que se ligue esa denuncia con la propuesta de
lo que se debe hacer para mejorar las condiciones de trabajo y de calidad de
vida.
Ya
hemos dicho que el conflicto no se activa, ni por decreto, ni porque lo apruebe
ningún órgano de dirección política. No hay movilización si no se crean las
condiciones subjetivas que haga que lo asuman la mayoría social, es decir, si
no hacemos que la necesidad de movilizarse sea asumida por una gran masa social
y para ello es imprescindible estar más y mejor organizados en los posibles
focos de conflicto.
No
se trata, por tanto, de inventarse conflictos, ni solamente de sumarse a los
que se producen de forma más o menos espontánea, para que esto tenga un calado
de fondo que pueda afectar realmente a los pilares del sistema, debe responder
a las contradicciones importantes del propio sistema, y a ser activados y
coordinados de una forma organizada y coherente.
También
tenemos que acertar a definir lo que entendemos por conflicto y movilización,
ya que repetimos
esquemas y definiciones propias de otras épocas históricas.
En
el encuentro de finales de agosto hemos analizado que el capitalismo español
consigue su margen de beneficio con la sobreexplotación de la mano de obra a
base de recortar salarios y ampliar horarios de trabajo y que esto se da tanto
en el marco de las relaciones laborales cómo en el salario indirecto (recortes
en sanidad, educación, dependencia, etc.), por ello tenemos que situar la lucha
contra la precariedad como eje de nuestro discurso y práctica política.
Tenemos
que trabajar en el diseño de movilizaciones, de formas de lucha, que tengan un
respaldo mayoritario, teniendo en cuenta dos cuestiones:
1.
Que en el contexto de una sociedad precarizada y mediatizada, esto no es fácil,
pero es imprescindible para poder tener éxito a la hora de implicar a quienes
sufren las consecuencias de las políticas de ajuste y recorte en el conflicto
en una sociedad con alto nivel de paro y de precariedad.
2.
Que el sistema ha conseguido generar hegemonía ideológica sobre su relato
post-crisis, mientras que nosotros seguimos estancado en el relato de la
crisis. No hemos percibido que para mucha gente ya no estamos en una crisis,
sino ante una nueva realidad social y económica a la que hay que adaptarse. Ya
no se referencian en cómo se vivía en 2000, sino en cómo se ha vivido entre
2008 y 2014, por lo que cualquier mejoría se percibe como un avance en relación
a la desesperación vivida.
En
nuestra Conferencia Política de 2012 hicimos un buen análisis de la estructura
de clases en nuestro país y de los sectores que más sufrían entonces las
consecuencias de la crisis, señalábamos el desarrollo de la precariedad en las
condiciones laborales y a las mujeres y los/as jóvenes (y más si son
inmigrantes) como los más perjudicados.
Cuatro
años después, el análisis sigue siendo válido en líneas generales, las condiciones
de vida, de acceso al mercado laboral, de aumento de la explotación han
empeorado y los sectores más vulnerables siguen siendo los mismos por lo que
deberíamos de centrar nuestro trabajo de concienciación y lucha ideológica
entre los trabajadores y trabajadoras con especial atención a los más
precarizados y, en concreto, mujeres y jóvenes.
Como
ya dijimos en aquella Conferencia, es necesario trabajar para organizar a estos
sectores en la lucha por sus derechos, con unas perspectivas a corto, a medio y
a largo plazo que nos permitan activar un conflicto que pueda influir en la
crisis de régimen de régimen con alguna garantía de éxito.
Debemos
reconocer de forma autocrítica que no fuimos capaces de desarrollar el Plan de
Trabajo que presentamos en 2014-15, por lo que desde esta autocrítica debemos
entender que activar el papel del Partido en su implicación en el conflicto es
la mejor forma de poner en evidencia que hemos entendido a todos los niveles la
forma de desarrollar los acuerdos de la primera fase del Congreso.
Dedicar
tiempo, recursos políticos, materiales y humanos a organizar a estos sectores y
hacerlo con una estrategia definida y unos objetivos concretos es fundamental,
pero fracasaremos si no ponemos a toda la organización en función de estos objetivos,
y de forma especial a quienes nos representan en las instituciones y a quienes
dirigen la organización, Es decir tenemos que pasar a la ofensiva política,
tenemos que poner a todo el partido, a su militancia cuadros orgánicos e
institucionales, a disposición de una ofensiva política coordinada con el resto
de fuerzas sociales y políticas que coincidan en los objetivos expuestos más
arriba.
Para
ello es imprescindible deslindar los objetivos de conseguir una salida de la
crisis de régimen favorable a la clase trabajadora y capas populares, la
estrategia de ruptura democrática y la táctica necesaria para acumular fuerzas,
por lo tanto nuestra acción política tiene que contemplar esta cuestión para
evitar confundir lo que pueden ser acuerdos institucionales, con alianzas
sociales y la defensa de proyectos estratégicos.
En
este sentido es importante que nuestra denuncia de la Unión Europea como
elemento clave de la política imperialista esté presente de forma trasversal en
todas nuestras acciones y actividades políticas.
Se
propone trabajar desde tres pilares.
•
Plan de trabajo del PCE.
•
Desarrollo del Plan de Acción de IU.
•
Trabajar espacios unitarios que desarrollen la confrontación entre dos
proyectos el que trata de refundar el régimen y el que trata de construir un
presento de Nuevo País rompiendo con el régimen del 78.
Es
fundamental trabajar estas campañas de forma cooperativa entre las direcciones
de IU y del PCE a todos los niveles.
Como
parte del plan de trabajo proponemos poner en marcha la campaña: “En defensa de
un trabajo y una vida digna”.
El
objetivo de esta campaña, es tensionar a la militancia, sacar a la calle al
Partido y ser parte del conflicto, generando sus propias acciones, al tiempo
que participamos en aquellas movilizaciones que sean convocadas por otros
colectivos. Esta campaña estará coordinada con el desarrollo del Plan de Acción
de IU. Se propone que comience a principios de noviembre y que desarrollemos
una primera fase de la misma hasta enero, en el próximo CF evaluaríamos el
resultado y se propondría otra fase de la misma.
Entre
otras cuestiones en el borrador de campaña que tenéis en las carpetas se
propone realizar en primer lugar una acción ante las sedes de los INEM de las
barriadas periféricas de las grandes ciudades, con reparto de información,
encierros o lo que en cada lugar se considere oportuno y, posteriormente
desarrollar desde algún ámbito unitario una acción a mediados de diciembre
frente a la sede de la CEOE, por ejemplo una cadena humana.
En
los primeros meses del año nos centraremos en la defensa de la soberanía
energética y el derecho disfrutar de la energía necesaria para una vida digna
como un derecho equiparable al del trabajo y la vivienda.
En
el mismo sentido como elemento importante para activar el conflicto situamos la
defensa de los servicios públicos y de las pensiones, globalizar la lucha nos
debe llevar en el primer semestre de 2017 a una movilización de carácter
general.
Esta
campaña deberá tener un desarrollo conjunto con la UJCE y tendrá una parte
especifica dirigida a las mujeres como directamente afectadas por la situación
de deterioro de las condiciones de vida.
Además
de lo anterior, como parte del plan de trabajo debemos implicarnos en todas las
movilizaciones que se vayan a desarrollar. En este sentido saludamos el grado
de implicación tanto del Partido como de IU, en la movilización del 6 de
octubre en defensa de un convenio justo para las/os teleoperadoras/es, y en los
encierros en los Ayuntamientos por la violencia de género convocados por el
MDM, así como en el 15 de Octubre contra el TTIP y CETA, en igual sentido están
las movilizaciones convocadas para la defensa de Doñana como un referente de la
defensa de la naturaleza y los recursos naturales al servio de la mayoría
social, frente a la rapiña del gran capital, en este caso, una vez mas
representado por las eléctricas.
Esta
campaña se tiene que adaptar a los territorios en los encuentros de militantes,
siendo necesario difundir un breve análisis sobre cómo afecta la actual
situación económica y social sobre la juventud y la mujer, así como hacer una
valoración de la actual pérdida de calidad de vida de la clase trabajadora y
capas populares con carácter general, planteando un pequeño programa de
propuestas para sustentar la campaña, resaltando como paradigmático el papel de
la eléctricas en la degradación de la calidad de vida, y que debe servir como
soporte a la elaboración del material de campaña.
En
paralelo a nuestra implicación en el conflicto tenemos que actuar en la
coyuntura institucional, de forma especial es necesario que quienes nos
representan en las institucionales, locales, autonómicos y estatales sigan
siendo elementos que articulen la relación de los conflictos con las distintas
instituciones, y que se aproveche el altavoz que supone un ayuntamiento o un
parlamento para dar la mayor dimensión a nuestras propuestas, pero sobre todo
que nuestra organización salga a la calle y se empape de realidad social.
En
concreto se plantea que en coherencia con lo aprobado en la primera fase del XX
Congreso se constituya una Secretaria Institucional que realice una propuesta
de iniciativas concretas que marcarían el perfil de actuación de quienes nos
representan en las instituciones, de manera que se conjugue la lealtad al
programa conjunto de Unidos Podemos, con la visibilidad del grupo de IU y con
el impulso de iniciativas que sean coherentes con lo aprobado por el Partido en
temas que pongan en evidencia la imposibilidad de realizar una política social
avanzada, democrática, e igualitaria en el marco del actual sistema y la
necesidad de romper con la UE y la OTAN para hacer posible la ruptura
democrática y social que pretendemos.
En
definitiva, todo lo que hemos planteado se resume en que estamos en el momento
de la ofensiva, este es el eje fundamental de este informe, abrir un segundo
frente desde el que combatir el intento del bloque dominante de consolidar
institucionalmente los recortes y reformas que se han venido realizando.
Como
final de este informe, que pretende ser fundamentalmente practico se presentan
las tareas que desarrollaremos en los próximos meses, dejando claro que la
prioridad está en la campaña del PCE, las actividades relacionadas con la
batalla ideológica y en nuestra implicación en el desarrollo de los acuerdos de
la XI Asamblea de IU que están reflejados en su Plan de Acción y en el
Estratégico, el resto de cuestiones es un recordatorio de tareas que ya están
en marcha:
1.
Celebración en cada Federación de un encuentro abierto de militantes en los
próximos meses, para poner en común el momento político y preparar al partido
para la ofensiva política. Estos encuentros se celebraran antes de que termine
el mes de Noviembre según calendario que se adjunta.
2.
Desarrollo de la campaña de movilización en torno a la defensa de un trabajo
digno, como base para el desarrollo de una vida digna.
3.
Abrir el debate sobre cómo debe ser el sindicalismo de clase del siglo XXI,
desde un primer análisis que debe hacerse desde la comisión de Movimiento
Obrero. Impulsar Sindicalistas por la Unidad Popular.
4.
Activar actuaciones a nivel estatal y europeo, para hacer más visible la
posición que tiene aprobada el PCE de ruptura con la UE y el Euro, este debe
ser uno de los elementos sobre los que trabajemos en el próximo Congreso del
PIE
5.
Continuar el trabajo que se está haciendo desde la S. de Mujer del PCE para
hacer del MDM el instrumento adecuado para organizar a la mujer en la defensa
de sus derechos, para ello es fundamental que el MDM avance en su consolidación
como organización independiente, trasversal y muy ligada con las propuestas de
ruptura que se necesitan para poner en evidencia que no es posible diseñar un
proyecto de nueva sociedad sin romper con el patriarcado.
6.
Desarrollar los acuerdos del Partido en relación con nuestro trabajo en IU y la
participación del PCE en la construcción de la máxima unidad popular, para ello
es fundamental que todo el Partido se implique en el desarrollo de los Planes
estratégicos y de acción de IU.
7.
Trabajar con la UJCE para recuperar impulso movilizador en la juventud.
8.
Situar en nuestro trabajo político la defensa del modelo de estado federal,
actualizando el movimiento republicano a la actual coyuntura, desarrollando el
polo federalista que sea capaz de alcanzar acuerdos con fuerzas soberanistas
que entiendan la necesidad de avanzar juntos hacia un proceso constituyente del
Estado que les permita un mejor escenario para su estrategia política.
9.
Seguir trabajando la segunda fase de la Asamblea de IU en función de lo
aprobado en el último Comité Ejecutivo.
10.
Apoyar desde todo el Partido la nueva etapa de Mundo Obrero y de Nuestra
Bandera, así como la puesta en marcha de la Escuela permanente del PCE.
11.
Encargar a las S. de Organización y Finanzas un plan económico-organizativo,
antes de fin de año, ya que sin recursos y sin organización los planteamientos
que hacemos se quedaran en el papel. En este sentido, se priorizará la puesta
en marcha y seguimiento de los acuerdos del pleno de secretarios/as de
organización del pasado 2 de octubre y cuya acta tenéis en las carpetas.
12.
Trabajar en el desarrollo de los acuerdos de la primera fase del XX Congreso en
relación a nuestras propuestas políticas.
13.
Reforzamiento de la estructura de trabajo del Partido a todos los niveles, lo
que significa dedicar a ello medios materiales y humanos, en concreto en lo
referente a la dirección federal se plantea reactivar la permanente con alguna
incorporación, algún cambio de responsabilidades, y crear las responsabilidades
de Institucional y de implicación en el conflicto.
14.
Implicar a todo el Partido en los trabajo de la Comisión para la celebración
política del centenario de la Revolución Soviética, en el esquema que presenta
la Comisión que ya está trabajando en el PCM.
Cada
tarea tiene responsables de su realización que deberán dar cuenta en el próximo
Comité Federal, de manera que alcanzado un grado mínimo de consistencia es
cuando desde la comisión que tenemos aprobada en el Comité Federal para
articular el conflicto, se pueden hacer unas propuestas con las mínimas
garantías de efectividad a la hora de globalizar los conflictos existentes y
plantear otros en función de las contradicción que se generen fruto de las
políticas de ajustes y recortes.
La
idea es, continuar el impulso que han supuesto tanto el encuentro de cuadros
del mes de agosto como el desarrollo político de la fiesta en Septiembre, para
que en el próximo curso, tengamos todas las armas políticas y estratégicas para
ser capaces de tener un táctica adecuada al desarrollo de la estrategia que
junto a una política de alianzas nos permita evitar el triunfo de la salida
antisocial, reaccionaria y autoritaria de la crisis.
En
este sentido es importante reforzar el trabajo de la dirección a todos los
niveles, para lo que se propone alguna remodelación de las responsabilidades,
de manera que se propone que en la comisión de activación del conflicto, a las
responsabilidades ya existentes se incorporen dos camaradas dedicados mas
directamente a la implicación del PCE en las movilizaciones que se desarrollen
en este periodo, seria los camaradas Jorge Rochet y Dani Gismero, se crearía
como se ha dicho la responsabilidad de Institucional que llevaría la camarada
Isabel Salud, se propone que el camarada Enrique Santiago coordine la Comisión
Internacional a la que se incorporaría el camarada Manuel Pineda como
responsable de Oriente Medio, también se incorporaría la camarada Ana Mata como
adjunta a la Secretaria de la Mujer, y por último se crearía un grupo en la
dirección del Partido para plantear en una próxima reunión de SS.GG. y
Permanente una propuesta de implicación del PCE en la construcción de unidad
popular, tenemos que reconocer que es necesaria una mayor clarificación de
nuestra política de convergencia, desde nuestra participación en Unidos
Podemos, hasta situar la realidad actual de Unidad Popular que desarrollamos el
año pasado.
De
esta manera quedaría configurada un área política, volcada en la activación del
conflicto y el desarrollo de la política de convergencia constituida por la
Secretaria General junto con E. Santiago, Isabel Salud, Jorge Rochet, Cristina
Simó, Paco Figueroa, Gloria Aguilar.
En
este sentido es importante reforzar el trabajo de la dirección a todos los
niveles, para lo que se propone alguna remodelación de las responsabilidades,
de manera que se propone que en la comisión de activación del conflicto, en la
que recordemos estaban ya las camaradas Sira Rego, Fernando Sánchez, Paco
Figueroa, Gloria Aguilar, Felicitas Velázquez, Cristina Simó y la UJCE, se
incorporen dos camaradas responsabilizados en la implicación del PCE en las
movilizaciones que se desarrollen en este periodo, los camaradas Jorge Rochet y
Dani Gismero. Así mismo se crearía, como se ha dicho, la responsabilidad
Institucional que llevaría la camarada Isabel Salud, se propone que el camarada
Enrique Santiago coordine la Comisión Internacional a la que se incorporaría el
camarada Manuel Pineda como responsable de Oriente Medio, también se
incorporaría la camarada Ana Mata como adjunta a la Secretaria de la Mujer, y
por último se crearía un grupo en la dirección del Partido para plantear en una
próxima reunión de SS.GG. y Permanente una propuesta de implicación del PCE en
la construcción de unidad popular, tenemos que reconocer que es necesaria una
mayor clarificación de nuestra política de convergencia, desde nuestra
participación en Unidos Podemos, hasta situar la realidad actual de Unidad
Popular que desarrollamos el año pasado.
De
esta manera quedaría configurada un área política, constituida por la Secretaria
General junto con E. Santiago, Isabel Salud, Jorge Rochet, Cristina Simó, Paco
Figueroa y Gloria Aguilar.
En
definitiva se trata de que el PCE sale de este Comité Federal, con una
estrategia y unos objetivos claros, con una dirección reforzada y plenamente
implicada en ellos, pero sobre todo salimos con un plan de trabajo y una hoja
de ruta que nos permita alcanzar el máximo desarrollo de nuestras
potencialidades.
Es
decir, empezamos a construir un PCE, activo, implicado en el conflicto, capaz
de desarrollar una política de alianzas de máxima unidad popular, para ello
necesitamos coherencia, cohesión, determinar bien los debates y los ritmos, por
encima de otras cuestiones de coyuntura. A ello se va a dedicar esta dirección
y a ello emplazamos a que se dedique el conjunto de la estructura partidaria.
Ahora se trata de
trabajar para que este informe llegue a la base del Partido en los encuentros
de militantes que hemos aprobado para celebrar en el próximo mes y ser capaces
de dar respuesta a los retos que este momento de la lucha de clases nos demanda
al PCE.
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