Guzmán Ahumada
Coordinador
Prov. IU de Málaga y diputado de Adelante Andalucía
Nos
encontramos en unos momentos en los que se están sucediendo en toda España, y
por supuesto en Málaga, una oleada de movilizaciones en defensa del sector
primario. El campo se ha echado a la calle a pedir soluciones a problemas
históricos y estructurales que no pueden esperar más.
Ante el
falso debate, intencionado de la ultraderecha y grandes terratenientes, sobre
fijar el problema que atraviesa la agricultura en la subida del SMI, el sector
reclama algo que para la izquierda es fundamental: es necesario y urgente que
las distintas administraciones intervengan en la economía.
¡No!, que un
trabajador/a del campo cobre un salario digno no es lo que lleva al sector al
abismo. ¡No y mil veces no! Es la especulación de las grandes empresas
multinacionales que se aprovechan de sobremanera de la ausencia de leyes y
políticas de control en los precios y la regulación de los mercados.
Consumidores
y agricultores/ganaderos pagan las consecuencias de que actualmente seis
grandes grupos de inversión se queden con el 55,4% de mercado. Los consumidores
adquieren productos, en muchos casos, a más de un 500% de lo que se paga en
origen, mientras agricultores/ganaderos se ven obligados a vender en pérdidas
para poder obtener unos ingresos mínimos que les permitan volver a producir la
próxima cosecha. Esta cuestión, de volverse cíclica, terminará arruinando al
agricultor y por eso el campo andaluz ha dicho ¡basta!
Esa es la
primera reivindicación que debe ponerse encima de la mesa, intervención en los
precios para que a los que producen se les pague según los costes de
producción. Fijar por ley precios en origen. Además, se deben establecer
medidas de regulación de mercados que integren propuestas de transparencia y
justicia de la cadena alimentaria, con mecanismos eficaces de actuación ante
posibles crisis de precios y que impidan que unos pocos grupos de inversión,
con claros intereses especulativos, controlen el mercado.
Frente a la uberización del sector, hay que apostar
por favorecer la agricultura familiar, social, sostenible y ligada al
territorio, es decir, una estructura empresarial cuyo objetivo sea la
generación de rentas del trabajo, favoreciendo la renovación generacional del
sector.
Una apuesta
perentoria para, dentro de la próxima reforma, que se está debatiendo ahora, de
la Política Agraria Común, se consiga de una vez por todas una PAC social,
sostenible que favorezca a quien produce y genera empleos de calidad y rompa
con las multimillonarias subvenciones a las pocas familias terratenientes sin
aportar nada y que se llevan la mayor parte del pastel.
El lema de
“si el campo no produce, la ciudad no come”, nos deja claro que el sector es
que eso de ser el sector primario, lo es con todas las consecuencias. Si nos
fijamos en tres grandes debates que hay actualmente encima de la mesa, el
sector agroalimentario es fundamental para poder superarlos.
El cambio,
necesario, del modelo productivo debe pasar por un sector primario fuerte, que
además de producir-recolectar nuestros productos sea capaz de transformarlos a
través de la incorporación de la agro-industria, generando mayor valor añadido,
riqueza hacia dentro.
Defender
nuestra agricultura y ganadería, la tradicional, es la mejor herramienta para
combatir el cambio climático en un momento de emergencia. Al tiempo que el
futuro de un sector que fija población, es lo que decantará si seguimos o no
vaciando nuestra Andalucía, España, rural y de interior.
Porque no
hay otra, porque si el campo no produce, no hay vida. Yo apoyo las
movilizaciones del sector. ¿Y tú?
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