Manuel García Mortales “Teniente”
Hace 83
años, el 7 de febrero de 1937, unas 250.000 personas salieron huyendo
masivamente y despavoridas de Málaga por la carretera costera que une Málaga
con Almería.
Si huyó
tanta gente desde Málaga, con una población de unas 300.000 personas, se debe a
que previamente Málaga capital había recibido a unas 90.000 personas huidas de
las zonas que iban ocupando las tropas fascistas. Gente de Cádiz, de Sevilla,
de Córdoba, de Granada, de los pueblos del norte y el este de Málaga, que
tenían noticias del salvajismo y la barbarie con la que se comportaban las
tropas fascistas con el territorio que iba ocupando.
Como cuentan
muy bien Lucía Prieto y Encarnación Barranquero en su libro, “Población y
Guerra Civil en Málaga” las primeras personas refugiadas que llegaron, fueron
acogidas en casas particulares de personas de izquierdas dispuestas a ayudar y
compartir con quienes huían del fascismo. Pronto no quedó sitio y se ocuparon
toda clase de albergues, después todos los conventos, y finalmente, todas las
iglesias, y la Catedral acogió a miles de personas, o cualquier sitio que
pudiera acogerlas como los sótanos de la fábrica de Tabacalera; tamaña
acumulación de población desbordó las posibilidades de acogida y las
condiciones de vida durante meses se tornó inhumana.
La falta de
comida, de agua, de aseo, pronto desencadenó numerosas epidemias que se cebaron
sobre las personas más débiles, las recién nacidas y de corta edad. En el libro
citado están documentados 1.190 fallecimientos solo de niños y niñas entre
Julio de 1936 y febrero de 1937, cuando se produce “la Desbandá”.
Bronconeumonía, Gastroenteritis, Sarampión, Difteria, Tifus, Tuberculosis,
Raquitismo… provocadas por las condiciones insalubres, el hacinamiento, el
desbordamiento de hospitales…
Pero cuando
las tropas fascistas ocuparon Málaga, criticaron la ocupación de las iglesias y
de la catedral como refugios y contaron otra versión de las desgracias de las
personas huidas; el ABC de Sevilla,
en su edición del 11 de febrero, decía: “…allí han muerto los proletarios de
viruela negra, del tifus, de lo que sea, como si el cielo les hubiese enviado
el castigo que se merecían por sus profanaciones y sacrilegios…”. Luis Bolín,
miembro de la burguesía malagueña, que jugó un papel importante en el alquiler
del avión Dragón Rapide, que trasladó el 18 de julio de 1936 al general
Francisco Franco desde las islas Canarias a Tetuán, y que había sido
corresponsal de ABC, también escribió
el 8 de Febrero, al visitar la catedral y cuando la mayoría de la población
huía hacia Almería: “…El espacio interior estaba ocupado en su casi totalidad,
por una horda repugnante hacinada en la mugre y la porquería, con las capillas
laterales infectadas y los míseros petates tirados por el suelo. Un niño muerto
yacía al pie de una columna; un hedor insoportable –el clásico olor a rojo- se
extendía por las naves…”.
La salida de
Málaga la han hecho unas 150 personas, y han sido despedidas con un acto donde
han tomado la palabra representantes de Unidas Podemos, entre ellos el
eurodiputado Manu Pineda. Un saludo especial ha sido de Ana Pomares, una mujer
de 92 años que participó en la huida con 9 años, y que sigue teniendo una gran
fuerza y energía vital impresionante. Se acaba de publicar un libro con la vida
de esta mujer que se llama “Los 4 exilios de Ana Pomares”.
La primera
parada de Memoria Histórica se ha hecho al final del Paseo de los Canadienses,
donde una placa recuerda al doctor Norman Betune y sus compañeros; ellos nunca
llegaron a Málaga, pero vinieron a socorrer a la gente que huía de Málaga y
llegaron hasta la zona de la costa de Granada, desde donde evacuaron en sus
furgonetas sanitarias durante varios días a cientos de niños; gracias al grupo
sanitario de los canadienses tenemos los únicos testimonios gráficos de la
huida hacia Almería.
La marcha ha
llegado hasta el municipio del Rincón de la Victoria. Antes del Rincón, está la
localidad de la Cala del Moral. A la entrada de la Cala nos esperaban 2 cursos
de 4º de ESO, un@s 50 jóvenes quinceañeros; justo en ese sitio, hay un monolito
recordando el hundimiento del submarino republicano C3, por parte del submarino
U32 de la Marina alemana nazi, en la que perdieron la vida unos 37 marinos,
cuya mayoría eran de Cartagena. L@s estudiantes, nos han acompañado un trozo
del camino hasta el comienzo de los túneles del antiguo tren por donde pasó la
huida y donde hay, señalado como lugar de memoria histórica, un boquete que
atraviesa la roca, producido por los disparos de los tres destructores
franquistas que fueron persiguiendo por mar a l@s huidos disparándoles por todo
el camino.
En la marcha
ha participado una mujer venida de Francia, Annie Flores, cuya madre participó
en la huida con 10 años en un grupo que salió del pueblo de Arenas, cercano a
Vélez Málaga. Después de llegar a Almería, siguieron huyendo hasta un pueblo
limítrofe entre Aragón y Cataluña. La huida siguió después y cruzaron los
Pirineos instalándose definitivamente en Francia; la niña, acabó casándose con
un miliciano, almeriense de Garrucha, doce años mayor que ella, que estuvo en
el campo de prisioneros de Argelés en Francia. Ella conoció la historia de sus
padres hace menos de 10 años y su madre, la niña que huyó con 10 años, murió a
finales de 2017, año en el que estuvo en Málaga y participó en el acto anual
que hacen todos los años las organizaciones memorialistas malagueñas en el
Paseo de los Canadienses. Annie está empeñada ahora en reconstruir la historia
de sus padres y de conocer su familia de Málaga y Almería.
Después de
comer el exquisito “guisaillo” de patatas que nos han hecho los cocineros de la
marcha, hemos tenido tres actos en Torre del Mar. El primero el homenaje al
farero de Torre del Mar, el gallego Anselmo Vilar, de familia de fareros, cuyo
abuelo lo fue del famoso faro de la Torre de Hércules de la Coruña. En la noche
del 7 y del 8 de febrero, apagó el faro para que los aviones italianos y
alemanes, así como los destructores franquistas no pudieran ver y ametrallar y
bombardear a la inmensa muchedumbre que pasó la noche en las grandes explanadas
de cañaverales que había a la entrada a Torre del Mar.
El día 9 que
entraron las primeras tropas fascistas, Torre del Mar y a Vélez, estaban
prácticamente desiertas porque su población se sumó a “la Desbandá”, pero el
farero no huyó, fue apresado y pocas horas después fusilado, sin ningún tipo de
juicio. Cuando murió tenía 51 años, su acción salvó la vida quizás de miles de
personas que pudieron descansar, comer (caña de azúcar) y beber agua (del río
de Vélez) y continuar la huida. Sin embargo, Anselmo, desconocido y olvidado,
fue enterrado en una fosa común de donde aún no ha podido ser rescatado al
igual que miles de personas asesinadas por el fascismo. La Asociación de la
Desbandá sumará su esfuerzo junto con las asociaciones memorialistas de Vélez,
para que Anselmo tenga el recuerdo que se merece.
Después del
Faro hemos visitado el parque de la Memoria de Torre del Mar, donde nos han
saludado representantes institucionales de Adelante Andalucía y Unidas Podemos
y de ahí hemos ido al salón de actos de la Mancomunidad. Allí se nos ha
presentado el libro La Caja Roja; el libro es una colección de más de 5000
fotos que estaban guardadas en dos cajas rojas y enterradas en un sótano de la
casa del fotógrafo catalán Antoni Campañá. En ellas hay una serie de
fotografías, que en los negativos están reseñadas como refugiados malagueños.
Estas fotos podrán acompañar desde ahora a las que teníamos de la marcha por la
carretera y las de los refugiados en Almería. El libro, se presenta el 7 de
febrero en Málaga, coincidiendo con la fecha del éxodo.
El ánimo de
los marchistas es excelente, la mayoría somos jubilados, aunque hay también
gente más joven que han hecho un alto en su trabajo para acompañar la Memoria
de la Desbandá. Algun@s somos veteranos en la marcha que disfrutamos la alegría
de reencontrarnos; también, se han sumado nuev@s compañer@s que, con seguridad,
disfrutaran de la marcha y se enriquecerán con los conocimientos y los
sentimientos que vamos adquiriendo por el camino.
Mañana, día
7 de febrero salimos de Torre del Mar con llegada a Nerja.
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