José Luis Centella Gómez. Presidente del
PCE
Nadie puede
dudar que nuestra participación en el gobierno marcará en un tiempo nuestra
acción política y nuestra vida interna. Esta participación, la segunda vez en
la historia, se ha dado en condiciones extraordinarias, con una debilidad
organizativa de las fuerzas sociales y políticas que apoyan al Gobierno, y una
gran agresividad de las derechas y extrema derecha comprometidas con mantener
los poderes del Estado al servicio de las élites con raíces en la dictadura
franquista.
Desde esta
perspectiva nuestra acción de gobierno, tiene que asumir un primer reto de
dotarse de una base social amplia que impulse los avances legislativo y las
políticas progresistas desde una movilización que al día de hoy está por
construir, por tanto, una de nuestras principales prioridades debe ser estar en
el conflicto, contribuir a su organización, porque las derechas no van a dar
respiro a la acción de gobierno tanto en las instituciones y aparatos del
estado como desde la patronal y sectores de la Iglesia.
Pero la
presencia en el conflicto ni se decreta si basta con escribirla en los informes
que periódicamente aprobamos en nuestros órganos, sino que necesita tener una
capacidad organizativa, y un proyecto político desde donde se pueda impulsar
esta movilización, si no somos capaces de organizar un amplio bloque social,
político, sindical, nuestro trabajo se reducirá a la mera gestión
institucional, con una completa hegemonía de los grupos institucionales desde
los que difícilmente se puede ganar la batalla a una derecha que tiene grandes
medios a su disposición.
Tenemos muy
reciente los errores que se cometieron en los Gobierno del cambio de 2015 que
en su gran mayoría han sido derrotados por la derecha en las elecciones de
2019.
Desde esta
perspectiva, se nos presentan en lo inmediato algunos retos, por una parte, dar
forma a una propuesta que mantenga la estrategia rupturista adecuada a la
coyuntura que se deriva de la configuración del nuevo Gobierno, manteniendo
claro el rechazo de cualquier posibilidad de participar por activa o por pasiva
en cualquier tipo de “pacto de estado” que abra la puerta a esa segunda
transición tan anhelada por el bloque dominante para reformar el régimen del 78
manteniendo sus privilegios.
Por otra
parte, es necesario encajar una política de convergencia que reconfigure el
caos actual evitando sumar una pieza más a la matrioska que nos propusimos desmontar.
De esta
manera entiendo que el PCE debe reafirmar su apuesta por una política de
convergencia, que siga apostando por la construcción de un amplio Movimiento
Político y Social, en el que participen el sindicalismo, feminismo, pacifismo,
ecologismo y altermundismo.
La cuestión
es determinar en la próxima Conferencia como debe participa el PCE en este
proceso, desde la base de entender que siguen siendo válidos los acuerdos del
XX Congreso del PCE y de la XV Asamblea de IU en referencia a desmontar los
elementos que hacían de IU un Partido Político para desarrollar las
características de Movimiento Político y Social que habían sido arrinconados
con el paso del tiempo.
Entiendo que
cada vez es más evidente que no es posible la convivencia de la estructura de
IU Partido Político con las estructuras de los Partidos que forman parte de
ella, y de que con las actuales estructuras y modos de funcionamiento ni IU, ni
el PCE están en condiciones de dar respuesta a los retos que la realidad nos
planea.
Dicho esto
es bueno recordar que nunca se planteó que superar IU sea disolverla en la
nada, porque esto hoy significaría una salto al vacío que también arrastrará al
PCE, de lo que trata por tanto es de evitar el debate en términos de fortalecimiento
o disolución de IU, y desarrollarlo en torno a las medidas que tenemos que
debatir y probar para situar a IU y al PCE en condiciones de desarrollarse para
poder jugar su papel, la primera como Movimiento Político y Social y la segunda
como Partido Político, y al mismo tiempo pensar cómo se puede avanzar en la
construcción de una amplia convergencia en la que participen todas las fuerzas
que apuesten que coincidamos en un programa alternativo para construir un
proyecto de Nuevo País.
De esta
manera considero que tomando la referencia de la experiencia acumulada en estos
años, tenemos que preparar nuestras propuestas pensando que la convergencia
política no se puede desarrollar en una sola organización, sino que deben
estudiarse fórmulas que respeten las culturas y perfiles diferentes que existen
en las fuerzas progresistas y de izquierdas para dotarse de una coordinación
sustentada en normas de funcionamiento y expresiones electorales que sean
diseñadas desde reglas democráticas y participativas.
De lo que se
trata es de conjugar los papeles que tienen que jugar tanto IU como el PCE en
este proceso de búsqueda de puntos de encuentro en torno al programa político y
definir la forma de funcionar y organizar la Convergencia que pretendemos
crear, de esta manera la próxima Conferencia debe valorar el papel que el PCE
juega en el proyecto de Convergencia, encajando nuestra participación en IU y
nuestras aportaciones al desarrollo de UP evitando como decía, que este último
espacio se convierta en una nueva matrioska
que se superponga a las ya existentes.
Dicho esto,
quiero resaltar que para empezar a situar a IU como Movimiento Político y
Social es imprescindible avanzar en el desarrollo de instrumentos de
participación, elaboración y acción colectiva y en lo concreto en la superación
de las actuales áreas, que tenemos que admitir siguen funcionando como
secretarias de un Partido Político. Para ello las redes, o como consideremos
llamarlas, deberían recuperar el objetivo inicial de las Áreas para que fueran instrumentos
para la elaboración colectiva y para la acción, es decir para dar sentido a una
nueva forma de hacer política, y en función de este objetivo, algunas
consideraciones:
Para
conseguir este objetivo, las áreas o redes, tienen que tener una composición
abierta, un funcionamiento horizontal, flexible, muy de base, pensado de forma
especial para quienes se acercan por primera vez a la participación social y/o
política sin más compromiso, que el de aportar ideas o iniciativas y llevar a
cabo las conclusiones de los debates en la medida que lo referencie, para ello
las Áreas o Redes, tienen que tener especialmente una actividad en la base
participativa y autorregulada.
En lo
concreto cada una de las actuales áreas o redes debería organizar de forma
autónoma un proceso de reconversión, que no sea una vez más un simple cambio de
nombre, sino un trabajo que tiene que empezar por conseguir que sean realmente
espacios abiertos de amplia base e implantación local y provincial, con un
carácter más abierto y participativo, de manera que no se debería reconocer a
ningún área o red que no estuviera organizada con un mínimo de áreas locales o
comarcales a determinar.
Una vez
terminado este proceso, en el que tiene que implicarse la organización a todos
los niveles, es cuando se podría determinar cómo se relacionan estos
instrumentos de participación, elaboración y acción, con las Organizaciones de
IU a todos los niveles, significando este proceso, entre otras cuestiones, un
cambio en la actual Asamblea Político y Social, tanto en su composición como en
su funcionamiento trabajando para sectorializar los espacios de unidad.
Como decía,
al mismo tiempo que desarrollamos IU, tenemos que avanzar en la consolidación
de un ámbito de convergencia mayor que para que sea real y no un mero
planteamiento teórico debe partir de organizar la actual realidad de Unidas
Podemos, hacerlo desde la descentralización de la toma de decisiones políticas
en función de las diversas realidades que se pueden dar en todo el Estado,
asumiendo como base de su funcionamiento la regla del consenso y reglamentado
métodos democráticos, y participativos para resolver las cuestiones en las que
no exista el consenso.
Desde esta
base sería un error conformarnos con la actual realidad de UP y no plantearnos
un llamamiento dirigido a ecologistas, sindicalistas, feministas, activistas de
los movimiento por la paz, la solidaridad, la defensa de los derechos sociales
y ciudadanos, etc. para construir un amplio Frente en el que trabajemos
cooperativamente sobre la estrategia, la base política, el programa, así como
la forma de organizarnos y funcionar en este proyecto en el que es fundamental
buscar instrumentos y mecanismos para que participen cientos de personas que no
están organizados ni se plantean la militancia política ni se quieren encuadrar
como simpatizantes de ninguna organización política.
La cuestión
es que no se repitan errores del pasado y no pensemos el nivel amplio de
convergencia en clave organizativa que determine una nueva matrioska que sobreponer a las ya existentes.
Considero
que el ámbito de confluencia que se genere partiendo de la actual Unidas
Podemos, no debe tener más estructura que la que aporten sus componentes desde
una justa distribución de los recursos materiales y humanos existentes, porque
no nos engañemos para poder afrontar los retos que se plantean en este texto es
necesario que tanto IU, como el PCE tengan los medios materiales y humanos
suficientes para poner en valor su capacidad de iniciativa y de propuesta.
Acceso al
documento de debate y normas de la Conferencia: