La sentencia del caso
Gürtel ha situado al Partido Popular como «organización criminal»
apoyada en un «sistema de corrupción institucional».La Audiencia
Nacional no sólo ha condenado a 351 años de cárcel a los grandes
cabecillas de la trama (29 de los 37 acusados), sino que también ha
condenado al propio Partido Popular por corrupción al ratificar la
existencia de una caja B, «una estructura financiera y contable
paralela a la oficial». Esta condena avala el trabajo de nuestro
equipo jurídico que, recordemos, presentó junto con otras
organizaciones una querella criminal hace cinco años contra varios
dirigentes del PP y grandes empresarios relacionadas con los papeles
de Bárcenas. De la misma manera, esta condena acredita la justeza de
nuestro análisis: el PP es una trama de corrupción que se presenta
a las elecciones.
La ratificación del
Partido Popular como organización corrupta nos obliga a las fuerzas
democráticas a marcarnos como objetivo prioritario y urgente su
expulsión del Gobierno. En este sentido, nos parece necesaria la
aprobación de la moción de censura presentada por el PSOE, por lo
que contará con nuestro apoyo. La permanencia de los corruptos en el
Gobierno supondría un deterioro de nuestra exigua democracia y la
putrefacción de unas instituciones utilizadas como parapeto ante
futuras sentencias. La dimisión de Mariano Rajoy sería
insuficiente, pues la corrupción es intrínseca a la estructura y al
funcionamiento del PP como organización.
La urgencia de este
objetivo nos obliga a invertir nuestro tiempo y recursos a su
consecución. Los debates sobre hipotéticos escenarios que podrían
abrirse más adelante son innecesarios en este momento y sólo
aportan ruido que puede desviar la atención sobre la que es nuestra
tarea inmediata: la expulsión de un gobierno corrupto que no se
merece este país, especialmente en un contexto en el que son las
clases populares quienes cargan sobre sus espaldas las consecuencias
la crisis. Una crisis, no lo olvidemos, originada y gestionada por
una alianza entre las élites económicas corruptoras que dan el
sobre y las élites políticas corruptas que lo guardan en la caja B.
Desde Izquierda Unida
actuamos con responsabilidad histórica y desde el compromiso con las
clases populares. Estos dos principios nos alejan de cualquier
tentación tacticista. Seguiremos reivindicando la gran política
como instrumento colectivo para la lucha por la mejora de las
condiciones de vida los trabajadores y las trabajadoras también si
conseguimos expulsar al PP del gobierno. Cualquier paso que demos más
adelante lo daremos –junto a la militancia– desde esta
reivindicación, siempre en torno a programas y propuestas concretas,
fieles a una de las mejores características de nuestra tradición.
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