Hoy
es 8 de marzo y desde la Unión de Juventudes Comunistas denunciamos la
desigualdad que sufrimos las mujeres trabajadoras. Desigualdad que no deja de
crecer y se recrudece con la crisis sin que se tomen las medidas políticas
necesarias. Este no es un día para homenajear a las mujeres porque podamos
trabajar, es un día de denuncia de la desigualdad y la violencia que conlleva,
y de homenaje a la lucha diaria que todas las mujeres llevamos a cabo en
nuestros centros de trabajo y de estudios; a la lucha que también llevamos a
diario en nuestras casas para que no se normalice la opresión y se condicione
el modo de vivir.
Hoy
8 de marzo denunciamos que el silencio hace cómplices a quienes, conociendo la
desigualdad existente y teniendo posibilidad de acabar con ella, priorizan
siempre otras cuestiones a la vida y la dignidad de las mujeres. Los partidos
del Régimen no mantienen entre sus “líneas rojas” medidas que ataquen la brecha
salarial, que este año llega al 24 % y que obliga a las mujeres españolas a
trabajar 88 días más para cobrar lo mismo que los hombres. Tampoco mantienen
medidas contra el desempleo femenino que no deja de crecer y hace que desde
hace varios años la pobreza en España la suframos especialmente nosotras. En
2015, sólo uno de cada tres nuevos empleos era desempeñado por una mujer, y sin
embargo, somos las mujeres las que ocupamos el 72 % de los empleos a tiempo
parcial. La educación que recibimos hace que se sigan reproduciendo roles
patriarcales donde la división sexual del trabajo condiciona los empleos a los
que las mujeres nos vemos abocadas, por lo que la situación que vivimos en
España se parece mucho a la de otros países de Europa donde muchas españolas
han tenido que emigrar en los últimos años.
Y
es que a golpe de precariedad y desempleo se nos recuerda una idea: el
patriarcado nos somete por ser mujeres al trabajo reproductivo y a los cuidados,
que nos alejan de la igualdad también en el ámbito laboral.
Así, el capitalismo
necesita esta desigualdad que nos excluye del mercado cuando no necesita más
mano de obra remunerada. Esta situación, unida a los recortes sufridos en
servicios públicos y el silencio cómplice de los partidos del Régimen, que en
meses de precampaña y campaña electoral, también en estos meses tras las
elecciones, no han puesto el foco de atención en la agresión permanente que
sufre la dignidad y la vida de la mujeres.
Ante
esto, debemos ponernos en pie de guerra. Necesitamos un movimiento feminista
amplio, diverso y permanentemente en lucha. Este 8 de marzo es un día de
combate feminista como los demás, en el que tenemos la tarea de sumar esfuerzos
para hacer temblar los cimientos del patriarcado hasta que caigan.
Por
una vida a la altura de nuestras luchas
¡La respuesta es feminista!
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