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viernes, 25 de marzo de 2016

Carta del Secretario General del PCE a la militancia del partido. Hacia el XX Congreso del PCE

Estimada camarada, estimado camarada:
Permíteme que te dirija estas letras que considero necesarias ahora que han culminado las Conferencias de las distintas Federaciones del PCE y del PSUC-viu y que nos han permitido constatar el amplio acuerdo que existe en el PCE. Os animo a culminar esta primera fase del Congreso con un debate sincero y sobre todo constructivo.
En estos días han aparecido en distintos medios declaraciones y manifiestos que intentan hacer una burda caricatura de este Congreso y de nuestras propuestas. No me preocupan las intenciones de quienes intentan arrinconar y devaluar al PCE, esto ha pasado siempre y seguirá pasando, no hay nada más trasversal que el anticomunismo. Lo que sí me preocupa, es que la demagogia, el cinismo y la desfachatez que emplean, puedan tergiversar nuestras propuestas y confundir a algunas personas, por eso he decidido hablar con claridad, para explicar bien lo que pretendemos y denunciar a quienes tratan de esconder su fracaso político detrás de falsos debates con los que intentan ocultar su nulo apoyo en las bases.
En primer lugar, es necesario dejar claro que, en nuestros análisis, siempre hemos diferenciado claramente, lo que es una crisis del régimen surgido en la transición del 77 al 82, con la idea de que el sistema capitalista esté débil y a punto de ser derrotado. Es decir, es importante saber diferenciar al regimen del 78 del propio sistema capitalista.
Por Régimen del 78, entendemos el modelo de acumulación capitalista dependiente basado en el sector servicios (especialmente la construcción y el turismo) y el endeudamiento, con un marco institucional basado en el bipartidismo y el pacto social y la idea de la modernización del país y la entrada en la UE como eje en torno al cual lograr los consensos ideologicos necesarios para garantizar la paz social y los apoyos mayoritarios al régimen. A partir de 2007 -2011 este régimen entra en una triple crisis: una crisis de acumulación (que se intenta resolver socializando las pérdidas sobre los derechos y el poder adquisitivo de la mayoría social), una crisis del marco institucional (los partidos políticos mayoritarios pierden apoyo ante una parte importante de sus bases electorales) y una crisis de legitimidad (los grandes consensos de finales del siglo XX se han roto para amplios sectores de la población). Tras el resultado del 20 D se suma una crisis de gobernabilidad tal y como analizamos en los documentos congresuales.
Es en función de esta situación que planteamos la estrategia de ruptura democrática que evite la consolidación de una segunda transición y permita avanzar en políticas sociales, democráticas y antipatriarcales.
Al mismo tiempo, somos conscientes de las fortalezas del sistema capitalista que está consolidando su dominio sobre el planeta en una ofensiva que lleva la muerte y la destrucción a todos los rincones del mundo. Hay que señalar, sin embargo, que a pesar de esta fortaleza, el capitalismo no está siendo capaz de resolver sus propias contradicciones y sigue necesitando usar la maquinaria militar más potente de la historia, la OTAN, para conseguir sus objetivos de implantar el pensamiento único y el dominio total del planeta. De ahí que entendamos que la estrategia rupturista es la más adecuada para una acumulación de fuerzas que nos permita avanzar hacia el socialismo. También somos conscientes del papel que juega la UE como parte del entramado imperialista de dominación al servicio del capital transnacional, dando soporte a la OTAN como su brazo armado. Es necesario trabajar, en este año, en cómo dar forma a nuestro planteamiento sobre la ruptura con la UE y cómo contribuir a desarrollar un proceso de integración de toda Europa. Proceso que tiene que ser horizontal, solidario y agente activo en la defensa de La Paz y la cooperación entre los pueblos del Planeta. Para ello es de vital importancia que analicemos las grietas ideológicas del discurso dominante y forcemos cada vez más las contradicciones hacia nuestros postulados.
En segundo lugar, es necesario denunciar la demagogia con la que algunos tratan de confundir nuestra crítica al abandono de la estrategia de la ruptura en los años 77-82, con un desprecio al papel del PCE en la transición, nada más lejos de la realidad. Precisamente, porque valoramos la heroicidad de la militancia comunista, su contribución a la conquistas de las libertades y de muchos logros sociales en tiempos de la dictadura franquista, nos negamos a que se les pretenda utilizar para legitimar a un régimen que mantiene en las cunetas a cientos de nuestros camaradas y que pretende borrar la memoria democrática de este País.
Los comunistas siempre hemos sacado lecciones de nuestros errores, y si hay una lección importante que aprender del error cometido en los años 77-82, es la de que no se puede abandonar la estrategia de ruptura porque las matemáticas parlamentarias sean desfavorables. Muy al contrario, estamos convencidos que es precisamente en ese momento cuando cobra sentido la necesidad de mantener una estrategia rupturista para no legitimar al régimen. No queremos ser la izquierda del régimen, lo que queremos es construir la alternativa al régimen.
Quienes entran en esta falsa descalificación lo que pretenden ocultar es su apuesta reformista. Su planteamiento de que es mejor y más cómodo ser la izquierda del régimen que plantear ser la alternativa que no lo legitima sino que exige su sustitución por otro radicalmente democrático y socialmente avanzado en nuestro horizonte de avanzar hacia el socialismo.
En tercer lugar, de esta determinación en mantener la estrategia de ruptura, parte la necesidad de tener una fortaleza social que supere la debilidad electoral, por ello planteamos mantener y reforzar la política de Convergencia Social y Política, que ya planteó el PCE en su XI Congreso, frente a los llamados carrillistas que planteaban la defensa de identidad de las siglas del PCE por encima de todo, porque decían que la Convergencia y su plasmación en IU significaba la disolución del Partido. Curiosamente quienes defendieron esta postura, acabaron en el PSOE y la política de Convergencia se manifestó una vez más como una política correcta que no sólo no disolvió al PCE sino que lo fortaleció.
Hoy esa Política de Convergencia, tal y como planteamos en los documentos del XX Congreso, se concreta en el desarrollo del Bloque Social y Político, como referente de quienes desde distintos sectores y frentes de lucha coincidimos en la estrategia de confrontación con las políticas antisociales mandatadas por la Troika y desarrolladas por los gobiernos de Zapatero y Rajoy.
En este sentido, planteamos que, para construir ese Bloque, es imprescindible que IU recupere su carácter de Movimiento Político y Social sobre la base de nuevas formas de hacer política y nos planteamos el reto de trabajar para que sindicalistas, feministas, ecologistas, republicanos/as, desborden a la actual Izquierda Unida desde la más amplia unidad popular.
Quienes de forma torticera y cínica nos acusan de querer acabar con IU y ser submarinos de Podemos deberían pensar y explicar quién hace más daño a la propia IU, quién dice defenderla pero la deja sin representación en el Ayuntamiento de Madrid o la trata de romper en Euskadi o quienes desde posturas de confluencia, mantuvieron nuestra presencia en dicho Ayuntamiento y la están recuperando en Euskadi.
Que nadie se confunda, que nadie se haga falsas ilusiones, la actual dirección del PCE no se plantea, ni abandonar IU, ni entregársela a nadie, daremos la batalla politica por IU, por los principios fundacionales de IU y confrontaremos con quienes desde una supuesta defensa de sus siglas y su identidad la quieren llevar a formar parte del proyecto reformista, como la izquierda del régimen.
Por último, estamos convencidos de que fortalecer al PCE en lo político y en lo organizativo es nuestra mejor contribución a construir un Bloque que pueda disputar la hegemonía social y política al sistema. Para ello, hemos propuesto la recuperación estatutaria de las competencias que habíamos delegado en IU, propuesta que llevaremos al Congreso para su aprobación.
Esta propuesta responde simple y llanamente a normalizar una situación que creemos anacrónica después de analizar los 24 años transcurridos desde la celebración del XIII Congreso del PCE y la III Asamblea federal de IU, cuando ésta dio un paso adelante superando la fórmula de coalición electoral y adquirió, jurídicamente, la de partido político. En aquel momento el Partido decidió ceder jurídicamente sus competencias electorales en IU como también lo hicieron el resto de partidos que entonces estaban integrados en IU (PASOC, IR y CUT).
Hoy entendemos que nuestra apuesta por la convergencia sigue con la misma fuerza que en 1983. Por ello nos corresponsabilizamos de nuestra historia y nos sentimos orgullosos de seguir formando parte de una organización como IU que ha recogido lo mejor de la izquierda política de estos años. Nos reafirmamos en nuestra voluntad de seguir caminando junto a las miles de mujeres y hombres que la conforman en la senda de la construcción del espacio de ruptura que necesita la mayoría social trabajadora de nuestro país y en hacerlo desde la política. Estamos convencidos que así lo haremos en mejores condiciones, desde nuestra propia soberanía, sin mas ataduras jurídicas, como por cierto, ya ocurre con el resto partidos que integran la propia IU.
En este punto, cuando nuevamente, de forma cínica, hay quien pretende hacer creer que esta propuesta plantea nuestro abandono de IU, con rotundidad les digo, una vez más, que no se den tanta prisa, que no les vamos a dejar el terreno libre para que lleven a IU a las filas del reformismo, como no se lo dejamos libre ni en Madrid, ni en Euskadi, por poner solo dos ejemplos.
Vamos a dar la batalla, como la dimos en 2008, por una IU anticapitalista, federal, republicana, antipatriarcal, organizada como Movimiento Político y Social, que aspire a conquistar el socialismo e implicada en el apasionante proyecto de construir la más amplia unidad popular. En torno a un proyecto de ruptura democrática y como mejor contribución a este proyecto, trabajaremos para construir un PCE activo, consciente de su papel como organizador de la lucha de la clase obrera, un PCE volcado en el conflicto que no aceptara nunca el papel de legitimador de una segunda transición.
En defensa de estas ideas trasladaremos los acuerdos de nuestro XX Congreso a la XI Asamblea de IU y, como siempre hemos hecho, asumiremos democráticamente lo que decidan las bases. Solo le pido al resto de participantes en el debate que también lo acepten, ésa será la verdadera vara de medir de la credibilidad que tenemos cada cual en la organización. Aceptar los resultados de ambos procesos porque a partir de su celebración, nadie podrá hablar en nombre de las bases, porque serán los miles de militantes del PCE y de IU quienes habrán hablado y nos pondrán a cada uno en nuestro sitio.
Desde este convencimiento, seguiremos dejándonos la piel en el esfuerzo de hacer posible una ruptura democrática y social que nos permita avanzar hacia el socialismo. La memoria de quienes dieron su vida por el PCE, de quienes entregaron lo mejor de sí mismos en defensa de la clase trabajadora nos da fuerzas para seguir la lucha y este XX Congreso será un paso firme en la senda de recuperar lo mejor de nuestra historia, tal y como nos enseñaron Pepe Díaz y Dolores Ibarruri.
Un saludo revolucionario

José Luis Centella.
Secretario General del PCE

Madrid, a 22 de marzo de 2016

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