El
Coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, hizo ayer un análisis
de sus previsiones políticas para el año recién iniciado y ha advertido de que
“2017 va a ser, en la práctica, el año de la Gran Coalición entre PP y PSOE,
que ya han reconocido que se necesitan mutuamente, más allá de la retórica
parlamentaria para intentar disimularlo”. Además, Garzón ha avisado que “desde
IU no vamos aceptar los cambios superficiales, entre ellos en la Constitución,
que pretende la oligarquía para que así no se toque lo importante. Somos tajantes:
no vamos a ser la izquierda domesticada que quieren ni vamos a pasar por el
aro”.
El
máximo responsable de IU ofreció esta mañana en la sede de la formación su
primera rueda de prensa de este nuevo curso político. Junto al análisis que
luego desarrollaría de forma más pormenorizada, indicó con vehemencia que
“desde Izquierda Unida, y sin ser contradictorio con nuestro irrenunciable
deseo de una reforma total de la Constitución, nuestra prioridad va a ser
construir un blindaje de los derechos positivos que ya recoge, como el derecho
a la vivienda o al empleo, para que de una vez dejen de ser papel mojado”.
Garzón
abundó en todas estas ideas al señalar que “PP y PSOE van al intercambio de
cromos”, uno porque “por sí solo no le salen las cuentas” y el otro porque
“está en una situación de interinidad con su gestora y carece de un líder, por
lo que tiene que evitar unas nuevas elecciones como sea. El PSOE es
corresponsable de lo que sucede”.
“Las leyes que deben aprobar en un futuro
-explicó- pasan inevitablemente por la suma de sus votos y esto es así por
mucho que traten de evitarlo con su retórica parlamentaria”. Apostilló que este
análisis “no es un diagnóstico hecho en el aire, sino que se va a ver en
medidas muy concretas”.
Enumeró
entre ellas la ineludible aprobación de los Presupuestos Generales del Estado
(PGE) de 2017, para los cuales no hay aún ni fecha de presentación ni, mucho
menos, de tramitación. Recordó también “las reformas concretas que ya han
exigido desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre ellas la de las
pensiones”, así como cambios en el sistema impositivo y nuevos recortes en
sanidad o en educación.
“En
las pensiones -dijo para detallar su advertencia-, de lo que estamos hablando
es de un nuevo e importante recorte en los ingresos de los pensionistas y más
rebaja aún de su poder adquisitivo”. Recordó también con una inflación que
alcanzó el 1,5% en 2016 y con la raquítica subida del 0,25% aprobada para el
presente año “los pensionistas ya han tenido una importante pérdida de poder
adquisitivo gracias a las reformas aprobadas por el Gobierno del PP”.
Aseguró
también en lo que respecta a los PGE que “casi con toda probabilidad
presentaremos una enmienda a la totalidad desde el Grupo de Unidos Podemos, si
se cumple el espíritu que ya se ha adelantado desde el PP que tendrán” las
cuentas públicas para este año.
Dentro de la parte más teórica de su análisis,
Garzón destacó “el gran interés de una parte de la oligarquía en caminar hacia
una segunda transición, con reformas parciales hechas desde arriba, con muy
poca transparencia y que sólo sean parches. Quieren que parezca que todo ha
cambiado para que siga igual”.
Frente
a ello, afirmó que la apuesta de Izquierda Unida sigue siendo “la reforma total
de la Constitución, siempre que se haga de forma participada por toda la
ciudadanía y no sólo desde los despachos”. Además, apostilló que “incluso las
reformas parciales deben pasar por un referéndum para que no sea un mero
intercambio de intereses partidistas, y ahí nos vamos a implicar nosotros”.
No
obstante, aseguró que desde su formación se apoyarán cambios necesarios, aunque
sean parciales, como el de rebajar el número de firmas -en la actualidad hacen
falta medio millón- para llevar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) al
Parlamento, lo que también requiere una reforma constitucional, “pero sin
renunciar en modo alguno a nuestra exigencia de una reforma total” de la Carta
Magna.
Alberto
Garzón insistió en que Izquierda Unida estará en el lado opuesto de “quienes
buscan una salida en falso de esta crisis social y política, de esta crisis de
régimen. Quieren una izquierda domesticada y desde IU somos tajantes: no vamos
a serlo ni vamos a pasar por el aro. Queremos una democracia radical y eso
significa que la democracia no sea sólo votar cada cuatro años. No vamos a
repetir errores del pasado. Queremos un Estado republicano y participativo”.
Llamó
la atención sobre las “trampas” que se tienden en todo este proceso de
supuestas reformas, entre ellas, “el continuo llamamiento al consenso, la
petición para que todos los partidos se sienten a hablar de cambios, pero
siempre que no se toque lo esencial, y también el dejar a la ciudadanía al
margen de todo ello”.
Recordó
que quienes pretenden todo esto son los mismos que “impiden que se pueda hablar
de cambios en el modelo de Estado, por ejemplo, o que se denuncie la corrupción
como un problema institucional”.
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