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martes, 10 de enero de 2017

Alberto Garzón avisa que “2017 será el año de la Gran Coalición PP-PSOE, que se necesitan mutuamente” y que tendrá enfrente a una IU “que no será la izquierda domesticada que quieren”



El Coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, hizo ayer un análisis de sus previsiones políticas para el año recién iniciado y ha advertido de que “2017 va a ser, en la práctica, el año de la Gran Coalición entre PP y PSOE, que ya han reconocido que se necesitan mutuamente, más allá de la retórica parlamentaria para intentar disimularlo”. Además, Garzón ha avisado que “desde IU no vamos aceptar los cambios superficiales, entre ellos en la Constitución, que pretende la oligarquía para que así no se toque lo importante. Somos tajantes: no vamos a ser la izquierda domesticada que quieren ni vamos a pasar por el aro”.
El máximo responsable de IU ofreció esta mañana en la sede de la formación su primera rueda de prensa de este nuevo curso político. Junto al análisis que luego desarrollaría de forma más pormenorizada, indicó con vehemencia que “desde Izquierda Unida, y sin ser contradictorio con nuestro irrenunciable deseo de una reforma total de la Constitución, nuestra prioridad va a ser construir un blindaje de los derechos positivos que ya recoge, como el derecho a la vivienda o al empleo, para que de una vez dejen de ser papel mojado”.
Garzón abundó en todas estas ideas al señalar que “PP y PSOE van al intercambio de cromos”, uno porque “por sí solo no le salen las cuentas” y el otro porque “está en una situación de interinidad con su gestora y carece de un líder, por lo que tiene que evitar unas nuevas elecciones como sea. El PSOE es corresponsable de lo que sucede”.
 “Las leyes que deben aprobar en un futuro -explicó- pasan inevitablemente por la suma de sus votos y esto es así por mucho que traten de evitarlo con su retórica parlamentaria”. Apostilló que este análisis “no es un diagnóstico hecho en el aire, sino que se va a ver en medidas muy concretas”.
Enumeró entre ellas la ineludible aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017, para los cuales no hay aún ni fecha de presentación ni, mucho menos, de tramitación. Recordó también “las reformas concretas que ya han exigido desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre ellas la de las pensiones”, así como cambios en el sistema impositivo y nuevos recortes en sanidad o en educación.
“En las pensiones -dijo para detallar su advertencia-, de lo que estamos hablando es de un nuevo e importante recorte en los ingresos de los pensionistas y más rebaja aún de su poder adquisitivo”. Recordó también con una inflación que alcanzó el 1,5% en 2016 y con la raquítica subida del 0,25% aprobada para el presente año “los pensionistas ya han tenido una importante pérdida de poder adquisitivo gracias a las reformas aprobadas por el Gobierno del PP”.
Aseguró también en lo que respecta a los PGE que “casi con toda probabilidad presentaremos una enmienda a la totalidad desde el Grupo de Unidos Podemos, si se cumple el espíritu que ya se ha adelantado desde el PP que tendrán” las cuentas públicas para este año. 
 Dentro de la parte más teórica de su análisis, Garzón destacó “el gran interés de una parte de la oligarquía en caminar hacia una segunda transición, con reformas parciales hechas desde arriba, con muy poca transparencia y que sólo sean parches. Quieren que parezca que todo ha cambiado para que siga igual”.
Frente a ello, afirmó que la apuesta de Izquierda Unida sigue siendo “la reforma total de la Constitución, siempre que se haga de forma participada por toda la ciudadanía y no sólo desde los despachos”. Además, apostilló que “incluso las reformas parciales deben pasar por un referéndum para que no sea un mero intercambio de intereses partidistas, y ahí nos vamos a implicar nosotros”.
No obstante, aseguró que desde su formación se apoyarán cambios necesarios, aunque sean parciales, como el de rebajar el número de firmas -en la actualidad hacen falta medio millón- para llevar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) al Parlamento, lo que también requiere una reforma constitucional, “pero sin renunciar en modo alguno a nuestra exigencia de una reforma total” de la Carta Magna.
Alberto Garzón insistió en que Izquierda Unida estará en el lado opuesto de “quienes buscan una salida en falso de esta crisis social y política, de esta crisis de régimen. Quieren una izquierda domesticada y desde IU somos tajantes: no vamos a serlo ni vamos a pasar por el aro. Queremos una democracia radical y eso significa que la democracia no sea sólo votar cada cuatro años. No vamos a repetir errores del pasado. Queremos un Estado republicano y participativo”.
Llamó la atención sobre las “trampas” que se tienden en todo este proceso de supuestas reformas, entre ellas, “el continuo llamamiento al consenso, la petición para que todos los partidos se sienten a hablar de cambios, pero siempre que no se toque lo esencial, y también el dejar a la ciudadanía al margen de todo ello”.
Recordó que quienes pretenden todo esto son los mismos que “impiden que se pueda hablar de cambios en el modelo de Estado, por ejemplo, o que se denuncie la corrupción como un problema institucional”.

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