J.M. Mariscal Cifuentes.
Director de Mundo Obrero
MUNDO OBRERO: Nuestra
tarea: un gobierno a favor del pueblo trabajador. Hemos elegido este
titular para este número, queremos subrayar que el que ese hecho se
produzca, depende en gran medida de todos nosotros. ¿Qué te
gustaría transmitirle a toda la militancia en estos momentos? ¿Cuál
crees que debe ser el papel de la militancia comunista en estas
semanas hasta el debate de investidura?
ENRIQUE SANTIAGO:
Nuestro país y nuestro pueblo necesitan del esfuerzo del Partido
Comunista de España para poner en primer plano la defensa de sus
intereses. A nadie se le escapa que el plan del régimen no pasaba
por un gobierno fruto del acuerdo del PSOE y Unidas Podemos,
apoyándose en el bloque democrático que hizo posible la moción de
censura a Rajoy. Los resultados del 10N han sido percibidos con gran
alivio por parte de la gente trabajadora de nuestro país, no solo
porque se abría la posibilidad de un gobierno que supusiera un dique
de contención al ascenso de la extrema derecha, sino porque la
opción preferida por la CEOE o las empresas del Ibex35, un gobierno
del PSOE apoyado en las fuerzas conservadoras ya no era una opción.
Pero eso no quiere decir
que estemos ante un camino fácil y exento de contradicciones. En
nuestro último Comité Central analizábamos que tras las elecciones
del 10N, el cierre de la crisis política abierta desde hace ya una
década estaba más cerca, pero a favor de las fuerzas conservadoras
y restauradoras. Ello nos va a exigir a los y las comunistas un mayor
esfuerzo en tres niveles: primero vinculado a la exigencia
programática para el desarrollo de un programa de emergencia
democrática que se imponga en la acción de gobierno, medidas que
blinden los servicios públicos y los derechos sociales básicos;
fiscalizar la labor de gobierno a través de un acompañamiento y
fiscalización de su desarrollo, tratando de ser una conexión útil
no solo entre las organizaciones políticas, sino también conectando
con los movimientos sociales y sindicales que tienen que jugar un
papel fundamental en el ciclo que se abre; y finalmente, lo más
importante, la presencia en el conflicto social que es el que
realmente tiene que ser la fuerza motora de la acción política,
trasladando las justas reivindicaciones que se han venido
desarrollando en estos últimos años en la calle y que ahora tiene
que traducirse en leyes y decretos.
La militancia comunista
debe iniciar el itinerario que nos permitirá afrontar con éxito el
reto del gobierno conjunto con el Partido Socialista: decidir las
propuestas políticas que de forma urgente vamos a llevar al Consejo
de Ministros, que éstas sean expresión de las demandas populares e
incrementar nuestra incidencia en el conflicto, en la organización
de los movimientos reivindicativos. Y sin olvidarnos de combatir a la
extrema derecha de forma integral, en las instituciones, en las
calles, en los tribunales y en los movimientos sociales y sindicales.
En realidad, todo esto se
resume en la necesidad de un Partido Comunista fuerte, pues todo lo
anterior se garantiza si tenemos una organización cohesionada y con
unidad de acción con una conexión ágil y permanente con la
realidad que le rodea.
M.O.: Algunos medios
subrayan alarmados que los comunistas llegarían al gobierno 85 años
después. parece que apelan a los miedos de la guerra. ¿Qué opinión
te merece esto?
E.S.: Nuestra
situación política es sustancialmente diferente a la de la España
de hace 85 años, pero ahora la democracia también está amenazada
por el auge de fascismo y la ultraderecha, un fascismo que pensábamos
que había sido arrinconado por la historia y que sin embargo ha
resurgido con fuerza en toda Europa y en España. También nos
enfrentamos a unas políticas muy agresivas de privación de los
derechos sociales y políticos conseguidos por las luchas populares
durante y después del fin de la dictadura.
La verdadera anomalía es
que una fuerza tan importante para la defensa de la democracia y la
construcción del socialismo en este país como el PCE, que tanto
sacrificó en la lucha contra la dictadura y que siempre estuvo al
servicio de los derechos y libertades, no haya tenido un papel más
importante en los gobiernos de este país en las últimas décadas.
Además, nos avala la gestión institucional en multitud de
municipios en los que los comunistas han demostrado una gestión más
ética y responsable de lo público. Lo que nos encontramos no
responde a una preocupación de la gente de la calle, sino de unos
medios de comunicación que forman parte de la estructura de
propiedad de las empresas del Ibex 35. Por supuesto que a ellos les
tiene que alarmar la influencia de nuestro Partido en un gobierno de
España, porque han campado a sus anchas utilizando las instituciones
para hinchar su cifras de beneficios a costa del desmantelamiento del
Estado: el rescate a la banca; las puertas giratorias, los escándalos
de corrupción en los que había una íntima relación entre los
poderes económicos y los principales partidos de nuestro país, todo
eso representan los que se alarman por las posibilidades que se abren
en la actual coyuntura política.
Otra cuestión es el
ascenso de la extrema derecha, que azuza un lenguaje guerra civilista
en cada una de sus intervenciones. Esto sí debería alarmar a la
opinión pública. Un partido con un programa nítidamente
neoliberal, que sirve de soporte a los gobiernos del PP y Cs, pero
que intenta explotar los miedos e incertidumbres que cercan a la
clase trabajadora de nuestro país. Es muy peligroso normalizar este
tipo de opciones políticas y el Partido Comunista va a combatir a la
extrema derecha en todos los frentes posibles.
M.O.: El PCE ha
convocado una Conferencia Política que parece puede cobrar una
importancia aún mayor en los nuevos escenarios que se abren. ¿Cómo
afrontas como Secretario general el proceso hacia la Conferencia
Política?
E.S.: La
Conferencia Política es un mecanismo del que se dota nuestro Partido
para afrontar con mayor profundidad debates que desarrollan y
actualizan los acuerdos de nuestro Congreso. Esta conferencia, cuya
primera fase de recogida de aportaciones ya está en marcha, tiene
que servir para analizar la situación de la izquierda, en un sentido
amplio, en nuestro país, y para caracterizar la actual fase
política, muy cambiante, llena de conflictos y sujeta a giros
inesperados como los que hemos visto en las últimas elecciones. Pero
el necesario diagnóstico tiene que venir acompañado de una hoja de
ruta para la acción política. Los comunistas no somos notarios de
la realidad, no tomamos acta, sino que asumimos el carácter
contradictorio del desarrollo social y político y tratamos de
intervenir en él para acercarlo a nuestras posiciones. Es por ello
que la Conferencia Política tiene también que situar de manera más
nítida la construcción de un bloque social y alternativo que supere
los límites de nuestro espacio político actual. Es imprescindible
consolidar la base política para la construcción de la unidad
popular porque, de lo contrario, será imposible confrontar las
complejas situaciones a las que nos vamos a enfrentar.
Publicado en el Nº 330
de la edición impresa de Mundo Obrero noviembre 2019
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