La centralidad del mundo
está cambiando. Las miles de mujeres indias, argentinas,
estadounidenses o chilenas que luchan juntas contra una situación
insostenible de precariedad, opresión, violencia e invisibilización,
componen un movimiento global imparable a lo largo y ancho del
planeta. Con lemas como “ni una menos” convierten los
sentimientos de rabia e injusticia, en lucha organizada, construyendo
una alternativa frente al capitalismo y el patriarcado, que al igual
que éstos, quiere abarcar todas las esferas de la vida.
El feminismo lanza una
mirada subversiva y estructural al neoliberalismo, y actúa colectiva
y de forma solidaria contra el marco individualista y fragmentado que
se ha instaurado en esta sociedad a la vez global y dividida. El
feminismo nos ofrece un entendimiento claro y en primera persona de
los verdaderos rostros de este sistema biocida, genocida, xenófobo e
imperialista. En toda nuestra diversidad, las feministas nos
reconocemos hermanas y aprendemos y luchamos contra las diferentes
opresiones que sufrimos por cuestión de clase, raza u origen,
diversidad sexual, identidad y/o expresión de género, diversidad
funcional o edad. ¡Todas juntas por los derechos de todas!
El movimiento feminista
es el mejor ejemplo de unidad popular que tenemos en el Estado
español. Es la puesta en práctica del trabajo colectivo desde
abajo, para construir -a partir de lo que nos une- una fuerza
transformadora. Los partidos políticos debemos aprender mucho del
movimiento feminista para incorporar sus estrategias y formas de
trabajo a nuestra actividad política, organizativa y propositiva. En
Izquierda Unida hemos adquirido ese compromiso, desde el
convencimiento de que nuestra organización política tiene que verse
transformada por la visión transversal del feminismo.
El feminismo que se clama
en las calles es un feminismo anticapitalista, radical y subversivo
que no deja indiferente a nadie. Hemos visto este año muchas
reacciones en contra de la construcción del mundo que queremos las
mujeres. Pero a la vez, nuevas capas de mujeres se están uniendo a
la lucha feminista, haciendo de ella un movimiento masivo e
internacionalista y ésto lo torna peligroso para quienes defienden
esta sociedad desigual e injusta desde el miedo y el odio.
Tras los intentos del
sistema para neutralizar y hacer inofensivo el movimiento feminista
-Mariano Rajoy se colocaba un lazo morado el pasado 8M y la señora
Botín se declaraba feminista hace unos meses-, hemos visto a la
ultra derecha y al sistema judicial defender sin pudor el
patriarcado.
Ante todo esto, las
feministas lejos de sentirnos acorraladas o defendiendo una Ley
Contra la Violencia de Género insuficiente y sin la dotación
presupuestaria necesaria que, por ejemplo, destina cantidades
irrisorias a los municipios, avanzamos en nuestro camino. No nos
desviaremos de nuestro objetivo: lo queremos todo.
Desde Izquierda unida no
tenemos dudas, el feminismo no es sólo la lucha de las mujeres, es
un prisma que amplifica nuestras luchas, interpelando directamente a
las realidades materiales de quienes más sufren y creando alianzas y
estrategias para cambiar las desigualdades que vivimos día a día
las clases populares.
Para ello necesitamos la
fuerza de todas y de todos, también de nuestros compañeros que,
como aliados, tienen espacio en la huelga feminista y deben realizar
un compromiso colectivo y mantenido en el tiempo para repensar su rol
en la sociedad y de qué forma pueden aportar al cambio social desde
su vida diaria y su militancia, demostrando que otra masculinidad es
posible.
Queremos aprovechar este
comunicado para felicitar, desde IU, el trabajo de todas nuestras
compañeras que trabajan en los espacios feministas de sus
localidades, ciudades, pueblos, aldeas y provincias, ofreciendo su
tiempo y su esfuerzo también en nuestra organización, para ayudar a
mejorarla y recoger experiencias desde el feminismo para aportarlas a
Izquierda Unida.
Y es precisamente ése,
uno de los grandes logros del movimiento feminista, elevar la
conciencia colectiva para cuestionar las bases del sistema
capitalista, patriarcal y colonialista. El feminismo es el ejemplo de
que es posible cambiar las cosas desde abajo con una alternativa
transformadora para una sociedad justa, libre, solidaria e
igualitaria.
Compañeras y compañeros,
en este proceso de acumulación de fuerzas, el 8 de marzo adquiere un
nuevo significado con la huelga feminista: Feminismo para cambiarlo
todo.
¡A la huelga
compañeras!
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