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domingo, 8 de abril de 2018

Antonio Romero, Presidente de la Red de Municipios por la III República: “Juan Carlos I debería ser procesado por alta traición”

J.M. Mariscal Cifuentes, Director de Mundo Obrero (MO)
El entusiasmo es su manera de ser, de pensar, de actuar, de militar, de reír. Un entusiasmo telúrico, la expresión de una pasión política que llama, más que a mimetizarse, a ser tuétano de cada hueso del cuerpo social. Antonio ha buceado a pulmón en las cloacas; ha desencallado naves de los arrecifes, ha caminado por desiertos y lodazales, ha iluminado horizontes en medio de la oscuridad. Se adelantó al debate del modelo de estado planteando la reforma del Estatuto de Autonomía andaluz; fue 15-M porque ya había planteado la necesidad de romper con los falsos consensos de la transición; impulsó la cuestión republicana antes de que las banderas tricolor inundasen las calles. Antonio es el Julio Verne de la izquierda andaluza, un radical, un sans-culottes que piensa el proceso constituyente guiado por el más republicano de los derechos: el derecho a la felicidad.
M.O.: Tú impulsaste la Red de Municipios por la III República, pero en tu idea estaba presente la experiencia y tu apelación constante al municipalismo transformador. ¿Qué papel juegan los ayuntamientos en el debate sobre el modelo de Estado?
Antonio Romero: Los gobiernos locales son anteriores al estado-nación. Primero fueron las ciudades, luego fueron los estados. Los ayuntamientos deben desterrar la expresión “esto no es competencia municipal”, porque todo es competencia municipal, todo lo que tiene encomendado por ley para gestionarlo y todo lo demás que está en el terreno político, porque es una instancia democrática y política, que es Estado. Por qué no hablar de la solidaridad internacionalista, de la denuncia de la guerra imperialista, de la corrupción, de la sanidad, de la educación, de los temas de país. Los ayuntamientos tienen el derecho y la facultad de defender un modelo de Estado; son Estado y tienen derecho a revindicar un modelo en el que se puedan sentir más cómodos; con un sistema de competencias de carácter federal. España es un país de naciones, un país plural necesita un modelo federal, que a España le viene como anillo al dedo. El federalismo es un valor republicano. Este régimen es heredero del franquismo centralista, que perseguía las lenguas de los pueblos de España, que ha amputado culturas y fusilado idiomas.
M.O.: Hablemos del movimiento republicano. ¿Qué balance haces y qué papel ha jugado la Red de Municipios por la III República?
A.R.: La golondrina no trae la primavera pero la anuncia. La República dejó una huella tan importante, de tanta pasión, de tanto drama, de tanta ilusión. El balance que hago es muy positivo porque ya se ha planteado la cuestión republicana y la memoria histórica y democrática, porque cada vez hay más banderas republicanas en las movilizaciones. La República está en el orden del día, y creo que la Red de Municipios ha cumplido un papel importante. Fuimos al Congreso de los Diputados y presentamos un papel firmado por 14 ayuntamientos pidiendo que se abriera un proceso constituyente hacia la Tercera República, eso era la primera vez que pasaba. Así empezó. La red tuvo muchas adhesiones en Navarra, en el País Vasco, de muchas partes, hasta el punto de que hoy la integran cerca de 50 ciudades de nuestro país. Yo creo que la cuestión republicana ya está en la agenda política este país, no como un horizonte lejano sino que ya está en el orden del día. Pero no se puede ser republicano de salón, republicano de pin, republicano de conmemoración cada 14 de abril.
M.O.: ¿Hay un punto de inflexión en la abdicación de Juan Carlos I?
A.R.: Felipe González fue urdidor y habló con el rey emérito para que dejara el trono. Usted -le dijo- tiene que irse porque lo importante no es usted, sino la institución. Y la institución está muy cuestionada, su hijo no está manchado por todos los temas que usted tiene. El elefante era una anécdota. Decía uno de Humilladero, “otro elefante más y ya tenemos la tercera”. Juan Carlos I tenía que haber sido procesado por alta traición. Tenía dinero de su padre, de una herencia en Suiza. Eso no se puede permitir en un jefe de Estado, tú no puedes tener dinero en un paraíso fiscal. La corrupción moral y material es muy grave y tenía que haber sido procesado.
M.O.: El PCE ha jugado un papel fundamental en el avance del discurso republicano, pero también están las consecuencias de la llamada transición que tú viviste muy de cerca ¿Cómo ves ese proceso desde el presente?
A.R.: Todo este proceso nace cuando en 1996 el PCE se desvincula del consenso constitucional. Nuestro partido ha sido clave para el auge del discurso y la propuesta republicana en España. Y claro que la transición pesa. La agenda norteamericana se empieza a aplicar al final de la dictadura y ven la necesidad de iniciar una transición que garantizara los intereses de EEUU, las bases norteamericanas, España en la OTAN. Tenían mucho miedo de los partidos comunistas francés e italiano, tenían reservas con Mitterrand, sobre todo con ese gabinete con cuatro carteras comunistas, muchos recelos, sobre todo, por la Revolución de los Claveles en Portugal. Creían que una España post franquista que se les fuese de las manos podía poner en peligro intereses geoestratégicos. Ahí estaba la red Gladio. La CIA llega a tener en España 30.000 personas en nómina, fundamentalmente en los medios de comunicación, en las estructuras de poder, en partidos políticos... para que esos intereses se abrieran paso hablan con Felipe González, le dicen que abandone el marxismo, que aglutine a fuerzas moderadas socialdemócratas dispersas. Billy Brandt colabora con los Estados Unidos en esa fabricación de un líder y de un partido que había desaparecido en la lucha clandestina y que reaparece cuando se acerca la libertad. Felipe González cumple a rajatabla con la agenda de la CIA para España. Felipe González es un hombre de la CIA y tiene toda la responsabilidad histórica de haber metido a España en la OTAN, de haber mantenido las bases militares. A Suárez le ponen sobre la mesa la misma agenda y Suárez la incumple, les dice “España no entra en la OTAN porque yo quiero que España sea neutral”,... ¡recibe a Arafat! Ahí está Carrero Blanco, que no presta las bases españolas para apoyar a Israel en la guerra del Yom Kippur contra los ejércitos árabes. Eso no lo hace Carrero Blanco porque fuera antinorteamericano. Carrero Blanco era un hombre analfabeto, como todos los franquistas, de misa diaria. Él planteaba, “como voy apoyar a los judíos si los judíos fueron los que mataron al Señor”. Se conocía la operación Ogro de ETA y cuando vieron que lo iban a quitar de en medio los dejaron hacer.
M.O.: ¿Qué papel jugó entonces el PCE?
A.R.: Cuándo se legalizan todos los grandes partidos menos el Partido Comunista, deberíamos haber jugado otro papel. La dictadura tenía una fuerza militar importante y emprendió una reforma, evitando y combatiendo la ruptura, donde no se tocaba a los franquistas, no se reconocía la República como régimen legítimo y no se planteaban temas económicos claves. Por ejemplo, como secretario general de Comisiones Obreras del campo planteé la ocupación de 600 fincas en 600 pueblos, exigiendo la Reforma Agraria. Hoy podríamos tener 600 “Humosos”. El latifundismo estaba débil. Carrillo me planteó: “no hagas eso porque podemos provocar que el ejército de un golpe, ya pediremos ayudas a Europa”. Los portugueses ocuparon fincas y luego retuvieron muchas cooperativas y nosotros podríamos haber conseguido reivindicaciones económicas y sociales a la vez que manteníamos la reivindicaciones políticas; pero Carrillo hizo una separación entre libertades políticas y derechos económicos. Primero lo político y después revindicaremos lo económico y lo social. Todo eso fue muy grave. Nos impidió ocupar fincas con un sindicato poderosísimo como era Comisiones Obreras del campo, una federación muy importante y Carrillo se equivocó. Como se equivocó impidiendo convocar una Huelga General a Marcelino Camacho. Los reformistas de la dictadura tenían fuerza militar, tenían también el aparato judicial pero no tenían autoridad moral. Nosotros teníamos autoridad moral. El PCE tendría que haberse plantado, no haber aceptado la bandera, ni la monarquía parlamentaria, haber defendido la memoria republicana y democrática y sacar a la gente de las cunetas. Pero sobre todo haber planteado una ley electoral que no fuera tan fraudulenta y tan canalla. Herrero de Miñón lo reconoció, dijo “la ley electoral la hemos hecho contra el poderoso Partido Comunista de España, por el sistema D'Hondt y 2 diputados fijos por 52 circunscripciones provinciales, tengan la población que tengan. Si en el debate constitucional se hubiera avanzado en una ley electoral justa, ni el PNV ni CiU nunca hubieran sido influyentes y determinantes, prestando mayorías absolutas al PSOE y al PP de manera alternativa. Nosotros hubiéramos sido la fuerza política que hubiera determinado los gobiernos. Estas cuestiones le robaron todo el prestigio acumulado por el PCE en la clandestinidad y diseñaron el andamiaje que luego se volvió contra nosotros. El problema hoy reside en el pacto de hierro del Ibex 35, la gran banca y de los grandes terratenientes que ha blindado el bipartidismo corrupto y monárquico en este país.
M.O.: Queda un año para las elecciones municipales, ¿qué pueden hacer los ayuntamientos por la República?
A.R.: La III República debe formar parte del discurso de cara a las próximas elecciones municipales, debemos tener Ayuntamientos republicanos que actúen como tales, en sus valores, en sus decisiones, en sus resoluciones, que se enfrenten a este modelo de Estado, planteando como hizo Hugo Chávez, prometiendo sobre una Constitución moribunda. Los ayuntamientos deben construir República, pasar de las palabras a los hechos. Un ayuntamiento que declara agotado el régimen del 78 tiene que trabajar para construir una alternativa, ser laicos y republicanos; nosotros queremos ayuntamientos que construyan República, que declaren agotada la transición y el modelo de Estado del 78; declarar una nueva etapa para construir un proceso constituyente hacia la III República.
Publicado en el Nº 315 de la edición impresa de Mundo Obrero marzo abril 2018

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