El concepto de Memoria
Histórica en Málaga nos lleva directamente a hablar de las más de
150.000 malagueñas y malagueños republicanos "juzgados" y
ejecutados durante la guerra y la represión franquista, los
centenares de miles de presos políticos, los y las encarceladas en
cárceles improvisadas, mujeres rapadas y llevadas a las plazas en
las verbenas de los pueblos... es el exilio, son los paredones de
fusilamiento, las cunetas, el cementerio San Rafael, la "desbandá"
carretera de Almería; son tantas y tantos hombres y mujeres, es Blas
Infante, es Caparrós.
La Memoria Histórica es
Justicia, es reparación y reconocimiento. Son las personas
asesinadas, perseguidas, encarceladas, humilladas... represaliadas y
silenciadas. Es el derecho a saber la verdad, tanto desde el punto de
vista personal, familiar, como en el amplio plano científico de una
historia hasta hace poco sólo contada por el bando vencedor.
La Memoria Histórica no
es rencor, ni destapar "viejas heridas" ni mucho menos
ansias de revancha, por el simple hecho de que estos conceptos son
totalmente antagónicos con los aspectos culturales, humanos
científicos-históricos y políticos que se deben dar, conjugar en
todo proceso riguroso de recuperación de la memoria colectiva.
Y por último la Memoria
Histórica es ley, en concreto la Ley 35/2007 de 23 de diciembre, que
establece entre otras cuestiones en su Artículo 15.1 que las
Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias,
tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos,
insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de
exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la
Guerra Civil y de la represión de la Dictadura.
Un aspecto que no tiene
coste alguno y que por tanto sólo se supedita a la voluntad política
para su (como ley que es) obligado cumplimiento. Sin embargo, en el
décimo aniversario de su aprobación, en nuestros pueblos y
ciudades siguen sobreviviendo los símbolos franquistas.
Es curioso que justamente
ahora, cuando el PP se otorga el título de salvaguardas de las
leyes, ese Partido Popular no sólo no lo cumpla directamente, sino
que rechace una y otra vez el cumplimiento de esta Ley en concreto
(para lo que, como en casi todo, encuentra un aliado natural:
Ciudadanos).
Curioso, pero no casual.
Son los herederos de los vencedores y por ello tiene que ser la
oposición la que en muchas ocasiones le arranque acuerdos que hagan
limpiar nuestras calles y los Libros de Honores de nuestros
Ayuntamientos de los que fueron durante años los verdugos del
pueblo.
En el caso de la Capital,
en estos meses se han dado dos pasos importantes (no faltos de
episodios totalmente esperpénticos), la Avenida que alberga el
Hospital Regional de Málaga se pasará a llamar Camino de Antequera,
y el exministro franquista Utrera Molina se quedará sin
distinciones.
Enhorabuena a los
compañeros de Málaga y me despido con otra casualidad, y es que hoy
en día, exigir el cumplimiento de una Ley que siempre hemos
entendido que se quedó muy corta, al igual que el cumplimiento de
muchos derechos recogidos en una Constitución que entendemos debe
ser superada; sean actos totalmente revolucionarios. Y todo ello
porque los que se colocan el título de defensores de la ley y
constitucionalistas lo hacen no por convicción sino por necesidad;
porque es a lo único que pueden agarrarse para no hacer que el
pueblo se canse de la miseria como situación normalizada.
Guzmán Ahumada,
Coordinador provincial de Izquierda Unida en Málaga
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