Querida compañera,
querido compañero:
Se cumplen 10 años
desde la aprobación de la Reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía, en
un 2007 en el que –recordemos- el ladrillo inundaba costas, pueblos y ciudades,
el dinero y el crédito fluían sin límites y pocas voces –la nuestra una de ellas
y con valentía- alertaban de lo insostenible de ese modelo económico. Se nos
calificó de aguafiestas, en la forma más diplomática. Clamábamos en el desierto
frente al espejismo neoliberal, pero clamábamos con razón y razones.
Diez años después
del 18 de octubre de 2007, noveno año de la crisis, nos encontramos con más de
un millón de parados, un 40% de la población en riesgo de pobreza, deterioro
continuado de los servicios públicos, los desahucios siguen y la precariedad se
configura –eso pretenden- como el nuevo orden laboral.
“Toda la riqueza
de la Comunidad Autónoma” –dice uno de sus artículos-, “en sus distintas formas
y manifestaciones, y sea cual fuere su titularidad, está subordinada al interés
general”. Pareciera, a la luz de lo sucedido, que al interés general del
capital: Del fondo de capital riesgo al que malvendemos el aceite salido de
aceitunas recogidas a destajo y a precios irrisorios para subsistir–excluída la
mujer del tajo en los últimos años-; de los monopolios que esquilman nuestros
suelo y agotan a miles de mujeres en la cadena del manipulado o en las
habitaciones de los hoteles. O de quienes quieren convertir a Doñana en almacén
de gas y nos devuelven a la tarea de salvar Doñana: los mismos que acogota n a
las familias con las facturas de la luz subastada a puntas de consumo.
“La política
económica de Andalucía” –establece otro artículo- “se rige por los siguientes
principios: el desarrollo sostenible, el pleno empleo, la calidad en el trabajo
y la igualdad en el acceso al mismo, la cohesión social, la creación y
redistribución de la riqueza”. El vaciamiento de los objetivos estatutarios es
chocante: los únicos principios que rigen son los de la UE, del FMI y del Banco
Central Europeo: Pagar la deuda –la legítima y la ilegítima-, reducir el
déficit, flexibilizar el trabajo hasta decir basta.
Y con una
Andalucía arrastrada por un gobierno andaluz que vincula su mantenimiento en el
poder a una mentalidad clientelar que convierte derechos en favores y
obstaculiza el desarrollo de nuestra tierra.
Afortunadamente
hay una Andalucía creciente que no se resigna y que lucha; que se organiza y
teje redes de lucha de movilización y de reivindicación; que llena la calles y
clama contra recortes y precariedades, y que, convocada por IU, ha salido de
manera permanente estos pasados años, y saldrá de nuevo a la calle el próximo
28F a reclamar PAN, TECHO, TRABAJO Y DIGNIDAD. Será en este caso una
convocatoria unitaria, y nos alegramos desde IULV-CA por ello, a fin de
convertir el tejido de las luchas en un tejido de movilización que demuestre la
capacidad para articular una alternativa de poder popular.
Los poderosos, el
bipartidismo, los sectores reaccionarios e instalados cómodamente en el poder
político y económico esperan como siempre que baje el nivel de movilización.
Saben que es nuestra mejor herramienta y su peor enemigo. Por eso es tan
importante la manifestación del próximo 28 de febrero.
Nuestro papel,
como siempre, es determinante: hemos mantenido la llama de la reivindicación de
un 28F que se ganó en la calle y cuya aspiración a una Andalucía soberana en un
Estado federal sigue vigente. Por eso es fundamental el éxito de la
MANIFESTACIÓN EN SEVILLA DEL PRÓXIMO 28F, donde Izquierda Unida acudirá
organizada y para ello, tenemos que contar con una amplia participación de
todos nosotros, de todas nosotras, que muestre la fortaleza de nuestra
organización en la construcción de la Unidad Popular y de una alternativa al
gobierno andaluz desde la izquierda.
Un abrazo, espero
dártelo en las calles de Sevilla el próximo 28F.
Antonio
Maillo Cañadas
Coordinador
General de IULV-CA
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