Daniel
Gismero/Mundo Obrero
El
15 de diciembre se darán, en el conjunto del Estado, movilizaciones en defensa
de los derechos de la mayoría social trabajadora. Éstas servirán de
calentamiento para una gran movilización unitaria el día 18 en Madrid. Las dos
grandes centrales sindicales (CCOO y UGT) hacen este llamamiento al constatar
que el gobierno establece tantos límites al diálogo que son imposibles de
conciliar con las urgentes necesidades de la clase trabajadora.
Los
y las comunistas, siempre hemos planteado que sólo desde la movilización
continua y constante, se pueden preservar y aumentar los derechos que nos han
sido arrebatados al calor de la gestión neoliberal de la crisis. En ese
sentido, en la senda de la movilización social, siempre nos encontrarán para
hacer frente a los grandes retos y necesidades que las clases populares tienen.
Por
tanto consideramos un acierto enfocar el dialogo social a la ofensiva, ya que
sólo desde una posición de fuerza conseguiremos no ir entregados a una
negociación que, sin el necesario respaldo social está destinada al fracaso o a
contentarse con las migajas que las élites privilegiadas estén dispuestas a
dar.
Entendemos
por tanto estas movilizaciones como el arranque de un ciclo en el que nos
situamos a la ofensiva y que entronca perfectamente con las campañas de lucha
contra la precariedad que se han puesto en marcha tanto desde Izquierda Unida
como desde el propio Partido.
Desde
el Partido Comunista de España, entendemos que los objetivos sindicales del
dialogo social deben estar claros y en nuestra opinión pasa por utilizar éste
como el único instrumento para conquistar derechos. La firmeza en la
negociación y la movilización es la única forma de recuperar derechos y
consolidar los que aún quedan.
Las
sucesivas reformas laborales impuestas por los partidos del régimen no deben
ser irreversibles y definitivas. Éstas han convertido a las organizaciones
sindicales y comités de empresa en simples intermediarios de las decisiones
empresariales. Han destrozando el mercado de trabajo, permitiendo la
deslocalización y la desindustrialización y precarizando las condiciones
laborales de los sectores relacionados con los servicios.
No
podemos consentir que nuestras pensiones, las de nuestros mayores por supuesto,
pero las futuras de nuestros jóvenes se pongan en peligro. Exigimos el
mantenimiento del fondo público de pensiones con una cuantía digna y
suficiente.
Queremos
empleo digno y con derechos, pero mientras éste llega hay que garantizar que
ninguna familia pase necesidades. En un país con casi 4 millones de
desempleados, líder en precariedad y pobreza en Europa, es posible ser pobre
trabajando. El 22% de los trabajadores españoles ganan menos de 300€; es un
país que deja a su gente atrás. Exigimos las ayudas necesarias y suficientes
para que los más castigados por la gestión de la crisis tengan garantizadas sus
necesidades básicas.
Por
tanto sobran motivos para la movilización, para defender las conquistas
sociales conseguidas tras años de lucha y para volver a situar las necesidades
de la clase trabajadora y el conflicto en el centro de la agenda social.
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