Mundo
Obrero
Los procesos de convergencia tienen
que servir para construir espacios unitarios desde la confluencia
política-programática en el horizonte de avanzar hacia la Alternativa
Constituyente.
Nos
encontramos en un momento en el que la derecha, como siempre al servicio del
capital, está consolidando un modelo nuevo de relaciones sociales,
institucionales y laborales para que toda la riqueza del país se ponga al
servicio del aumento de la tasa de ganancia del capital transnacional,
comenzando por garantizar constitucionalmente el pago de la deuda.
En
este nuevo modelo los derechos a la vivienda, al trabajo, a la sanidad
universal y gratuita y a la educación desaparecen como tales y los últimos se
administran en base a su rentabilidad económica olvidando cualquier fin social.
Los servicios públicos se mercantilizan, son transformados en oportunidades de
negocio con el objetivo de liberalizar todo lo posible.
Se
desregulan las relaciones laborales para asegurar el máximo beneficio del
capital, poniendo la economía al servicio de la rentabilidad. Se trata de
desarticular los Partidos, los sindicatos como instrumentos básicos del sistema
institucional, al tiempo que se provoca un retroceso en los derechos de las
mujeres, no sólo en cuestiones derivadas de la crisis económica, sino desde el
punto de vista ideológico, recuperando los valores más reaccionarios. Se
acentúa la explotación de los recursos naturales y se intensifica la
mercantilización de la vida.
Es
decir, la derecha tiene un proyecto de futuro que desarrolla aprovechando la
crisis para un cambio constitucional. Ante esta situación excepcional
consideramos que es prioritario construir una alternativa unitaria que
confronte y gane a este proyecto de la derecha, ya que, nos guste o no nos guste
estamos de facto en un proceso constituyente, lo que hace falta es plantear una
alternativa democrática, federal, social y que gane la batalla
político-ideológica al plan antidemocrático, centralista y reaccionario de la
derecha. Este debe ser el objetivo y para ello es fundamental situar en primer
lugar lo que nos une y concretarlo en una serie de puntos básicos.
No
olvidamos que la contradicción fundamental está entre la salida capitalista o
la salida social a la crisis. Pero tampoco dejamos pasar que en estos momentos
la cuestión es ver cómo se relaciona esta contradicción fundamental con las
contradicciones principales en el ámbito social, cultural y político para dar
cuerpo a nuestra alternativa, de forma que se ponga en evidencia la diferencia
entre ruptura y continuismo.
En
este debate la propuesta republicana cobra sentido y avanza, por lo que debe
ser el marco institucional en el que se referencie el nuevo modelo de país.
Al
mismo tiempo, el debate organizativo debe acompañar al debate político, planteando
instrumentos de participación, de implicación de la ciudadanía en la política y
cómo organizar a los afectados y afectadas por la crisis para confluir en un
trabajo coordinado y conjunto que concrete el trabajo que hemos realizado en
estos últimos años.
Por
todo ello debemos implicarnos en las iniciativas unitarias que por encima de
estrategias electorales se impulsen con el objetivo de configurar el Bloque
Social y Político de carácter constituyente de manera que no supongan negación
de los distintos perfiles y características de una Izquierda que es plural. Y
debe mantener esta pluralidad como una riqueza.
Estas
candidaturas deben tener una referencia colectiva común y poder sumar en todo
el Estado. El objetivo es que en la noche electoral aparezca claramente cómo la
alternativa constituyente avanza y gana espacio para disputar realmente las
elecciones generales al bipartidismo monárquico, por tanto estas candidaturas
deben ser convergencias incluyentes, no excluyentes.
En
estas condiciones, los procesos de convergencia tienen que servir para
construir espacios unitarios desde la confluencia política-programática, en el
horizonte de avanzar hacia la Alternativa Constituyente que debe culminar en
las Generales del 2015. El objetivo es derrotar al bipartidismo como pilar del
sistema, no sustituirlo.
Las
elecciones municipales han demostrado que ninguna fuerza política ha podido
derrotar al bipartidismo, y que por el contrario donde se ha dado la unidad,
bien sea con las siglas de IU como en Zamora o con otras siglas y formas
jurídicas, como en Barcelona, Zaragoza, Santiago, La Coruña o Madrid, SI SE HA
PODIDO derrotar al bipartidismo.
Por
lo tanto las candidaturas de unidad popular deben estar enmarcadas en este
objetivo de acumular fuerzas para una salida social de la crisis que ha
provocado el dolor y sufrimiento en millones de personas, por lo que estas
candidaturas deben aparecer como una propuesta política/electoral que se sitúe
más allá de lo local, mejor dicho, que sepa ligar lo local con lo general,
porque solo con una ruptura democrática y social se pueden resolver los
problemas que sufre la mayoría social trabajadora, este es el reto que tenemos
y al que el PCE debe dedicar todas sus energías.
En
este sentido los texto aprobados en el último Comité Ejecutivo sobre política
de Convergencia y que se publican en este numero de Mundo Obrero son un buen
instrumento. De que seamos capaces de aplicarlos y no queden una vez más en
papel mojado dependerá en gran medida nuestro futuro y nuestro papel en la actual
fase de la lucha de clases.
Publicado
en el Nº 285 de la edición impresa de Mundo Obrero junio 2015
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