"Sr. Montoro, subo hoy a esta tribuna para decirle tres
cosas. La primera, usted lo está haciendo francamente mal y su tratamiento
médico está matando al paciente. La segunda, usted miente al ciudadano, pues
sabe que el tratamiento es realmente letal y tiene que mentir diciendo que todo
va bien. La tercera, la gente está sufriendo enormemente como consecuencia de
sus engaños y de sus negligencias y, sin duda, el año que viene le pedirán
explicaciones en las urnas.
Veamos sus Presupuestos. Señor Montoro, es usted el alumno
aventajado de la señora Merkel y de los grandes bancos alemanes. Sigue usted al
pie de la letra las lecciones suicidas que desde las instancias financieras se
le exigen a la economía española. A saber, represión salarial y
desmantelamiento del Estado social. Seis años de sacrificios para la mayoría
social a cambio de una promesa de futuro que nunca llega. Su promesa es como el
horizonte de Galeano, que cada dos pasos que damos el horizonte avanza otros
dos. Su promesa, su futuro, es como el porvenir de Ángel Gónzalez. Ya sabe, le
llaman porvenir porque no viene nunca. Y entre sacrificios y sacrificios se nos
va el tiempo, pero también la vida.
Sacrificios, señor Montoro. Tuve la oportunidad una vez de
decirle que su Gobierno me recordaba a los antiguos mayas, que sacrificaban y
sacrificaban esperando la ansiada lluvia. Al final mucha sangre y poco agua.
Señor Montoro, ¿es usted un chamán? ¿O un torturador de datos? Quizás un mago,
pero alguna explicación tendrá su obstinación en esta fracasada receta.
De verdad que intento comprender a qué se debe tal obsesión.
Permítame que comparta con usted mi primera hipótesis. Usted,
señor Montoro, como su Gobierno, no representa al pueblo español. No me
refiero, lógicamente, a su relación legal con el pueblo español. Me refiero a
otra más importante, la que le une con sus intereses y esperanzas. Y si no
representa al pueblo español, ¿a quién está representando? Pues a la vista de
estos Presupuestos parece claro: a las grandes fortunas y a las grandes
empresas, es decir, a lo que con acierto históricamente hemos llamado la
oligarquía. Ya sabe, ese matrimonio feliz entre la élite política y la élite
económica, y que explica su renta, riqueza y poder por la explotación de una
mayoría social.
Y es que usted nos presenta unos Presupuestos que más que
consolidar la recuperación económica lo que provocan es el apuntalamiento de un
modelo de sociedad altamente regresivo, injusto y desigual. Un modelo que es
otra vuelta de tuerca del neoliberalismo.
Usted apuesta por la represión salarial. Es decir, el
empobrecimiento generalizado de las gentes trabajadoras. Descompone el mercado
de trabajo, cambiando los trabajos estables por trabajos temporales y
parciales, y esperando que esa pirueta pase desapercibida en las estadísticas. Pero
la realidad es que hoy no es suficiente con un contrato de trabajo para poder
vivir. Al fin y al cabo el 93% de los contratos firmados son de carácter
temporal, y hay que remontarse a 1990 para encontrar niveles salariales medios
tan miserables. Y en estos presupuestos aparece un plan de empleo, llamado
CRECE, que sólo sirve para maquillar las tasas de paro.
Pero esto no es sólo una cuestión de indicadores. Usted y su
Gobierno rompen los vínculos sociales, promoviendo el desarraigo y quebrando la
solidaridad. Usted está condenando a los jóvenes a una vida sin horizonte, a
una vida de pobreza. Jóvenes que huyen del país en busca de futuro y jóvenes
que sin el esfuerzo acumulado de sus padres serían hoy mendigos en las calles. Usted
obliga a la gente a ganarse la vida a salto de mata, condenándola a la
incertidumbre permanente. Al ajuste permanente. A la crisis permanente. Señor
Montoro, no hay libertad en el reino de la necesidad.
El reino de la necesidad... El mundo al que usted y su
Gobierno apuntan se parece mucho al mundo que vivieron nuestros abuelos. Están
ustedes reinstaurando la figura del ‘manijero’, muy popular en nuestra tierra hace
unas cuantas décadas. Contratos de pobreza, trabajo basura, ningún derecho
laboral y emigración como alternativa. Esa es la sociedad que describen estos
Presupuestos.
Pero, ¿para qué la represión salarial? ¿Quién se beneficia?
Usted dice que todos y todas, pero miente. Dice usted que con salarios más
bajos seremos más competitivos, que nuestras empresas venderán más y que
tendremos más trabajo. Los datos le traicionan. Los precios de los productos
industriales han caído un 0,12% en tres años. Los salarios lo han hecho mucho
más. ¿Qué ha sucedido entonces? Pues que su Gobierno ha incrementado
espectacularmente el margen de beneficio de las grandes empresas exportadoras. Y
a la vez ha provocado el desplome de la demanda interna, lo que ha destruido
literalmente a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas. Usted les está
dejando sin clientes.
Señor Montoro, dice usted también que todos saldremos de
esta. Pues no me parece ni que salgamos de esta ni que todos transitemos la
misma penitencia. Y es que mientras unos se desbocan por el abismo de la
pobreza, otros se enriquecen con el mercadillo de lo público que usted y sus
compañeros han montado. Están vendiendo el Estado a trozos, como anunciara
Friedman, y encima a precio de saldo. La privatización de AENA, la última
hazaña. Eso se llama traición al pueblo español, pues sin duda usted ha
olvidado que es el gestor de las finanzas públicas y no de las finanzas de las
grandes fortunas.
Usted actúa de simple intermediario. Los que mandan en este
país son los banqueros, las grandes fortunas y los que, en definitiva, no se
presentan a las elecciones. Por ello yo invito al PP a que en las próximas
elecciones generales presenten como candidatos a Florentino Pérez, a Ana
Patricia Botín, a algún March y a personajes similares. Sin duda será un
ejercicio de transparencia sin igual y ahorraremos un coste notable en
intermediación.
Mi segunda hipótesis, señor Montoro: es usted un
antisistema.
Verá, nuestra Constitución de 1978 establece una serie de
garantías positivas que proceden de la lucha por la libertad llevada a cabo,
con mucho esfuerzo, por las generaciones precedentes. Derecho al empleo,
derecho a la vivienda, derecho a una jubilación y a la seguridad social… Ese es
el Estado social, el sistema, el que se conquistó en las calles contra la
dictadura y contra la oligarquía. Y ese
es el sistema contra el que usted trabaja.
Y han sido la troika y su soporte político, el bipartidismo,
quienes han dinamitado el pacto social de 1978. Lo han hecho saltar por los
aires. La sociedad que existía en 1978 ya no existe. Y no es que ustedes vean
impasibles pasar el cadáver por delante, es que ustedes son los asesinos y los
que aceleran el estadio de putrefacción. Ustedes han matado la Constitución de 1978.
Sin embargo, se llenan la boca con la retórica setentayochista pero sólo para
que el texto constitucional opere como un parapeto donde esconder su verdadero
programa. Ustedes han declarado un Estado de excepción para liquidar las
conquistas históricas.
Saben ustedes muy bien que en Europa se han repartido de
nuevo las cartas. Merkel es el dealer y Draghi el guardia de seguridad;
privada, por supuesto. Y que a España no le ha tocado ser un país desarrollado
con un estado social y derechos conquistados. Señor Montoro, nuestras cartas
están marcadas. A España, como a Grecia y a Portugal, le ha tocado el papel de
ultraperiferia y subdesarrollo. Y ustedes, en vez de combatir ese hecho, actúan
con subordinación política y económica a los dictados de la oligarquía europea.
Y aquí, sin duda, comparten ustedes diagnóstico y soluciones con la oligarquía
catalana, vasca y europea.
Ustedes saben bien que el capitalismo realmente existente y la Unión Europea actual
son incompatibles con la satisfacción de las necesidades humanas. Lo saben
porque el bipartidismo fue quien diseñó la arquitectura de esta Unión Europea
neoliberal. Desde Maastricht hasta el Tratado de Libre Comercio, pasando por el
Pacto de Estabilidad y Crecimiento y la fracasada Constitución Europea,
socialistas y populares han construido los mecanismos institucionales
responsables de nuestra miseria.
Por si fuera poco, señor Montoro, usted como ‘médico
antisistema’ ha dictaminado que todos los demás están locos y que corresponde
aplicarles un duro tratamiento. Y anda por ahí poniendo camisas de fuerzas a
todo lo que se mueve. Creó la
Autoridad de Responsabilidad Fiscal, estableció techos de
gasto, límites de déficit, sanciones y penalizaciones, y con el PSOE cambiaron la Constitución para que
aún estuviéramos más atados. Todos locos, piensa usted. Pero, ¿y si al final
resulta que Montoro el loquero se equivoca y que quien es un temerario es usted
mismo?
Ustedes, que creen que atándose al mástil y tapándose los
oídos como Ulises podrán salvar la vida. Ustedes, que no ven ni oyen que estas
sirenas no son de agua sino de alarma. Ustedes, que ciegos e inmóviles nos
dirigen al abismo. Cada día que pasa más gente cae en la miseria. Cada mes, un
nuevo informe internacional cambia de bando. Ya no es raro ver informes en los
que se advierte de que las sirenas tienen razón y de que urge cambiar de rumbo.
Y es que la realidad es tozuda.
Señor Montoro, tengo la sensación de que ambas hipótesis son
ciertas. Es usted un antisistema y, además, representa a la oligarquía.
Su reforma fiscal, imperceptible para la mayoría de los
contribuyentes, es aplaudida en las lujosas casas de quienes ganan más de
300.000 euros. Su política de rescate al sistema financiero, a las autopistas o
al señor Florentino Pérez es sin duda del buen gusto de la oligarquía. Lo mismo
que el hecho de tener cinco veces menos inspectores fiscales por contribuyente
que Alemania o Francia.
Su política incrementa la desigualdad, que es la principal causa
de inestabilidad política. Si su Gobierno fuera capaz de asumir esto
probablemente ahorraría miles de euros en gasto para la represión policial. Si
fuera un Gobierno de la gente se dedicaría el dinero a combatir la pobreza y no
a los pobres. Ustedes criminalizan la protesta social, combatiendo de esa forma
los síntomas de la enfermedad. No contentos con eso, intentan convertir un
problema social y político en un problema de orden público. Nada de todo eso
solucionará la rabia y frustración que genera la crisis económica y la gestión
neoliberal de la crisis.
Pero este Gobierno está sembrando un futuro de inestabilidad
social. Está echando gasolina al incendio social. Porque estamos siendo
quemados, señor Montoro. La política de austeridad quema. A veces a fuego
rápido, como propone el PP y Merkel. Otras veces a fuego lento, como propone el
PSOE y Hollande. En resumidas cuentas, quemados y hartos.
No obstante, hay esperanza. Y en la construcción de esta
esperanza Izquierda Unida, Izquierda Plural, ofrece soluciones. Desoigamos el
eco de Margaret Thatcher y digamos bien alto: hay alternativas. No estamos
condenados a aceptar su invitación al infierno. No estamos condenados al
empobrecimiento, a la precarización o a la rendición.
Y hay alternativas
tanto políticas como económicas.
Señor Montoro, la alternativa de Izquierda Unida es la de un
nuevo proyecto de país. Un proyecto de país no dirigido por la oligarquía sino
por la mayoría social. Un proyecto de país donde la economía obedezca a la
política y no al contrario. Pues el mercado puede ser un buen esclavo pero es
un horrible señor.
Necesitamos un nuevo modelo de desarrollo productivo social
y ecológicamente sostenible. Ello no puede lograrse penalizando a las energías
renovables como hacen estos presupuestos. Tampoco es algo que se pueda lograr
con un 40% de recorte en I+D, en Ciencia, como ha hecho en los últimos años su
Gobierno. Se requiere urgentemente una priorización distinta de los gastos.
Cuestión de prioridades.
No es un drama que los acreedores no reciban su dinero en el
tiempo establecido, pero sí lo es que no lleguen ingresos a los hogares.
No es una prioridad pagar a los bancos alemanes y franceses,
pero sí lo es pagar la sanidad y la educación.
No es un drama que los traficantes de armas no vendan
misiles o tanques al Gobierno de España, pero sí lo es que las pequeñas
empresas no vendan a sus vecinos para sobrevivir.
No es un drama que Florentino Pérez no sea indemnizado, pero
sí lo es que los profesores y médicos no reciban sus derechos económicos.
No es un drama que el bipartidismo no esté en el Gobierno,
pero sí lo es que lo esté.
Señor Montoro, frente a su filosofía de socialización de las
pérdidas y privatización de las ganancias nosotros oponemos la nuestra: cada
uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad. La economía está para
servir al ser humano. Hay que emanciparse del reino de la necesidad para
alcanzar el reino de la libertad.
Nosotros, señor Montoro, nos tomamos muy en serio la
democracia. Por eso defendemos que el Estado ha de ser garante último del
empleo. El Estado ha de estar obligado a garantizar una vivienda, un empleo y
los derechos fundamentales a todos los ciudadanos. Y no es tan costoso como
rescatar a los amiguetes. En los próximos días nuestro grupo parlamentario le volverá
a traer una propuesta definida de cómo hacerlo.
Señor Montoro, no hay democracia sin justicia fiscal.
No hay democracia sin reparto de los cuidados.
No hay democracia sin un mercado esclavo de la política.
No hay democracia sin empleo.
En definitiva, señor Montoro, no hay democracia en estos
presupuestos.
Y ni siendo chamán, mago o torturador de datos podrá engañar
a los ciudadanos por más tiempo.
Nuestra enmienda a la totalidad de estos presupuestos es
también una enmienda a la totalidad a este Gobierno, alumno espléndido de
Merkel y nefasto representante de la mayoría social."
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