“La historia del PCE es la historia de sus alianzas”. Con
esta declaración, el Secretario General del PC de Andalucía, José Manuel
Mariscal, quien actuó de moderador y presentador del acto, iniciaba el coloquio
sobre la Convergencia
y el proceso constituyente para una revolución democrática”, donde intervinieron durante casi dos horas los
dirigentes del Partido, la UJCE ,
e Izquierda Unida: Yolanda Díaz, Alberto Garzón, Anabel García y Cayo Lara.
Sumando al reconocimiento de la vocación unitaria y de
construcción de alianzas de los comunistas españoles, reivindicó Mariscal el
papel de centralidad de la clase trabajadora como constructora de un nuevo
país.
Los intervinientes advirtieron que el resquebrajamiento del
modelo bipartidista, alumbrado tras las pasadas elecciones europeas del 25 de
mayo, que ha abierto la perspectiva de empoderar a la mayoría social frente a
la minoría oligárquica que decide sobre la vida y el destino de miles de
personas.
Así pues, se abre imperiosamente la necesidad de un nuevo
modelo de país, tras el proceso que algunos llaman destituyente, llevado a cabo
por los poderes económicas y su expresión bipartidista contra la Constitución del 78,
con su reforma del artículo 135 que prioriza el pago de la deuda sobre
cualquier otro tipo de necesidad social; contra el Estado social, con su
desmantelamiento de lo público; con un 90% del PIB, como recordó Yolanda
González, comprometido en el pago de una deuda que no es nuestra; con unos
organismos internacionales que no se presentan a las elecciones y que deciden
contra la mayoría social.
Estos tiempos de excepción y de suspensión de derechos son
también tiempos de ruptura, de ganar la batalla, contra los que nos roban la
vida, las casas…, afirmó Yolanda. Así pues, declaró la Coordinadora Nacional
de Esquerda Unida en Galicia, es el tiempo de la unidad popular y del proceso
constituyente.
La clave de las alianzas, declaró la camarada gallega,
reside en ver quién es el sujeto constituyente, caminar con aquellos que quieren
derrocar el régimen y hacerlo sobre un programa basado en la paz como requisito
de entendimiento en las relaciones internacionales; con una economía al
servicio de los ciudadanos; con la exigencia de ejercitar ante los tribunales
los derechos reconocidos; de petición de cuentas a los cargos públicos; de
derechos culturales y tecnológicos y de solventar el debate territorial con el
reconocimiento del derecho de autodeterminación.
Abundando en el programa que habrá que servir de base al
proceso constituyente, Alberto Garzón adelantó que el nuevo modelo de
democracia que habrá que constituir tendrá que estar basado en la soberanía
popular, lo que implica a su juicio la abolición de la monarquía y la
instauración de una República; tendrá que estar basado igualmente en la
democratización de la economía y el poder y en la prohibición de privatizar
servicios públicos. Para todo esto, declaró el diputado de Izquierda Unida,
tenemos la intención y la necesidad de converger. Denunció a aquellos que
pretenden construir un relato falso de lo que somos, y afirmó que en el ADN de
Izquierda Unida y el PCE está la construcción de bloques populares.
En el mismo sentido se pronunció Anabel García, quien tras
desgranar la calamitosa situación de precariedad laboral y de falta de
perspectivas que afronta la juventud, declaró que la gran consigna es la unidad
popular y la coordinación de todos los espacios de poder popular, pero de un
poder popular que dispute el poder, no dinámicas electoralistas que nos hagan
abandonar la calle, sentenció la Secretaria General de la UJCE.
Porque una cosa es el gobierno y otra el poder, continuó
Anabel. Las instituciones son una herramienta, pero sin organización en la
calle no tenemos nada que hacer, declaró, para objetar finalmente que lo que no
debería ser el proceso constituyente es meros acuerdos entre partidos
políticos.
La secretaria de la
UJCE cerró su intervención con un llamamiento a la
participación en las marchas de la dignidad que tendrá lugar a finales de
noviembre.
Firme, claro y contundente fue finalmente el discurso del
Coordinador General de Izquierda Unida Cayo Lara. Denunció las últimas perlas
en materia privatizadora llevadas a cabo por el gobierno del PP durante las
vacaciones estivales: Registro Civil, AENA…y varios ejemplos más de como el
ejecutivo sigue trabajando para la oligarquía.
Denunció la falacia de la regeneración democrática anunciada
por los populares, de la que lo único que busca el gobierno es sacarse una foto
con nosotros, declaró. Falacia ya que no puede haber regeneración democrática
de un gobierno que rechaza todas las comisiones de investigación propuestas por
IU en el Parlamento, de un gobierno y un partido de gobierno que amparan la Gurtel y sus 200 imputados
y de la que el PP no asume ninguna responsabilidad política.
Lara explicó que el resultado de las elecciones europeas del
25 de mayo había puesto nervioso al poder económico, lo cual entre otras cosas
es lo que había precipitado la abdicación del Rey. Ese nerviosismo, provocado
también por los buenos resultados de nuestra formación tiene consecuencias
sobre nosotros, explicó Cayo: cada vez que Izquierda Unida supera el 10% de
votos, tenemos un problema, ironizó, y pasó a relatar a continuación los
distintos episodios de la trayectoria del PCE primero y de IU posteriormente en
los que se provocaba intencionadamente un quiebro en la organización tras un
despunte político y organizativo que podía resultar amenazante. Levantó
encendidos aplausos entre la militancia asistente cuando recordó que tras la
lucha antifranquista heroica del PCE vino el ostracismo; que cuando en 1996 con
Julio Anguita se obtuvieron los mejores resultados por parte de Izquierda
Unida, qué casualidad, ironiza nuevamente, un grupo, refiriéndose a Nueva
Izquierda, quiebra la organización para pasarse al Partido Socialista. Y ahora,
apuntó Lara, tras las últimas elecciones, que hemos triplicado nuestros
resultados, hay gente en la organización que piensa y dice que nuestros
resultados han sido un fracaso. Nuestros votos son tan dignos como los de los demás,
concluyó.
Para Cayo, lo fundamental de este proceso es el golpe
asestado al bipartidismo y denunció los intentos de presión y de guerra
psicológica por parte también de algunos medios de comunicación que tratan de
crearnos complejos y dudas existenciales que nos hagan dar el voto a otros. ¿Es
que los medios de comunicación no tienen propietarios?, preguntó Lara al
auditorio despejando la posibilidad de una cándida e ingenua intencionalidad
por parte de esos medios.
Fue entonces cuando Cayo apeló al patriotismo y orgullo de
organización y sentenció para los buenos entendedores que lo que no consiguió
el franquismo no lo iban a conseguir las encuestas. Apeló también a la
necesidad de la unidad interna, que metafóricamente llamó orquesta, para la que
dijo que tenemos una sinfonía que se llama socialismo. Declaró que hemos
alcanzado una cierta hegemonía pero que aún tenemos campo, recordando que hay
varios millones de personas que no votaron.
Apeló a nuestro, proyecto, ideología y dignidad como
organización, de la que declaró con entusiasmo contagioso para el público
asistente que aquella no estaba en venta. Apeló al entendimiento con otras
fuerzas pero siempre sobre la base de programas, en un proceso de abajo arriba,
con todos aquellos con los que hemos luchado en las calles, dijo Cayo, y añadió
aún más, también para buenos entendedores: hay que crecer, sumar, pero con la
identidad de cada uno, respetando la dignidad y la identidad de cada uno.
Para culminar recordó las movilizaciones de las Marchas de la Dignidad que tendrán
lugar a finales de noviembre. Vamos a estar en las marchas porque somos
marchas, declaró. Pan, techo, trabajo, cultura y salarios dignos, cerró
finalmente, ese es nuestro proyecto de país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario