Antes de salir hoy de marcha, en la etapa Almuñécar-Salobreña, y en la cola del café, que es bastante larga y da tiempo de hacer amistades para toda la vida, converso con Alex Díaz Rey, un joven de 28 años que viene acompañando a la Desbandá en calidad de becados. Son unas diez personas jóvenes, chicos y chicas cuya función es visitar Institutos acompañando a sobrevivientes de la Desbandá, personas con más de 80 o 90 años, que en esta 7ª marcha y por primera vez como experiencia, se están dando charlas por los institutos por donde pasamos, y esas charlas, a su manera, la dan las personas sobrevivientes y las personas jóvenes, ayudan a su traslado y también pueden intervenir en los debates.
El caso es que Alex me cuenta su implicación personal en la Desbandá porque su abuela Brígida, salió huyendo de Los Boliches, una pedanía de Fuengirola, con la Desbandá a la edad de 6 años, junto a su madre, la bisabuela de Alex. Él cuya ocupación es la de rodar documentales de ficción, tiene el proyecto de hacer un documental real sobre la historia de la Desbandá, aprovechando que su abuela aún está viva. Pero quiere darle una proyección al documental de la Desbandá de los niños y niñas que la hicieron, porque su abuela era una niña, y niños o niñas son todos los supervivientes que quedan, pero es que además por simple cálculo sencillo de matemáticas, el mayor número de personas de las que iban en la Desbandá eran personitas, ya que las familias de la época eran jóvenes y solían tener bastante descendencia.
Más allá de su proyecto cuenta lo habitual de la Desbandá, que Brígida y su familia sobrevivieron comiendo caña de azúcar e higos secos, que cuando volvieron al pueblo después de la guerra, a su bisabuela la raparon y la pasearon para escarnio público y como particularidad especial, que su bisabuela fue recovera. Las recoveras que operaron cerca del campo de Gibraltar, eran mujeres “rojas”, cuyos maridos, o habían muerto en la guerra, o estaban exiliados o encarcelados. Ellas además tenían ese estigma y solían ser discriminadas a la hora de darle trabajo, para ver si las podían matar de hambre a ella y a sus criaturas. La opción para sobrevivir fue la del contrabando o estraperlo, fundamentalmente con productos de Gibraltar. La característica de la bisabuela de Alex es que era una mujer, por herencia genética, repetida en la familia, muy velluda, a la que le crecía el bigote, y ella lo que hacía es procurar que le creciera mucho. Cuando iban en la ruta del estraperlo, se vestía de hombre y daba el pego con el bigote, así el grupo de mujeres, que siempre eran varias, daban la impresión, hacia posibles extraños, de ir protegidas por un hombre.
La marcha sale del Parque del Mediterráneo donde hay una placa, que todos los años es destruida y todos los años repuesta, en honor a la Desbandá que pasó por allí. Antiguamente este parque era conocido como la Galera, y en su cercanía hubo un edificio, donde se torturó y se fusiló a personas que defendían la legalidad republicana.
Participan en la marcha de hoy, a la que damos todos los años el carácter de marcha central de la Desbandá, 558 personas, entre las cuales hay 329 mujeres (de ellas 5 niñas) y 229 hombres (de ellos 3 niños). Estos datos son del inicio de la marcha, a lo largo del trayecto se han sumado algunas personas más. La columna de a una, porque íbamos por un arcén estrecho de la carretera, tenía en torno a 1 km de largo.
Una vez en Salobreña, desde la plaza del Ayuntamiento, la marcha ya se convierte en una manifestación compacta, con las mujeres al frente, que camina hacia la desembocadura del Guadalfeo, el río donde muchas personas de la Desbandá se ahogaron al intentar cruzarlo, por el gran caudal que traía y que supuso la vuelta atrás de otras personas, e incluso la separación de familias, como hemos relatado algún caso, que una parte pasó y otra se quedó sin pasar, produciéndose una larga separación en algunos casos de por vida.
En la manifestación, un hombre llamado Toni Esparrell, que lleva una foto bastante visible de su bisabuelo, nos cuenta su historia. Que es la del asesinato de su bisabuelo José Esparrell y el hermano de éste, Juan Esparrell. Ellos vieron pasar la Desbandá y sabían que las tropas fascistas venían detrás. Sin embargo no se sumaron a la huida porque no consideraban que hubieran cometido ningún delito. Sin embargo a las 2 de la mañana del 10 de febrero, aporrearon la puerta de su casa, y se los llevaron con el pijama puesto. Una vecina los había denunciado por tener una bandera republicana escondida en un baúl. La bandera no apareció en el registro, pero de todas maneras golpearon a los dos hermanos, los ataron y se los llevaron al cementerio de Salobreña. Allí cavaron su propia fosa y los fusilaron. José, el bisabuelo de Toni, tenía 49 años y su hermano Juan 38.
El caso de José Esparrell el bisabuelo, es particularmente sangrante. Nacido en 1888, huyó de España en 1922, para no ser reclutado en la guerra de Marruecos. Se fue con su mujer y cuatro hijos a Brasil y su hermano Juan, once años más joven se quedó en Salobreña. Pero en Brasil, donde José tuvo dos hijas más, estalló la revolución en 1930 y José nuevamente huyendo de la guerra, se volvió a España con toda la familia, excepto la suegra, que se quedó cuidando la casa de la familia en Brasil. Llegaron a España antes de la proclamación de la República, y cuando se produjo el golpe de estado fascista y la guerra, decidió no huir otra vez. Debió hacerlo, porque, aunque la Carretera hacia Almería la bautizó Bethune como "la carretera de la muerte", por la gente que murió y el sufrimiento que se pasó, también se puede decir que fue la carretera de la vida, porque permitió que muchos más miles de personas sobrevivieran y además que se libraran del yugo opresor de la sangrienta dictadura franquista.
Aunque no se ha encontrado fosa donde asesinaron a los hermanos Esparrell, su familia ha grabado sus nombres en un nicho del cementerio de Salobreña donde les depositan flores con los colores de la bandera republicana.
La manifestación acaba junto la desembocadura del Guadalfeo, al lado de la estatua que inauguramos el año pasado en honor a las personas que murieron en la Desbandá, estatua que se mantiene erguida, bella y majestuosa, lo que indica que las bandas fascistas saboteadoras de monumentos y placas de Memoria Histórica no han podido con ella. En el acto institucional que se celebra junto a la estatua, cabe destacar la intervención de la Vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea, Maite Mola, la intervención de la nieta de Juan Negrín, el último presidente de la República de España, y la intervención de la sobreviviente Ana Pomares, a la que se le ha cantado cumpleaños feliz, con sus 95 años que ha cumplido hoy, y ha manifestado que esta Desbandá la va a hacer completa y piensa llegar a Almería con toda la gente de la Desbandá. Ciertamente ella no anda, va en coche y se va alojando en hotelitos, pero parece ya un esfuerzo extraordinario el que esta mujer hace a su edad, interviniendo en coloquios activamente o en actos públicos. El acto acaba con el cante de Carmen Agredano, que ha compuesto la canción “Alpargatas de Sangre”, con numerosas referencias a la Desbandá.
El día culmina con la representación, en el anfiteatro de la Casa de la Cultura de Salobreña, de la obra “Nacional 340” de la compañía murciana Physical Collage & Sforza Producciones, que evidentemente trata sobre la huida masiva de la población por esa carretera.
Mañana atravesamos el frente establecido en febrero de 1937, ya que llegamos a Castell de Ferro, donde se frenó el avance del ejército fascista italiano y se les obligó a retroceder hasta Motril.
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