Este 8 de
marzo, día Internacional de las Mujeres trabajadoras de 2020 continuamos la
lucha que comenzaron hace cientos de años mujeres contra la desigualdad y la
discriminación, contra el capitalismo patriarcal y ultracatólico empeñado en
despojarnos de nuestros derechos como personas. Es un día para hacer visibles
las desigualdades y denunciar a quienes nos matan y nos oprimen.
Desde el PCE
y la UJCE queremos acabar con la doble explotación, la precariedad en el
trabajo y en la vida. Queremos acabar con las violencias machistas: cuando nos
cuestionan y no nos creen cuando somos violadas; cuando nos cosifican y no nos
dignifican ni como mujeres ni como seres humanos; cuando nos invisibilizan en
nuestras casas, en nuestros trabajos y en la historia; cuando nos utilizan como
meras vasijas; cuando nos cuestionan y culpabilizan por cómo vestimos, por el
lugar dónde nos divertimos o por dónde caminamos o cuando nos asesinan en la
casa, en la calle o en un bar.
Queremos la
igualdad real entre hombres y mujeres. Para ello es necesario un cambio:
Exigimos una ley de educación feminista que forme en valores de igualdad para
acabar con los estereotipos y roles de género marcados por el sistema
capitalista y patriarcal, los mismos que defiende la derecha PP-C’s y la ultraderecha
de VOX.
Rechazamos
el “pin parental” que la ultra derecha intenta imponer. Dicen defender la
libertad de sus familias a decidir sobre la educación, cuando en realidad lo
que quieren es vetar y controlar las materias que tengan que ver con los derechos
LGTBI y la educación sexual.
Exigimos que
se cumpla el Convenio de Estambul, firmado por España y que no se está
cumpliendo, que incluye: prevención, protección, persecución penal y políticas
integradas que aseguren y den una respuesta global a las violencias contra las
mujeres.
La coyuntura
política actual, con un gobierno de coalición progresista y un Ministerio de
igualdad feminista, es una oportunidad para legislar una ley que abarque más
allá de la violencia de parejas o exparejas. Una ley que no permita
interpretaciones de sesgo patriarcal. Que no cuestione más ni una sola víctima
de violación.
Pero
mientras en España se tolere la prostitución y la pornografía sea la educación
sexual de menores y jóvenes, no va a ser posible normalizar unas relaciones
sexuales en igualdad y acabar con la violencia sexual.
Hablar de
prostitución es hablar de trata de mujeres pobres, inmigrantes, en situación
irregular. La prostitución existe porque hay demanda.
Queremos una
legislación abolicionista que acabe con la demanda y el negocio. Que se
apliquen políticas de atención, cuidado y ayuda a las mujeres prostituidas con
el fin de que se inserten en una vida familiar, social y laboral conforme a la
dignidad que se merecen y se protejan sus derechos fundamentales.
Las
políticas de recortes en España en el cuidado y atención de las personas desde
lo público, ha acentuado la obligación de las mujeres a cubrir este déficit,
cargando con dobles jornadas.
Queremos
políticas que sitúen la vida en el centro: que el trabajo de cuidados sea
reconocido y corresponsabilizado. Generar en el sector público, empleos dignos
con mayores salarios para la atención y la dependencia. Que el trabajo de
cuidados, se valore y se dignifique, porque sin él, no hay vida digna de ser
vivida.
Rechazamos
la tasa rosa, el sobreprecio que pagamos las mujeres por la versión femenina de
algunos productos.
Foto: Rosa Ortuño
Queremos
políticas que acaben con la feminización de la pobreza. La precariedad laboral,
la parcialidad de los contratos y la brecha salarial, impiden que exista
igualdad real para las mujeres trabajadoras.
Además, las
diferencias salariales se acentúan en la jubilación, y en España la brecha de
la pensión media entre los 65 y los 79 años se sitúa en un 34%. ¡Queremos
trabajo digno, igualdad salarial y pensiones dignas para vivir una vida digna!
Este 8M
reivindicamos derechos junto a las mujeres de todo el mundo, desde Colombia
hasta La India, que luchan contra el feminicidio, la explotación laboral
capitalista y la violencia sexual patriarcal.
Avanzamos juntas porque vamos lejos y nuestro horizonte es solidario e
internacionalista.
Este 8M nos
encontraremos en las calles siguiendo la senda de mujeres valientes de todos
los tiempos luchando por la paz y por nuestra dignidad. Un camino que, como
decía Rosa Luxemburgo, nos lleve a conseguir “una sociedad donde seamos
socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
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