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sábado, 24 de junio de 2017

Alberto Garzón sitúa como eje central de actuación en Izquierda Unida mejorar la “conexión entre clases populares y políticas de Izquierdas”



El Coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha señalado hoy como “elemento central de nuestra preocupación” la necesidad de mejorar a corto plazo la “falta de conexión entre las clases populares y las políticas de izquierdas” para conseguir que “se vean referenciadas en nosotros y nos voten”. Garzón ha apuntado que, a pesar de que un sector muy importante de la población, en torno al 20% tanto a nivel de política estatal como municipal a través de los llamados ‘Ayuntamientos del cambio’, ha encontrado en las candidaturas de unidad popular la forma como dar respuesta a sus reivindicaciones, hay todavía sectores que han sufrido con especial dureza la crisis “que no terminan de identificarse con nuestras propuestas”, por lo que hay que dirigirse con especial atención para solucionarlo.
El máximo responsable de IU hizo este análisis en la reunión de la Asamblea Político Social (APS) iniciada esta mañana al exponer su informe de análisis político y de rendición de cuentas ante su primer año y el de su dirección al frente de la organización. La APS debatirá y realizará aportaciones durante buena parte del día en la sede federal en Madrid sobre el extenso trabajo de análisis enviado a comienzos de esta semana por Garzón a los/as dirigentes que componen el que es el órgano de dirección de máxima responsabilidad política entre congresos.
En el inicio de su exposición, abierta a los medios de comunicación, se felicitó porque buena parte de los “elementos marcados” en la XI Asamblea Federal que tuvo lugar en junio de 2016 “se están cumpliendo” y se avanza así en los “hitos para la transformación de nuestra organización en un movimiento político y social”.
Sobre la forma y el contenido de su rendición de cuentas a la organización aseguró que lo hace a través de un “informe trabajado, que no debe servir sólo para un día”, sino que busca transmitir “con total honestidad intelectual la situación actual de IU y de nuestro país, sin tomar posición, para facilitar así el debate. Es un ejercicio honesto y novedoso, desde el respeto a las decisiones tomadas en la Asamblea Federal”.
Lamentó la “lógica mediática que no dirige sus titulares a otros apartados” de este trabajo y que acaba centrándose únicamente en “las partes que tienen que ver con la alianza electoral”, que él no obvió en su intervención. No obstante, Alberto Garzón desarrolló también en su análisis distintos aspectos, entre ellos la “situación en Europa”, donde alertó del “crecimiento de los partidos de extrema derecha y ultraliberales” que, en casos como el de Francia, “acaban en movimientos liderados por ex banqueros”.
Analizó también la actual situación de la “crisis de régimen” en nuestro país, que calificó de “estancada, porque el bipartidismo parece que está estable o con cierto repunte”. Avisó del “giro cultural conservador” que se refleja en algunas encuestas, con una mayor “asimilación del discurso del PP aceptando que estamos saliendo de la crisis”, lo que contrasta con la “crisis de gobernabilidad del PP, que no acaban de superar y que tiene un nuevo hito en el resultado de las primarias del PSOE”.
Garzón reconoció a los/as miembros de la APS presentes en la reunión que no tiene una respuesta clara a la pregunta retórica que lanzó sobre “¿Qué va a ser a partir de ahora en el PSOE?”, si bien puso como ejemplo de la “ambigüedad” de los socialistas su “falta de toma de decisión” en temas como el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA).
“Es difícil saber -dijo- a qué Pedro Sánchez nos referimos, si al que criticó a las élites que impidieron que pudiera formar gobierno”, como hizo en una entrevista en televisión, “o al que pactó con Ciudadanos una hoja de ruta” meramente conservadora. Aseguró que hay que darle “el beneficio de la duda, pero el escepticismo debe ser la nota que impere”, dentro del “respeto que desde IU tenemos a los procesos internos de otras formaciones”.
Sobre el PP, ratificó su respaldo a la moción de censura defendida recientemente por Unidos Podemos contra Mariano Rajoy y su Gobierno porque “era un clamor” que reclamaba esa buena parte de la población que rechaza a un “Partido Popular impregnado de corrupción que parasita las instituciones”.
Entrando en materia sobre la unidad popular, Garzón apuntó que para la organización que coordina este tema “no es sólo algo electoral, sino también social”, algo concreto que se tiene que ver en asuntos importantes como parar los desahucios, mejorar la vida de la gente “y en superar la liturgia de las siglas en el objetivo común de construir el socialismo en nuestro país. La alianza electoral es sólo una parte de esa unidad popular”.
Dejó muy claro en varias ocasiones que él no cuestiona “en ningún caso” la alianza con otros actores políticos, como puede ser Podemos, algo que tachó como un “buen invento” que ha servido para “detener algunas estrategias del régimen”, entre ellas que “se ampliaran los recortes” o la extensión aún más del “neoliberalismo salvaje”.
Defendió, eso sí, un “reparto más equitativo” dentro de esa alianza electoral, para poder destacar así el “perfil propio” de Izquierda Unida. “Hay que fortalecer esa alianza como instrumento para mejorar la vida de la gente, aunque hay cosas que se pueden mejorar”, argumentó.
Alberto Garzón reconoció que “no hemos podido seguir creciendo tal y como nos hubiera gustado”, si bien dijo que esto no se debe quedar sólo en el reproche, sino que debe servir para “debatir colectivamente sobre las causas y poder poner las soluciones”.
Analizó el “problema estructural de visibilidad” que tiene IU, algo que recordó “hemos padecido siempre”, tanto en la etapa dura del bipartidismo, como ahora al coexistir cuatro partidos con mayor número de votos y lo enfrentó a la “paradoja” de que nunca antes hubo la oportunidad de que tantos dirigentes pudieran expresarse en los medios.
Habló también del “buen trabajo que se hace desde Izquierda Unida” y del que “se apropian otras fuerzas aliadas, algo de lo que, al final sale perjudicada la alianza”. Para empezar a corregirlo insistió en las ideas de “realzar nuestro perfil propio, pero no por ser fetichistas de la marca, sino porque hay electores “mucho más referenciados” a IU que si no ven que tienen el peso que le correspondería tener debe conseguirse un “reparto más justo para que se sientan referenciados”, lo que redundará en beneficio del conjunto de Unidos Podemos. Sentenció que “la alianza electoral no está en cuestión, sino que buscamos mejorarla; ir más allá de que sea meramente electoral e institucional”.
El máximo responsable de Izquierda Unida aprovechó también para trasladar “todo el apoyo de la organización” a Carlos Sánchez Mato, concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid y responsable federal de Políticas Económicas en esta formación, y a la también concejala madrileña Celia Mayer “ante el claro ataque de la oligarquía” en su lucha contra la corrupción del PP a nivel local, un ataque más que es “consecuencia del trabajo desde los espacios construidos por la unidad popular”.
Garzón acabó su intervención abogando por “ampliar la apertura de IU como movimiento político y social”, algo que se hace desde la “cultura del trabajo” y con el ejemplo de la rendición de cuentas que tiene lugar hoy. Pero también se consigue con el decidido impulso a las “movilizaciones sociales que hay en nuestro país” y que, como en el reciente caso de la exitosa manifestación de las Marchas de la Dignidad “en la que Izquierda Unida participó y promovió, deben servir como punto de inflexión frente al reflujo que estamos viviendo”, con un perfil “muy politizado” en estas movilizaciones frente a otro menos politizado que se podía ver hace unos años, “lo que nos debe servir de reflexión para saber cómo resolverlo”.

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