Ginés Fernández
González, Director de Mundo Obrero
La crisis ha sido la
gran excusa para intentar cambiar el modelo social, pasar de una
sociedad con ciertas garantías y derechos conquistados con años de
lucha y sangre obrera a una sociedad desregulada a lo norteamericano.
Mundo Obrero: Los días
1, 2 y 3 de diciembre se celebra la II fase del XX Congreso del PCE,
se puede decir que una etapa intensa, ¿qué valoración haces de
estos cuatro años al frente del PCE?
José
Luis Centella: Efectivamente, han sido cuatro años intensos de
cambios y transformaciones en el mapa político, y de una continua
lucha contra quienes pretenden cerrar la crisis que sufre el Régimen
del 78 en clave antisocial, autoritaria y patriarcal.
La valoración que se
plantea en el propio informe de gestión tiene elementos
autocríticos, porque es evidente que el Partido no ha conseguido los
objetivos que nos marcamos de conseguir un salida social,
anticapitalista, democrática e igualitaria, mediante una ruptura
democrática que posibilitara la construcción de un nuevo modelo de
País. En el momento en el que se conjugaba la mayor tensión social
y el mayor ascenso electoral fuimos superados y desplazados como
fuerza hegemónica en la izquierda, con la aparición de Podemos, lo
que no solo tuvo una repercusión electoral, sino que también
significó que la tensión social, la lucha en la calle, se desplazó
a la esperanza de que ganando las elecciones todo cambiaría. La
verdad es que no se ganaron las elecciones y efectivamente todo puede
cambiar, pero para peor, porque cuando la izquierda abandona la
calle, cuando deja la movilización como base de su acción política,
se vuelve débil y vulnerable.
Pero con estos elementos
autocríticos tenemos que mostrar las cuestiones positivas que hemos
desarrollado estos años, y que tienen que ser puestas en valor, ya
que este Partido ha sido capaz de elaborar la alternativa de ruptura
democrática más solida y solvente de la izquierda española, lo que
permite tener todavía la esperanza de que esta crisis de régimen no
se resuelva en favor del bloque dominante. Hemos sido capaces de
mantener la propuesta republicana en activo cuando otros la
abandonaban, lo que permite que en este momento se vuelva a tener
conciencia de que no puede haber cambio profundo en este país que no
pase por la III Republica, y como no, valorar positivamente el
reconocimiento internacional del que hoy es objeto el PCE, un
reconocimiento muy superior a nuestra fuerza real, y que es fruto del
trabajo que hemos desarrollado a nivel internacional en estos años.
M.O.: ¿Cuál ha sido
el momento más difícil en este periodo, políticamente y
personalmente? ¿Y cuál es el que más satisfacción te ha dado?
J.L.C.: El momento
mas difícil políticamente, sin duda creo que fue la noche electoral
de diciembre de 2015, un momento en el que éramos conscientes de que
podíamos quedarnos fuera del Parlamento, teníamos el ejemplo de
otras fuerzas comunistas europeas que fueron grandes referentes para
toda la izquierda, como Refundación Comunista de Italia y que una
vez fuera del Parlamento no han conseguido recuperarse.
El momento más
satisfactorio, también sin dudarlo fue el día de la liberación de
los 5 cubanos que estaban presos en las cárceles de los EE.UU., no
olvidaré cuando el Embajador de Cuba me llamó para darme la noticia
de su liberación, la fiesta que celebramos en la Embajada de Cuba,
sentir la sensación de haber derrotado al imperio, fueron años
duros en los que era consciente de que los EE.UU. trataban de
derrotar en la figura de esos 5 héroes a todo el pueblo cubano, y
que su lucha era la lucha de quienes en todo el planeta nos negábamos
a doblar nuestra rodilla frente a los poderosos, sin duda esa creo
que ha sido una lucha que ha marcado este periodo, personal y
políticamente.
M.O.: ¿Qué
cuestiones cambiarías del funcionamiento del partido y cuáles
mantendrías?
J.L.C.: En los
documentos de este congreso se plantea la necesidad de una
rectificación del modelo de Partido que se ha desarrollado desde
1975, basado en las Agrupaciones muy ligadas a lo institucional. Este
congreso plantea un giro en el sentido de dar más valor al trabajo
sectorial, a la implicación en los centros de trabajo y también
hemos planteado la necesidad de dar una mayor coherencia al trabajo
del Partido en todo el Estado, se ha confundido la federalidad con el
“taifismo”, cada Federación, cada Agrupación no puede ser un
partido independiente, no se trata de uniformar, sino de dar
coherencia al trabajo y que los acuerdos que se toman en el ámbito
central sean la base del trabajo que se desarrolle en las
federaciones.
M.O.: En el Comité
Federal se aprobó la propuesta de balance de gestión, por otro lado
autocrítica y también realista con lo sucedido en este periodo, en
él se expone que el régimen está en crisis pero no acabado, en
este sentido ¿está haciendo la derecha un proceso constituyente
hacia una segunda transición?
J.L.C.: Hoy nadie
discute que el régimen constituido en torno a la Constitución de
1978, está agotado, la crisis sistémica de la última década solo
lo puso en evidencia, es una realidad que a la derecha la
Constitución actual, que por cierto fue cambia con nocturnidad y
alevosía para asegurar a la banca el cobro de sus intereses, le
viene muy grande, le sobran todos los derechos que aún de forma
simbólica recoge, le sobra el reconocimiento de los sindicatos, pero
también es una realidad que a nosotros esta misma Constitución nos
viene pequeña porque entendemos que es necesario asegurar por ley
los derechos que se reconocen formalmente a la vivienda, el trabajo,
etc., y que es imprescindible plantear al pueblo la posibilidad de
decidir la forma de estado entre República y Monarquía.
Del choque de esas dos
tensiones es evidente que se tiene que producir un periodo
constituyente, la cuestión es si ese periodo constituyente es
abierto, participativo y con hegemonía de las fuerzas de progreso o
por el contrario es cerrado, limitado al debate parlamentario y
hegemonizado por las fuerzas reaccionarias.
La verdad es que el
bloque dominante no ha sido capaz hasta el momento de conseguir sus
objetivos pero la crisis catalana le ha puesto en bandeja intentar
dar un golpe de mano que le permita institucionalizar las reformas
que hicieron desde 2010 a 2015, mediante una reforma parcial de la
Constitución que abra las puertas a un nuevo periodo en el que se
aseguren los intereses del capital y se avance hacia una sociedad más
autoritaria, con menos derechos sociales, con peor calidad de vida
para la mayoría de la población y una vuelta al patriarcado como
sustento ideológico.
En este sentido considero
que ya estamos en una nueva transición, la cuestión es aprender de
la historia y tratar de que esta vez entendamos bien que el mantener
la batalla no se libra solamente en el Parlamento y que mantener la
estrategia rupturista no depende exclusivamente de las matemáticas
parlamentarias.
M.O.: ¿Qué efectos
han tenido las políticas aplicadas con la excusa de la crisis en la
vida de las personas, así como en el modelo social y político?
J.L.C.: Hace años,
cuando casi nadie hablaba de ello, el PCE planteó que la gran jugada
del capital en este momento era precarizar la vida de las personas en
el sentido más amplio de la palabra, una persona que no tiene
trabajo fijo, que no tiene un lugar de residencia estable, que no
puede consolidar unas relaciones sociales, es una persona que tiene
mas dificultades para rebelarse, para luchar, para pensar en
colectivo, y por ello más vulnerable, la lucha de la clase obrera
siempre se ha basado en la organización y no hay duda de que
organizar a un sector laboral o social donde la precariedad es del
90% es muy difícil, de la misma manera que es casi imposible
organizar a un barrio en el que más de la mitad de sus habitantes no
son residentes fijos.
La crisis ha sido la gran
excusa para intentar cambiar el modelo social, pasar de una sociedad
con ciertas garantías y derechos conquistados con años de lucha y
sangre obrera a una sociedad desregulada a lo norteamericano, volver
al siglo XIX en materia de relaciones laborales con los beneficios
para el capital de la tecnología del siglo XXI.
M.O.: El día 21 de
diciembre se van a celebrar elecciones en Cataluña tras la
aplicación del artículo 155, el PSUC viu y EUiA, nuestros
referentes hermanos se van a presentar en Cataluña en Común ¿Sigue
siendo vigente la política de convergencia para desbancar del poder
a la derecha y sus aliados?
J.L.C.: No es
cuestión de vigencia, sino de necesidad, hoy más que nunca la
política de convergencia es imprescindible para tener capacidad de
dar la batalla a las fuerzas de la derecha catalana y estatal, esta
convergencia con todas sus dificultades, sus contradicciones se
refleja en Cataluña en Común, proyecto incipiente en el que el PSUC
esta implicado y que en estas elecciones tiene el reto de su
definición como fuerza política que sea capaz de recoger la
herencia del PSUC en el sentido de ser una opción nacional y de
clase, es decir de situar la contradicción de clase en el contexto
de una Cataluña que se autodefine como una nación, ya que solamente
si Cataluña en Común entronca con los barrios obreros, con la clase
obrera realmente existente en el cinturón rojo de Barcelona puede
tener futuro como alternativa.
M.O.: El proceso
catalán ha sufrido un duro golpe por parte del estado, desde el PCE
se ha planteado la propuesta de la Republica Federal ¿Cómo puede
esta propuesta solucionar los problema de encaje territorial y los
problemas sociales que hoy sacuden a las clases populares?
J.L.C.: Recomiendo
la lectura de la larga relación de textos que tanto el PCE como el
PSUC hemos elaborado de forma colectiva, porque en estas
declaraciones y resoluciones estaba escrito lo que podía pasar, está
escrito que mantener el proceso unilateral hacia la independencia de
Cataluña era brindar a las fuerzas más reaccionarias la mejor
oportunidad para recuperar fuerzas, que frente a quienes creían que
el proceso catalán abría el paso hacia la revolución, nosotros
creíamos que lo que abría era la puerta a la contrarrevolución, y
efectivamente así ha sido.
El Gobierno aprovechando
el respaldo social que le ha propiciado esta crisis, esta llevando a
cabo la mayor involución en materia de derechos públicos y
libertades, y lo está haciendo sin coste social, por ello junto a la
crítica a quienes desde el gobierno de Cataluña han actuado con
irresponsabilidad plateamos la lucha contra quienes desde el gobierno
central, con el apoyo de PSOE y Ciudadanos han llevado a efecto una
agresión institucional que muestra el camino que quisieran seguir en
todo el Estado, de manera que cada vez sea más estrecho el margen de
la legalidad.
Por todo ello, el PCE ha
planteado que frente a la guerra de banderas que representa poner en
primer lugar las contradicciones territoriales hay que situar la
lucha de clases que pone en primer lugar la contradicción
capital/trabajo, proponiendo como salida un proceso constituyente que
consolide derechos sociales, laborales y democráticos, y que culmine
en la República Federal como mejor marco institucional para resolver
los problemas de encaje territorial de un Estado como el nuestro que
es Plurinacional, Multicultural y Plurilingüístico.
M.O.: Hemos celebrado
recientemente dos aniversarios importantes en tanto que referentes
ideológicos del comunismo como son el 150 aniversario de la
publicación de El Capital y el Centenario de la Revolución de
Octubre. Has estado en Rusia en la celebración de los actos del
centenario ¿el comunismo ha muerto como quieren trasmitir o es una
ideología viva?
J.L.C.: Quienes
predican el fin de las ideologías, lo que quieren es plantear la
supervivencia de una sola ideología, la que sustenta al capitalismo
en su fase imperialista más agresiva y depredadora que hayan
conocido los tiempos.
De la misma manera
quienes plantean la muerte del comunismo, lo que quieren es proclamar
la victoria del gran capital en la lucha de clases a nivel
planetario, pero la realidad es bien distinta, el comunismo como
ideal capaz de impulsar la transformación de la sociedad capitalista
hasta una nueva sociedad, más justa, igualitaria, democrática, está
más vigente que nunca, pero nadie puede dudar que si ese ideal no se
organiza, no toma cuerpo en una estructura partidaria, se quedará
solamente en idealismo.
Este es el reto de los
partidos comunistas de todo el mundo, ser capaces de convertir esa
idea transformadora en organización, en acción política, esa fue
la gran aportación de Lenin al movimiento revolucionario, ser capaz
de situar las enseñanzas de Marx en un momento histórico
determinado y en una coyuntura concreta.
Hoy, no voy a negar que
existe un debate a nivel internacional en el seno del movimiento
comunista internacional, que también se da en el propio PCE, los que
plantean la política de clase contra clase, la que lleva a plantear
el campo de las alianzas de forma casi exclusiva con los grupos o
partidos marxistas-leninistas, y quienes entendemos que en este
momento histórico es más adecuada la política de Frente Popular
que busca las alianzas con fuerzas progresistas, ecologistas, en base
a un programa democrático y socialmente avanzado. En este debate que
no es nuevo en nuestra historia, personalmente me he situado siempre
a nivel nacional e internacional en la línea de Pepe Díaz y Dolores
(Ibárruri), en la línea del Frente Popular.
Esta línea política hoy
se plasma a nivel internacional en el desarrollo de espacios de
encuentro y trabajo de las fuerzas imperialistas, trabajo al que
personalmente me estoy dedicando desde hace años y que en Europa ha
dado como resultado el Foro de Fuerzas progresistas, ecologistas y de
izquierdas, que se ha reunido de forma satisfactoria por primera vez,
hace unos días en Marsella, con un papel protagonista de la
representación del PCE. En el ámbito nacional toma cuerpo en la
consolidación de un Bloque Social y Político que nos permita
construir una amplia red de alianzas sociales, políticas e
institucionales que nos permitan dar la batalla a la ofensiva que
están desarrollando las fuerzas reaccionarias.
30/11/2017