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jueves, 10 de febrero de 2022

Etapa 6ª de la VI Marcha de “La Desbandá”: “La generación antifranquista de los años 50”. Crónica del camarada Manolo "Teniente", 8 de febrero


La marcha que salió ayer de Torrenueva y hoy de Castell de Ferro, ha estado rondando las 90 personas, prácticamente en paridad de mujeres y hombres. Estaban inscritas unas 100 personas, pero hay días que algunas se toman su descanso. Y es que, la marcha, con excepciones, está compuesta por personas que nacieron en la década de los 50, y que tomaron el relevo en la lucha antifranquista de nuestros abuel@s y padres represaliad@s y derrotad@s por el fascismo.
Son de una generación que le perdió el miedo y el respeto al franquismo y se fajó en la lucha contra la dictadura. No pudieron conseguir la igualdad y la democracia con la que soñaron, pero siguen en la brecha, en este caso luchando en el campo de la Memoria Histórica, por la verdad, la justicia y la reparación. También hay personas aún mayores. La pareja que hacen José Luis de 78 años y Feliciana de 73. O Juan, con 74 años, de origen cordobés, pero que fue metalúrgico en el País Vasco casi toda su vida. O Gregorio, más joven, con solo 71 años, que tuvo que ausentarse un día para el control del Cintrón. La mayoría están haciendo una marcha, que como media es de más de 20 km, durmiendo en polideportivos donde como te descuides tienes que ducharte con agua fría, porque la caliente se acaba rápido. Quedaron muchos baluartes del franquismo en pie, quedó por supuesto una oligarquía económica que se sirvió del franquismo para sus intereses y que son los que en definitiva siguen mandando por encima de la democracia. Pero esta generación seguirá luchando por la igualdad social y la democracia real hasta la muerte y sus semillas poderosas alumbrarán la 3ª República, aunque nosotr@s no la veamos, pero tampoco lo descartamos.
La marcha de hoy ha sido una maravilla, los 22 km transcurren colgados de los cerros y montañas que caen en vertical a la mar. El sol cae fuerte, pero la brisa fresca de Levante contrarresta el calor y la mar está omnipresente. Es como si fuéramos en la proa de un barco, que además lleva en sus mástiles las banderas de la República.
Pero no tod@s somos mayores, vienen también gente más joven. Uno de ellos es Ángel, un hombre de Santiponce, Sevilla. Su familia no se vio implicada en la huida de la Desbandá. Él dice que su participación se la debía a su abuelo. Este fue detenido después del golpe de Estado que en Sevilla dirigió Queipo de Llano. Le mandaron una comunicación a su casa de que debía presentarse en Comisaría, y una vez allí, sin más preámbulo se lo llevaron preso, esposado por la calle, para la cárcel de Los Barrios, un pueblo cercano a La Línea, en Cádiz. Su delito era pertenecer a Izquierda Republicana y por ello purgó unos pocos años de cárcel. Ángel conoció a su abuelo siendo niño, pero este nunca le habló de la República, la guerra o la represión, pero si su madre, cuando ya habíamos salido de la dictadura franquista. Ángel cree que hay que darle continuidad al proyecto de la Asociación de la Desbandá y sumar nuevos apoyos.

Un caso también muy bonito de participación es el de Manolo de Almería, un compañero que con su armónica nos interpreta en momentos claves, canciones como el Himno de Riego y otras canciones republicanas. Su conexión con la Desbandá también procede de su abuela. Esta mujer recogió a dos niños perdidos (se perdieron cientos de ellos) cuando la Desbandá que llegó a Almería. Los tuvo consigo unos seis meses hasta que, a través de Socorro Rojo, localizó a la familia en Alicante y se los pudo devolver. Tampoco la abuela le contó nada a Manolo, fue su madre, la que en una ocasión le explicó lo que había sido la Desbandá. Él que era profesor de historia se quedó a cuadros, ya que no conocía el hecho ni por asomo. Después, a través de su militancia social y sindicalista pudo conectar con otr@s compañer@s que si estaban ya comprometid@s con la organización de la marcha y ya ha participado en varias marchas.
La de hoy, de 22 km finaliza en La Rábita, pedanía que pertenece al municipio de Albuñol. En octubre de 1973 su nombre fue conocido en toda España porque sufrió unas inundaciones que pueden considerarse las más importantes del siglo XX. La riada afectó a 101 viviendas, 74 totalmente destruidas, y murieron más de 50 personas.
En su entrada occidental, por donde llega la marcha, está la bella playa del Ruso, llamada así porque en 1921, un marino ruso llamado Basilio Lukianov, que desertó de un buque en el puerto de Málaga junto con dos compañeros, y que iban andando camino de Valencia, al pasar por aquella playa decidió quedarse a vivir allí, en una cueva del acantilado que cae en la playa y que tiene un pequeño manantial de agua dulce. Efectivamente allí vivió hasta su muerte siendo considerado en el pueblo como un vecino más, tanto, que decidieron darle el nombre a la playa.
Pero hay otra historia más trágica que la del ruso. Al paso de la huida una mujer se puso a parir de noche, lo cual no fue un caso aislado, mientras la riada de gente seguía la marcha; pero este caso acabó en tragedia, ya que nada más tener al niñ@, ella lo arropó como pudo y se echó otra vez a andar, pero enseguida se dio cuenta que no lo llevaba, que se le había escurrido; desesperada volvió sobre sus pasos y encontró al bebé muerto, pisado sin querer por la gente. Destrozada y desesperada se tiró por el barranco y se mató ella también; a madre e hija no los mataron las balas ni las bombas pero fueron también asesinatos de los fascistas.
Desde La Rábita nos han trasladado a Albuñol donde después de comer, en el Centro Cultural la “Era del Gitano”, a las 19:30 horas, se ha presentado el libro “La carretera de la muerte” de Javier Carrasco.
Mañana salimos desde La Rábita hasta llegar a Adra.

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