José Luis Centella Gómez
Presidente del PCE
Vamos a celebrar la XII Asamblea de IU (15 y 16 de enero de 2021) en momentos excepcionales, cuando coincide nuestra presencia en el gobierno de coalición con la emergencia sanitaria que está sufriendo el planeta, provocada por la extensión del COVID19, y la crisis por la paralización de la actividad en la economía.
Es importante realizar una reflexión colectiva sobre cómo afrontar desde el PCE este proceso asambleario para asumir el reto de presentar un proyecto de Nuevo País, con medidas y propuestas que sean útiles para conseguir que esta crisis no la vuelvan a pagar la clase trabajadora y las capas populares como ocurrió en 2008.
Un proyecto que sea la base para defender que los recursos del Estado se pongan de manera prioritaria al servicio de rescatar a las personas que ven su vida gravemente afectada por la crisis, marcando diferencia con las medidas que impusieron los poderes económicos en 2008-2010, cuando se priorizó el rescate de la banca y el gran capital, sin importar los problemas y perjuicios que causaban en millones de personas que veían perder su empleo y su vivienda, al tiempo que privatizaban y deterioraban los servicios públicos.
De esta manera la XII Asamblea debe avanzar en una propuesta republicana federal que empiece por recuperar el carácter pacifista de la Constitución de la II República que proclamaba que España renunciaba a la guerra como instrumento de política exterior, defendiendo un nuevo orden internacional de carácter multipolar que confronte activamente las intenciones del imperialismo de llevarnos a una nueva situación de guerra fría, construyendo una Comunidad Internacional de Destino Compartido que termine con las sanciones que Estados Unidos impone a Cuba, Venezuela y Siria, apostando por unas relaciones basadas en el beneficio mutuo.
Una propuesta que plantee un nuevo modelo productivo para España que permita terminar con la situación de dependencia de nuestro país, que se ha puesto de manifiesto en la crisis sanitaria, y se adquiera una soberanía alimentaria y económica, desmontando el patriarcado para construir una sociedad igualitaria que combata la violencia machista.
Un nuevo sistema que recupere la presencia del servicio púbico en sectores estratégicos como la banca, la energía y la comunicación, y fortalezca la sanidad y la educación que han sido duramente atacadas por las políticas neoliberales dictadas por la Unión Europea.
Frente Amplio
La asamblea está marcada por nuestra presencia en el gobierno de coalición, siendo el objetivo que la actual situación de emergencia no se utilice como excusa para enterrar el acuerdo de investidura sino que, al contrario, toda acción gubernamental esté marcada por la recuperación de los derechos sociales, laborales y ciudadanos que suprimieron los gobiernos del Partido Popular.
Cada vez es más evidente que la política que no se organiza no sólo no existe sino que se convierte en un elemento de frustración para la militancia, por lo que, junto con la discusión y aprobación de una propuesta política, resulta imprescindible debatir cómo organizar mejor nuestro trabajo para que sea más eficaz.
Para empezar a organizar nuestra respuesta, considero que en este momento, cuando nos jugamos el futuro de muchas generaciones, el PCE tiene que situarse en el camino que nos enseñaron Pepe Díaz y Dolores Ibárruri cuando abanderaron la Política de Frente Popular impulsada por la III Internacional para aplicar una política de alianzas sociales y políticas.
Solamente desde la construcción de un Frente Amplio se puede disputar la hegemonía a las políticas reaccionaras. Una política de alianzas que no significa ni disolución ni pérdida de perfil sino saber identificar bien al enemigo y tener claro, tal y como aprobó el Comité Central del PCE, que la presencia en el gobierno de coalición no es un fin en sí mismo sino un instrumento para tratar de mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, mitigando las consecuencias de la crisis.
Esta política de alianzas necesita conjugar la estrategia aprobada en nuestros congresos con una táctica adecuada que nos permita avanzar en la acumulación de fuerzas en favor del bloque rupturista y ayude a la construcción de unidad popular que se referencie en una convergencia social y política organizada en formato de Frente Amplio en el que puedan confluir fuerzas populares diversas con métodos de funcionamiento democráticos y participativos, en el que ninguna se disuelve, pierde su perfil, su estructura orgánica o sus relaciones internacionales.
En este sentido, tanto el XX Congreso del PCE como la Conferencia Política recientemente celebrada apuntan propuestas relacionadas con la necesidad de seguir avanzando hacia una IU organizada como Movimiento Político y Social que potencie los instrumentos de participación, elaboración y acción colectiva, Áreas o Redes, apostando por configurar la Asamblea Política y Social como un espacio que, al tiempo que valore anualmente el desarrollo de nuestro trabajo, sirva para el encuentro, la cooperación y el intercambio de ideas y experiencias entre los pilares social, territorial y político del Movimiento Político y Social para avanzar en la configuración de un potente Movimiento Popular que dispute la hegemonía a las fuerzas de la reacción.
Pero no nos engañemos, el debate sobre la política de alianzas no es una cuestión teórica, ni mucho menos burocrática, sino que es un proceso de confluencia de diversas fuerzas y colectivos en torno a luchas concretas. Por eso, la mejor forma de consolidar en la práctica una amplia Convergencia es acompañar el debate asambleario con la implicación de todas las organizaciones del Partido en la movilización que impulsa Unidas Podemos desde la campaña “Codo a Codo” en defensa de una salida de la crisis que garantice el trabajo digno, la vivienda, los servicios públicos y las libertades públicas individuales.
La lealtad del PCE con la actual dirección de IU
He dejado para el final referirme a la campaña con la que desde algunos medios tratan de presentar esta XII Asamblea como un enfrentamiento entre la dirección del PCE y la de IU, llegando incluso a insinuar que el PCE está preparando una candidatura alternativa a la que presente la actual dirección de IU, situándonos como el Caballo de Troya que trata de disolver la propia IU para entregársela a Podemos.
Pues bien, sentiremos una vez más defraudar a quienes llevan años anunciando la disolución de IU. El PCE ni va a defender su disolución en Unidas Podemos como paso previo para su integración en Podemos ni mucho menos vamos a confrontar con la actual dirección de Izquierda Unida, entre otras cuestiones porque formamos parte de la mayoría que se configuró en la XI Asamblea.
Pueden ahorrarse el esfuerzo quienes quisieran una asamblea de enfrentamiento y ruptura de la actual mayoría para pescar en ese río revuelto, porque se van a encontrar con un PCE decidido a implicarse en este proceso desde la lealtad al proyecto que la actual dirección de Izquierda Unida estamos construyendo para una salida social, ecológica, feminista y plenamente democrática a la situación de emergencia sanitaria y económica. En la mejor continuidad histórica del PCE de Pepe Díaz y Pasionaria, nuestro partido es consciente del valor de la unidad de la clase trabajadora, siendo por tanto el momento de poner en primer plano lo mucho que nos une y de superar desde la síntesis dialéctica las lógicas diferencias que en toda organización plural tienen que existir.
Publicado en el Nº 338 de la edición impresa de Mundo Obrero octubre 2020
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