“En este maldito lugar de horror fascista, juramos ante el mundo entero que no abandonaremos la lucha hasta que el último responsable haya sido condenado.
El exterminio del nazismo y sus raíces es nuestro lema.
Nuestro ideal es la construcción de un mundo nuevo en paz y libertad.
Se lo debemos a nuestros compañeros muertos y a sus familias.
Levantad las manos para jurar que estáis dispuestos para esta lucha y repetid conmigo:
¡¡NOSOTROS LO JURAMOS!!"
Estas palabras son la parte final del Juramento de Buchenwald, pronunciado hace 75 años y que removió las conciencias del mundo entero. 75 años y, por desgracia algunos se han propuesto reescribir la historia poniendo al mismo nivel a víctimas y verdugos; a los prisioneros y a los carceleros; a los que luchaban por un mundo libre y a los que no permitían soñar.
El ignominioso acto que el 25 de septiembre se celebró a las puertas de la antigua cárcel provincial de Málaga, encabezado por Antonio Nadal y un representante de la Iglesia católica, es un suma y sigue en eso que la extrema derecha ha venido en llamar batalla cultural y no es más que un intento de borrar la historia de crueldad, asesinatos y felonías que el franquismo desarrolló en nuestro país durante cuatro décadas.
Seguramente acusarán a estas líneas de equiparar nazismo y franquismo, y en efecto lo hacen, porque fueron expresiones de la misma idea de impedir el libre desarrollo del pueblo; el franquismo sumió a España en 40 años de oscuridad y aislamiento con la complicidad de algunas potencias occidentales, para las que permitir la dictadura española era un mal menor para frenar el avance del marxismo en Europa ¡Qué le pregunten a los asesinados, a los exiliados, a los represaliados si realmente mereció la pena!
El ignominioso acto que el 25 de septiembre se celebró a las puertas de la antigua cárcel provincial de Málaga, encabezado por Antonio Nadal y un representante de la Iglesia católica, es un suma y sigue en eso que la extrema derecha ha venido en llamar batalla cultural y no es más que un intento de borrar la historia de crueldad, asesinatos y felonías que el franquismo desarrolló en nuestro país durante cuatro décadas.
Seguramente acusarán a estas líneas de equiparar nazismo y franquismo, y en efecto lo hacen, porque fueron expresiones de la misma idea de impedir el libre desarrollo del pueblo; el franquismo sumió a España en 40 años de oscuridad y aislamiento con la complicidad de algunas potencias occidentales, para las que permitir la dictadura española era un mal menor para frenar el avance del marxismo en Europa ¡Qué le pregunten a los asesinados, a los exiliados, a los represaliados si realmente mereció la pena!
Aquelarre de nostágicos de la dictadura en la puerta de la antigua Prisión provincial
Se dirá también que asesinatos hubo en los dos bandos, y también es cierto, la Guerra de España trajo consigo demasiadas muertes, demasiada brutalidad. Pero permitidme que os diga que los muertos, los asesinados, todos, los de uno y otro bando, se los apunten los que dieron el primer tiro, los que no aceptaron las reglas democráticas y dieron un golpe de estado que perdieron y desembocó en la Guerra de España, que, por cierto, solo ganaron gracias al apoyo de las potencias fascistas, Italia y Alemania. Y fíjense que se cuenta que hasta los soldados extranjeros estaban aterrados por la brutalidad demostrada por el bando rebelde.
40 años han sido suficientes para reivindicar la memoria de los caídos del bando franquista, todos los fallecidos que se quisieron recordar tuvieron homenajes, enterramientos dignos y todo lo que se consideró; pero los defensores de la República desaparecieron durante 40 años, la muerte del dictador parecía que iba a dar la vuelta a aquello, pero no fue así, los muertos siguen en las cunetas y desde las instituciones no se ha reconocido su papel en defensa de la Democracia.
Y por acabar, solo señalar una última cosa: No lo conseguirán; las personas que luchamos por la libertad y la igualdad no tenemos nostalgia, tenemos memoria; porque la justicia es también una memoria de elefante. No olvidamos los crímenes del franquismo, no olvidamos los años que le robaron a gente buena y honrada solo por no pensar como ellos. Somos los hijos e hijas de los luchadores por la libertad que no consiguieron matar y que hoy seguimos luchando como ayer por un mundo de paz, justicia e igualdad social.
Efraín Campos
Secretario Político Provincial del PCA en Málaga
40 años han sido suficientes para reivindicar la memoria de los caídos del bando franquista, todos los fallecidos que se quisieron recordar tuvieron homenajes, enterramientos dignos y todo lo que se consideró; pero los defensores de la República desaparecieron durante 40 años, la muerte del dictador parecía que iba a dar la vuelta a aquello, pero no fue así, los muertos siguen en las cunetas y desde las instituciones no se ha reconocido su papel en defensa de la Democracia.
Y por acabar, solo señalar una última cosa: No lo conseguirán; las personas que luchamos por la libertad y la igualdad no tenemos nostalgia, tenemos memoria; porque la justicia es también una memoria de elefante. No olvidamos los crímenes del franquismo, no olvidamos los años que le robaron a gente buena y honrada solo por no pensar como ellos. Somos los hijos e hijas de los luchadores por la libertad que no consiguieron matar y que hoy seguimos luchando como ayer por un mundo de paz, justicia e igualdad social.
Efraín Campos
Secretario Político Provincial del PCA en Málaga
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