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martes, 31 de diciembre de 2019

Carta de fin de año 2019 de Alberto Garzón a la militancia de Izquierda Unida


Querida compañera, querido compañero,
Hace cinco años recuperé una metáfora del filósofo de la ciencia Otto Neurath para describir la situación por la que atravesaba entonces Izquierda Unida. En aquel momento, la política española se había acelerado y la crisis de régimen se manifestaba parlamentariamente con la desaparición de algunos partidos políticos y la irrupción de otros nuevos. A la militancia de IU nos correspondía entonces renovar nuestra organización para que sobreviviera a ese tiempo tan convulso, y además teníamos que hacerlo sin dejar también de acelerar. Era tanto como reparar nuestro barco directamente en alta mar, sin la posibilidad de contar con los recursos y la tranquilidad que se derivan de una reparación en tierra firme y teniendo que sortear olas gigantes con capacidad para hundirnos. Cinco años después, a punto de comenzar el año 2020, seguimos a flote y recuperados plenamente.
No obstante, lejos de ser un tiempo de estabilidad política, este 2019 ha expresado agudamente muchas de las contradicciones del sistema. La crisis política ha empeorado y de ello es manifestación las dos convocatorias extraordinarias de elecciones generales, en abril y noviembre. Tal es la situación que… ¡aun seguimos con los Presupuestos del PP! Junto con el resto de elecciones, las escisiones, el conflicto territorial y el ascenso del discurso de las extremas derechas, el año 2019 describe una crisis de régimen que está lejos de cerrarse.
Ciertamente, los retos para los próximos años no son menores. A la crisis climática, que amenaza con destruir de forma irreversible las bases naturales de nuestras sociedades, y a la persistencia del patriarcado criminal, justamente contestado desde el feminismo, debemos sumar el peligroso ascenso de los movimientos derechistas en todo el mundo. Sólo en Europa, la extrema derecha ya gobierna en Hungría y Austria, mientras que también encabeza las encuestas en Francia, Italia, Finlandia y Suecia. Estos indicadores alertan de que sectores sociales cada vez más numerosos se ven atraídos por soluciones reaccionarias y autoritarias, cuando no directamente neofascistas. Un panorama sombrío que debemos ser capaces de cambiar.
Afortunadamente, cinco años después de aquella descripción con la que comenzaba esta carta, podemos decir que como organización hemos superado los obstáculos que se nos han presentado. No era fácil, y probablemente no todos contaban con este resultado, pero la militancia de Izquierda Unida hemos demostrado en este tiempo una gran capacidad combinada de resistencia y resiliencia. Hace aún algunos meses había quien nos creía muertos y, sin embargo, en el último órgano convocado nuestro debate ha versado sobre la idoneidad de entrar en el Gobierno de España. Un contraste de notable importancia.
Es más, una abrumadora mayoría de militantes de Izquierda Unida ha apoyado entrar a gobernar, en lo que creo que es una clara demostración de responsabilidad. No se trata solo de su significado como fenómeno histórico, en tanto que desde las elecciones de 1936 no se forma un gobierno de coalición con presencia de partidos a la izquierda de la socialdemocracia, sino sobre todo porque estamos ante un conjunto de oportunidades que no debe despreciarse a la ligera. Quizás, de hecho, estemos ante la última oportunidad para que las cosas no empeoren de manera irreversible. Quizás sólo a través de esta fórmula sea posible cerrar el paso a la salida de la crisis de régimen por la derecha. Quizás sólo con un gobierno que se abra al diálogo pueda frenarse la escalada del conflicto que buscan los nacionalistas intransigentes de toda bandera. Quizás sólo con un gobierno que blinde los servicios públicos podamos revertir el crecimiento de las extremas derechas y mejorar la vida de las familias trabajadoras. Se trata de algunas pocas oportunidades que necesitamos explotar.
El documento programático que presentamos ayer, además de tratarse de un muy buen acuerdo para un pacto de coalición más que necesario, nos permite estar en condiciones de mejorar mucho la vida de las familias trabajadoras. La situación no está exenta de riesgos, pero es evidente que merece la pena transitar este camino y que, de hecho, es lo que en este momento histórico nos corresponde como organización. Al fin y al cabo somos mucho más que un grupo humano que comparte valores y principios; somos también quienes portamos una herencia histórica de lucha que debe preservarse para el tiempo posterior.
Nosotros y nosotras somos contingentes a nivel individual, pero el proyecto político que representamos tiene una validez y fuerza de carácter estructural. Hasta ahora hemos sabido estar a la altura y estoy convencido de que seguirá siendo así también en el próximo año. Si lo vemos con perspectiva, creo que hay fundadas razones para estar orgullosos de nuestro trabajo y, por ende, para celebrarlo en estos días que quedan de fiesta.
Os deseo una muy buena y feliz entrada de nuevo año.
Salud y República,
Alberto Garzón Espinosa
Coordinador Federal de Izquierda Unida

lunes, 30 de diciembre de 2019

Carta de Ernesto Alba, Secretario General del PCA, al final del año 2019


Estimada/o camarada,
Quiero aprovechar que el año toca a su fin para dirigirme a ti, en primer lugar para felicitarte las fiestas y desearte un año nuevo de felicidad. Lo segundo, para agradecerte tu compromiso con el Partido Comunista de Andalucía. Gracias por tu tiempo, tu esfuerzo, tu constancia por la causa justa y noble que defendemos.
Terminamos un año en el que el PCA ha cumplido 40 años desde que en 1979 se celebrara en la ciudad de Torremolinos su Congreso Constituyente fruto de la presencia organizativa e influencia social en toda Andalucía. Cuántas cosas han cambiado desde entonces y otras se mantienen igual, como la lucha contra la injusticia.
Terminamos un año que ha sido muy duro en términos políticos y organizativos. El 2019 lo comenzamos recién salidos de unas elecciones, las andaluzas, y le han seguido tres campañas más, cuatro elecciones en menos de un año. Nuevamente el calendario electoral ha hecho que la mayoría de nuestro tiempo y recursos hayan ido dedicados a las distintas campañas electorales acontecidas en nuestro país.
Pero este año hemos dado pasos importantes en lo organizativo. Hemos avanzado en esa idea que aprobamos en el pasado Congreso de 2017 y con la que me comprometí como secretario general: La Revolución Organizativa de nuestro Partido.
Durante este año hemos iniciado una profunda reflexión interna que se ha materializado en un Plan de Fortalecimiento organizativo nacido de los diferentes encuentros de cuadros que hemos realizado, tanto a nivel andaluz como en cada una de las provincias. Entendíamos que la militancia debía cumplir un papel protagonista en la reorganización y fortalecimiento del PCA, y que este debía partir de un profundo debate democrático de abajo hacia arriba, y así ha sido. Como siempre, la militancia comunista ha estado a la altura de las circunstancias.
Esta es la tarea fundamental que tenemos para este 2020. Implementar un modelo organizativo que haga que toda la estructura vaya al mismo son, trabajando en colectivo y en equipo a través del modelo de áreas.
Nuestro objetivo como dirección andaluza es llegar al próximo congreso con las tareas hechas. Poder decir orgullosos que el PCA no es un partido iglesia al que ir a rezar los domingos; sino que somos un partido útil, organizado, insertado en el movimiento social, en el conflicto, un partido que crece y se expande. Ese es el ideal de Partido que esta dirección tiene en su cabeza y por el que estamos trabajando. Un partido que, como la levadura, es capaz de fermentar y reproducir sus capacidades insertándose en su ámbito concreto de actuación.
Te deseo un 2020 lleno de alegrías, de momentos de felicidad rodeada o rodeado de los que más quieres. Y por supuesto un año de militancia que sea profundamente satisfactorio.
Recordad, que cuando la vida es precaria, la alegría está en la lucha.
Salud y República.
Ernesto Alba
Secretario General del PCA

viernes, 13 de diciembre de 2019

La izquierda europea, de nuevo frente al fascismo


Ernesto Alba
Secretario general del PCA
Este fin de semana acogemos en Andalucía el VI Congreso del Partido de la Izquierda Europea (PIE). Se celebra en Benalmádena, Málaga, a orillas del Mar de Alborán; y no es casualidad. Que los casi 40 partidos de toda Europa que integran el PIE decidan reunir a su máximo órgano al sur del continente, en la frontera geográfica que supone nuestro Mar Mediterranéo y que nos separa en dos mundos, tiene un sentido ofensivo para lo que debe ser la estrategia de la izquierda en Europa.
A orillas de ese mar, fosa común de miles de migrantes que se ahogan intentando alcanzar suelo europeo, la izquierda debe, este fin de semana, acordar un programa de mínimos que sea capaz de dar una respuesta rigurosa a una ciudadanía que asiste atónita al crecimiento de la ultra derecha. Un crecimiento que es respuesta al miedo que genera un discurso aporafóbico y profundamente racista del que se nutren para ganar posiciones.
La izquierda europea, de la que forman parte IU y el PCE, tiene muchos retos, pero sin duda el mayor es el de convertirse en una herramienta útil tanto para la gente como para los partidos que la componen, siendo capaz de articular una respuesta unitaria que sea dique de contención al crecimiento del fascismo, no sólo en las instituciones europeas, también en la calle, con los movimientos sociales y los sindicatos; combatiendo conjuntamente sus discursos de odio con un discurso de clase, defendiendo los derechos humanos y los valores de democracia, igualdad, justicia social y solidaridad que fueron los cimientos sobre los que se construyó el modelo europeo.
Parar a la extrema derecha es responsabilidad de todos los y las demócratas, pero en especial de los comunistas que compartimos espacio político europeo con organizaciones verdes y socialistas. Si el PCE e IU en España, con nuestros partidos hermanos en Europa, no estamos a la altura de este reto, la clase obrera lo pagará, pero también la izquierda organizada sufrirá las consecuencias. Quedaremos seriamente debilitados y cuestionada nuestra utilidad. En estos momentos es necesaria la mayor cohesión posible de todos los partidos de la izquierda europea y ese debe ser uno de los retos de este VI Congreso.
En Francia, Italia, Polonia o Hungría, o bien ya gobiernan los partidos de extrema derecha, o bien se encuentran en posición de, al menos, ser la principal alternativa en cada comicio. Asistimos a un resurgir que, sin embargo, ha encontrado resistencia en Grecia. Los helenos pueden presumir de haber combatido las ideas ultras de Amanecer Dorado y haberlas derrotado. Debemos mirar, una vez más, a la cuna de la democracia donde han sabido que al fascismo y a la extrema derecha se le combate de forma integral y a través de la movilización popular .
Respuesta coordinada
Por eso, la respuesta debe ser coordinada en toda Europa:
En las instituciones, donde la extrema derecha tiene representación, debemos estar para desenmascarar sus propuestas populistas y explicar claramente a nuestro pueblo que éstas carecen de credibilidad. Debemos denunciar la inexistencia de supuestos problemas que acostumbran a utilizar con fines exclusivamente demagógicos y de exacerbación del odio y la confrontación entre las clases populares y los sectores socialmente más vulnerables.
En los movimientos sociales y sindicales, impidiendo que las organizaciones fascistas, su discurso y sus propuestas sean asumidas. Un combate que es imprescindible dar esgrimiendo argumentos que acrediten la necesidad de que la lucha de clases supone la única garantía que protege los derechos de la clase trabajadora y la solución de sus problemas.
También en la apropiación de las calles y espacios públicos por parte de los grupos fascistas y de sus organizaciones auxiliares de fachada, como clubs deportivos, de ocio o tiempo libre.
Y en los tribunales, para exigir responsabilidades penales cada vez que los fascistas utilicen la violencia o el odio en su actividad política. Debemos abrir este frente de combate y poner en evidencia los casos en los que la justicia tenga la tentación de comportarse de forma permisiva con el fascismo emergente.
Por último, frenar al fascismo construyendo y fortaleciendo las organizaciones de izquierdas, condición indispensable para poder ser percibidos como la herramienta política que garantice la defensa de los derechos conquistados.
Mirar a Grecia de nuevo. Articular una respuesta europea. Ese es uno de los retos. Buen congreso.