Estimados/as
compañeros/as,
En
primer lugar, quisiera agradeceros a todos los militantes y simpatizantes el
esfuerzo hercúleo que habéis empleado en esta campaña electoral. Ha sido una
campaña hermosa, con los actos más multitudinarios de la época reciente en
España y con nuestra gente dedicándose en cuerpo y alma, como siempre, a la
tarea política del momento. Habéis llevado nuestro programa y nuestro proyecto
político a cada rincón de este país. Y además gracias a ese esfuerzo hemos
avanzado mucho en la construcción de un espacio político unitario, algo tan
necesario en estos momentos. Sin vosotros esto no hubiera sido posible.
Gracias.
No
obstante, los resultados de las pasadas elecciones no han sido los que nos
esperábamos. No hemos cumplido los objetivos para los que pusimos en marcha la
coalición entre Podemos e Izquierda Unida. El Partido Popular ha salido
reforzado, con más de setecientos mil votos adicionales, mientras que la
coalición hemos perdido más de un millón de votos respecto de la suma de votos
de ambas organizaciones el pasado veinte de diciembre. No hemos logrado
derrotar al PP ni tampoco crear las condiciones parlamentarias para que nuestro
país tenga un gobierno de izquierdas.
La
reflexión sosegada y rigurosa se torna necesaria. Tendremos que analizar todos
los datos e informaciones que tengamos a nuestro alcance en los próximos meses
para averiguar qué ha pasado. No nos esperábamos este resultado, así como
tampoco lo hacía ningún otro partido político ni empresa encuestadora.
Probablemente en nuestra sociedad, y más aún en la izquierda, se han dado
fuerzas sociales que no hemos sabido detectar. Yo el primero, que no supe ver
con precisión qué estaba sucediendo en el electorado de izquierdas.
Lo
que parece evidente, sin perjuicio de posteriores análisis, es que no hemos
logrado seducir ni convencer a un electorado de izquierdas que sí confío en IU
y en Podemos en las pasadas elecciones. La abstención nueva, los que se
quedaron sin votar en esta ocasión pero sí lo hicieron en diciembre,
prácticamente coincide con los votantes perdidos por la coalición. No está
claro si este electorado se perdió ya antes de la coalición, por la frustración
respecto a las negociaciones en la investidura, o si ha sido un fenómeno
posterior. Pero sí parece claro que no hemos logrado convencer a todos nuestros
votantes del momento histórico por el que atraviesa nuestro país. Tendremos que
profundizar con calma en las causas de este hecho y en las soluciones que se
requieren.
No
obstante, es positivo que nos preguntemos si la confluencia ha sido una buena
idea. Yo pienso que sí. La confluencia ha sido, en primer lugar, una estrategia
racional que nos ha permitido mantener los escaños a pesar de perder en número
de votos. Y en segundo lugar ha sido una buena idea en términos políticos, dado
que es nuestra apuesta aprobada por la asamblea y es lo que nos permite empezar
a construir un espacio político con enorme potencial de transformación.
Ahora
bien, también debemos poner encima de la mesa el resultado político global.
Desde el año 2011 hasta ahora el ciclo político de movilización y protestas ha
producido un cambio radical en el sistema de partidos pero también en el
espacio político de la izquierda. Mientras en 2011 únicamente teníamos once
diputados en ese espacio, hoy hay setenta y uno. Se trata de un avance
considerable, si bien insuficiente. Pero cabe recordar que la ilusión generada
por las encuestas es solamente eso, una ilusión, y que nuestro espacio político
nunca ha tenido tanta fuerza en el parlamento español como la tiene ahora.
Y
aún así, el análisis no puede circunscribirse únicamente al hecho electoral.
Nuestro país sigue atravesando una dura crisis económica y política que afecta
a los fundamentos mismos de nuestra sociedad. La actual fase histórica del
capitalismo está siendo gestionada por gobiernos neoliberales cuya gestión
provoca un empeoramiento en las condiciones de vida de la mayoría social. Estas
políticas son las responsables del crecimiento de la frustración y rabia de las
clases populares, lo que ha alimentado el crecimiento de la extrema derecha en
toda Europa y amenaza con hacer implosionar el proyecto de la Unión Europea,
como acabamos de ver en el Reino Unido.
En
nuestro país, sin embargo, en gran parte hemos logrado explicar la crisis desde
las coordenadas ideológicas de la izquierda. Y el régimen aún sigue en crisis,
incapaz de resolver la cuestión económica sin recurrir a duros recortes que
afectan a su base social e incapaz también de alcanzar un escenario de
gobernabilidad. Los próximos meses y años serán de enormes retos para las
clases populares y para la izquierda social y política. Y para afrontar esa
tarea nos encontramos más fuertes que nunca.
En
nuestra XI Asamblea hemos aprobado la hoja de ruta que insta a construir
confluencia y unidad popular desde la movilización social y el plano cultural.
Sin duda toda confluencia electoral es insuficiente e incapaz sin esos otros
dos elementos: la capacidad de construir una concepción del mundo diferente a
la de la oligarquía y sin un movimiento popular protagonista. Estoy convencido
de que ese es el camino correcto, y debemos aprovechar que tenemos una
organización fuerte y unida. Nuestra mejora en representación política, con
ocho diputados y dos senadores, estará igualmente al servicio de dicha hoja de
ruta.
La
hegemonía no es un concepto que se refiera a la capacidad de vender un producto
en el mercado electoral, sino más correctamente a la capacidad de extender una
alternativa concepción del mundo, cultural y social y por eso anclada en la
vida cotidiana de las clases populares. Ese trabajo sólo se puede lograr con
organización y con ideología, es decir, con compromiso colectivo y con proyecto
político. Nuestra organización es la mejor preparada para esa función, y no
vamos a fallar.
No
hemos alcanzado nuestros objetivos electorales, es cierto. Pero tenemos una
organización que está sabiendo construir un incipiente bloque social y político
alternativo para gobernar y transformar nuestro país. Y tenemos una
organización comprometida con un proyecto político llamado socialismo. Y
tenemos, sobre todo, una militancia de oro que defiende estas causas en los
mejores y en los peores momentos, y un montón de compañeros y compañeras que se
suman en cada batalla, que comparten su tiempo y energía apoyando nuestro
proyecto. Y ahora, pese a los ataques mediáticos, nos encontramos ante una fase
histórica que abre un importante abanico de oportunidades. Aprovechémoslo.
Salud
y República.
Alberto
Garzón
Coordinador
Federal de Izquierda Unida
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