El Coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha mostrado, en la tarde del pasado sábado 28 de julio, su confianza en que “vamos a tener un Gobierno de coalición”, pero que va a necesitar “tener una agenda no solo de continuidad, sino de profundización en las conquistas sociales y ampliación de derechos”, para poder así “socavar la fuerza cultural y material del neoliberalismo y de las fuerzas reaccionarias. Ese es el enorme reto que tenemos por delante”.
Garzón ha hecho esta valoración en la presentación de su Informe Político, con el que ha comenzado la reunión telemática de la Coordinadora Federal de IU -su máximo órgano de debate y decisión-, centrada en realizar una valoración en profundidad de las elecciones generales del pasado 23J, tras el análisis de alcance que hizo la Colegiada Federal el lunes pasado.
“Ahora tenemos una oportunidad de continuar la labor de gobierno progresista, porque confiamos en que esa es la única opción que se puede contemplar en este momento. Esto va a requerir negociaciones, tiempo, discreción y altura de Estado, pero vamos a tener un Gobierno de coalición”, incidió.
El también ministro de Consumo ha calificado de “nueva fase” el escenario abierto tras el resultado de los comicios del pasado domingo. En su medido mensaje al máximo órgano de dirección de IU destacó que “frente al bloque de la reacción del PP y Vox, ahora lo que queda es ponernos de acuerdo todas aquellas fuerzas que pensamos que el concepto de España es mucho más abierto del que maneja la propia reacción; que la configuración de nuestro Estado puede y debe ser diferente para representar la enorme riqueza que tiene nuestro país”.
“Esto va a requerir -dijo- unas negociaciones que impliquen ese cambio de cultura que ya venía produciéndose en los últimos años con los anteriores bloques de investidura, que son el germen de la construcción de una España distinta a la que han dibujado el pensamiento conservador y reaccionario”.
Para el máximo responsable de Izquierda Unida, estos contactos “van a implicar resolver cuestiones concretas, pero nos van a visualizar el propio Parlamento plural que se constituye el 17 de agosto”.
Apeló a que las negociaciones se hagan “de manera discreta, tranquila, sosegada”, porque “son muy importantes, no solo las de la investidura, sino todo lo que venga posteriormente para consolidar un Gobierno estable y que apunte a la resolución de los problemas concretos, pero sobre la base de la construcción de una sociedad donde quepamos todos”.
En esta línea, apuntó que en nuestro país “nunca se ha producido la posibilidad de repetir un Gobierno de coalición, más en unas circunstancias en las que hace falta mucha más negociación y mucha más capacidad de llegar a acuerdos entre un bloque de progreso, muy heterogéneo y con diferencias, pero donde tenemos que encontrar aspectos en común y que nos permita a nosotros poner en marcha nuestro proyecto político”.
Alberto Garzón detalló la idea de que IU hará todo esto “participando desde el espacio nuevo de Sumar”. Del mismo, dijo que “ha conseguido algo extraordinario, no solo porque la situación general era difícil, sino porque lo era particularmente en nuestro espacio político”.
Recordó que “allá por abril las encuestas situaban que nuestro espacio había menguado al 9-10%, que tenía en torno a 20 diputados en unas elecciones generales y que esos números eran insuficientes para revalidar el Gobierno de coalición. Se proseguía una tendencia de desgaste que se llevaba acumulando desde 2017-2017”.
A su juicio, el proyecto de Sumar “que aglutina a muchas fuerzas políticas, salta esa enorme dificultad de pasar del riesgo de quedarnos por debajo del 10%, con graves perjuicios electorales, a un porcentaje que permite mantener 31 diputados, el Gobierno de coalición y contribuye a frenar a la derecha y a la extrema derecha” y lo hace, además, “en un contexto de probable ‘voto útil’ en términos cuantitativos al PSOE”.
No obstante, Garzón reconoció que Sumar “acaba de comenzar y ahora tiene por delante un proceso de clarificación y consolidación del que vamos a formar parte”. Ratificó que desde IU “vamos a contribuir y ayudar a que pueda convertirse en un instrumento que mejore todas las expectativas y su apoyo social”.
“Ya ha conseguido el objetivo para el que fue fundado”, señaló, que era “revertir el desgaste del espacio político cuando este era crítico, como vimos en las elecciones de mayo, donde el espacio de Unidas Podemos desapareció en muchas comunidades”.
Reconoció también que todo debe hacerse “sin perjuicio de que el proceso en sí requiere muchas más reflexiones, no solo sobre lo que ha sucedido, sino sobre lo que tenemos que hacer por delante. Este espacio ha demostrado una buena resistencia”.
Apostó por “construir un Sumar en el que quepamos todos y todas, encabezado por Yolanda Díaz. Vamos a formar parte con toda probabilidad de un Gobierno de coalición y las organizaciones políticas tenemos que estar a la altura de estas circunstancias para poner en marcha nuestros programas electorales y proyectos políticos”.
Y volvió a la idea de que, para ello, “debemos entender que nuestro país es diverso, plural, es un país plurinacional, no que lo pretenda ser, lo es ya de facto, y eso lo han demostrado de nuevo las elecciones, ahora incluso de una forma más notable”.
El coordinador federal de IU había comenzado su intervención dedicando un “agradecimiento absoluto a toda la militancia y a toda la gente que se ha volcado en esta campaña. Una campaña difícil, dura, en la que hemos ido contra las expectativas generadas en los medios de comunicación”.
Recordó que la campaña “empezó cuesta arriba, no solo para nosotras, sino para el conjunto del país. Gracias a ese esfuerzo de la militancia de Izquierda Unida y de otras formaciones políticas, voluntarios y voluntarias, hemos conseguido darle la vuelta a todas esas expectativas que nos hablaban de la práctica seguridad de un gobierno reaccionario en nuestro país”.
Destacó que si se hubiera producido “habría sido una situación terrible para nuestro país, porque hubiéramos pasado del Gobierno más progresista de la historia, el primer Gobierno de coalición tras la recuperación de la democracia, al gobierno más reaccionario de la historia reciente, muy probablemente con miembros de la extrema derecha en él, fanáticos del régimen franquista”.
“Ha sido la movilización de la gente progresista -apuntó- de manera muy notable, la que ha conseguido que hayamos evitado este avance reaccionario” e ilustró esta idea indicando que el mismo día de las elecciones “tuvimos una sensación de alivio, de justicia, de haber evitado un mal mayor y tremendo para el conjunto de la clase trabajadora”, y de manera muy particular “para las mujeres, por los ataques al feminismos, o para las personas homosexuales, que han sufrido duros ataques por parte de estas fuerzas reaccionarias”.
Abundó en la idea de que “España, ahora mismo, está siendo una anomalía internacional en cuanto a la dinámica alcista de la extrema derecha”, al contrario de lo que “hemos visto en otros países como Italia, Francia o Alemania. Lo hemos diagnosticado y estamos buscando las formas de neutralizar esta dinámica por la cual las fuerzas de extrema derecha se hacen fuertes, y también las políticas públicas de extrema derecha, incluso cuando nos las ponen en marcha partidos de extrema derecha”.
Advirtió que en esa “competición”, son “los conservadores los que asumen de manera integral la agenda de la extrema derecha”, lo que ha pasado aquí con el PP “asumiendo gran parte de las tesis de la extrema derecha, con el precedente inmediato de las coaliciones puestas en marcha, a veces de gobierno y otras de socios de investidura, en muchas comunidades autónomas después del 28M”.
Para el ministro del Consumo, lo conseguido por el Gobierno en “una legislatura muy complicada”, en la que tuvo que hacer frente a “la pandemia del Covid, la invasión de Rusia sobre Ucrania y las consecuencias económicas y sociales de ambas”, se hizo “de manera ampliamente satisfactoria, no solo por los datos macroeconómicos”.
Destacó satisfecho que “hemos conseguido hablar de desigualdad, poner en marcha políticas públicas que protegen a la clase trabajadora, abordado problemas del poder adquisitivo, de la inflación y, aunque queda mucho por hacer, hemos sido capaces de poner en marcha una reforma laboral, de subir el SMI en términos históricos”.
“Estas elecciones -señaló- nos deben dejar como enseñanza que si no somos capaces de socavar la base material del neoliberalismo, de esas grandes fortunas y empresas, de esos conglomerados mediáticos que están detrás del apoyo a la fuerza cultural de la reacción, nos volveremos a enfrentar en el futuro a ese problema del domingo pasado de estar a punto de perder conquistas y derechos democráticos por muy poco”.
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