La unidad es una herramienta para cambiar la sociedad
La unidad de las fuerzas de izquierda progresistas es imprescindible para hacer avanzar la historia. No es tan fácil concretar esta necesidad, viendo las divisiones que acostumbra a tener la izquierda ante cualquier mínima diferencia de análisis, propuestas o estrategias sobre una realidad siempre cambiante. Por algo será que el Manifiesto Comunista concluía ya en 1848 llamando a la unidad de los proletarios de todos los países. Frente a ese poderoso adversario que son las oligarquías, -controlan el sistema económico y financiero e instituciones de gobiernos nacionales y multilaterales sin presentarse a elecciones- los trabajadores y trabajadores, los excluidos, tienen que recurrir a su recurso más eficaz, la fuerza de la unidad. Así es como quienes dependen para vivir principalmente de la fuerza de su trabajo, tienen opción de conquistar derechos y libertades y alcanzar poder político.
Izquierda Unida nació como alianza de diferentes partidos y personas, unidas por una voluntad de transformar la sociedad. Más recientemente Unidas Podemos fue la expresión más amplía de esa dinámica de unidad, tras la gran trascendencia que tuvo el surgimiento de Podemos en 2014, acabando con el bipartidismo y situando el cuestionamiento del sistema como un factor más de disputa política. Gracias a ello construimos el primer gobierno de coalición de izquierdas desde la II República, impulsado con entusiasmo por Pablo Iglesias tras un intenso debate transversal que dividió a todas las fuerzas políticas que conformaban Unidas Podemos, y que fue defendido unánimemente una vez se decidió. Un gobierno que ha sido muy eficaz para proteger a nuestro pueblo en momentos de pandemia y guerra.
Los procesos de unidad son necesario y tienen más fuerza si no parten de cero, cuando surgen con la agregación de nuevos actores a confluencias ya existentes, cuando suman para entre todas mejorar más eficazmente derechos y condiciones de vida de los más desfavorecidos.
Proteger un liderazgo sólido
La unidad de la izquierda y los progresistas es condición previa, pero no suficiente para conseguir avances políticos y sociales ambiciosos. También se necesita un liderazgo político de peso, que por definición es transitorio y desgastante. La complementariedad entre proceso y liderazgo la conocen bien quienes han estudiado, o incluso participado, en los procesos constituyentes transformadores vividos en América Latina desde la victoria de Hugo Chávez en Venezuela en 1999 hasta hoy. En nuestra historia reciente, los mejores resultados electorales de la izquierda alternativa han estado asociados a sólidos liderazgos, de Julio Anguita primero y de Pablo Iglesias después. Los retrocesos políticos de la izquierda también han coincidido con la intensificación de ataques a estos liderazgos. Sin duda es pernicioso para cualquier proyecto político desgastar a sus líderes, no es útil para nadie, ni siquiera para mejorar posiciones internas.
La responsabilidad política en este momento tan importante para la democracia –ante el riesgo del acceso de la ultraderecha al gobierno de España y del regreso de políticas neoliberales– requiere conjurarnos para continuar el proceso de cambios iniciados gracias al estallido del 15-M y la aparición de Podemos. Necesitamos un nuevo impulso de unidad y fortalecer los nuevos liderazgos. Todo lo demás es secundario, aunque no es irrelevante y debe ser también abordado.
Pablo Iglesias fue sometido a tal presión que dimitió como vicepresidente del Gobierno y ministro por decisión propia -algo inédito en los procesos de cambio en América Latina, donde los lideres no dimiten: agotan mandatos, son derrotados en las urnas o depuestos en golpes de Estado-, dando expresamente paso a un nuevo liderazgo en el espacio político del cambio. Liderazgo que de forma natural recae en Yolanda Diaz. Es quien concita más apoyos en Unidas Podemos, también entre otros actores comprometidos con la ampliación del espacio del cambio y sin duda la líder de la izquierda que más apoyo recibiría entre la sociedad y nuestros potenciales votantes como candidata a Presidenta del Gobierno. Cada quien tendrá su opinión sobre estas decisiones de Iglesias, sobre el momento o forma como se efectuó ese relevo, pero es claro que se debieron a análisis fundamentados y que dieron paso a un liderazgo capaz de dar un fuerte impulso al espacio del cambio, de ampliarlo. El mejor liderazgo para disputar la hegemonía en la izquierda al PSOE.
Anteponiendo intereses generales a los particulares, evitando ponernos obstáculos a nuestro propio proyecto, por generosidad personal y solidaridad con quienes asumen en cada momento la difícil y dura responsabilidad del máximo liderazgo, lo lógico es dar todo el apoyo posible y margen de confianza a Yolanda Diaz, al menos hasta las próximas elecciones generales. Ya está siendo diana de los más duros ataques imaginables -nada es más nocivo para el interés general que el fuego amigo- que se irán incrementando paulatinamente. El margen de confianza a la persona que se pone al frente de un proyecto político depende de los resultados en las urnas, apenas dos años desde la dimisión de Pablo Iglesias hasta la celebración de las siguientes elecciones generales. Mientras tanto lo prudente es la paciencia, un margen de confianza y no llevar sistemáticamente cualquier desacuerdo interno al debate público. Mejor debatir sobre las propuestas para mejorar la vida de la gente, esas propuestas que nos unen y nos diferencien de otras fuerzas políticas.
Los destinatarios de Sumar
Sumar busca interpelar a una parte de la sociedad española que se identificó con el proyecto impugnatorio que representan hoy tanto Unidas Podemos como otras fuerzas políticas del cambio. También se dirige a otra parte de la sociedad que reclama consolidar un gobierno de coalición de izquierdas que priorice apoyar eficazmente a las personas, para evitar lo ocurrido en anteriores crisis, evitar ir dejando a nadie atrás. Un sector social extenso, compuesto por personas que impugnan el sistema y otras que no siempre lo hacen. Pero que todas ellas reclaman una vida digna y seguridad que saben no se encuentra en las políticas neoliberales de recortes sociales, sino en el fortalecimiento de los servicios públicos y la redistribución de la riqueza social.
Sumar es un proceso en construcción
Sumar no surge de la nada. Partiendo de Unidas Podemos, con todas las fuerzas políticas que hoy la conforman, se trata de impulsar una nueva fase de encuentro en torno a un programa para un nuevo país, construido con propuestas surgidas durante el trabajo de estos años y también durante el proceso de escucha. Es una propuesta de alianza electoral, que también aspira a organizar una red para la intervención en las distintas problemáticas de la sociedad, a crear equipos de trabajo en todos los territorios del Estado. Consolidar alianzas políticas, sociales y sindicales más amplias que las anteriores para ser mayoría social, exige ir más allá de lo que antes ya estuvo unido.
Es la forma de mejorar la actual correlación de fuerzas en el Gobierno de coalición, y por tanto la herramienta para sacar adelante políticas más eficaces para mejorar la vida de la gente trabajadora y ampliar sus derechos.
Pero no se ganan unas elecciones, no se entusiasma con un proyecto electoral, situando la unidad de las fuerzas políticas como un fin en sí mismo. Ni mucho menos llevando al debate público los problemas que surgen en el camino de construcción de unidad. La unidad de las fuerzas políticas se demuestra andando y Sumar es una herramienta y una oportunidad, el lugar de encuentro que nos permite avanzar. Acordar, en el seno de Sumar, entre todas las fuerzas políticas, es la premisa fundamental para situarnos en el único camino y en la misma dirección: la construcción de una mayoría social para gobernar.
Podemos es necesario, en un concierto que debe ser multilateral
No es posible concluir el proyecto de ampliación durante el actual proceso electoral municipal y autonómico, puesto que los potenciales actores de Sumar concurren el 28M unas veces juntos, pero también en muchos lugares en diferentes candidaturas.
Sumar no es ni va a ser otro partido más, sino una alianza para la convergencia y unidad de la izquierda, del ecologismo político y de fuerzas y personas demócratas y progresistas que quieran formar parte de este proyecto de frente amplio. El proyecto no consiste en cerrar acuerdos bilaterales entre Sumar -una coalición- y partidos, sino que las distintas organizaciones acuerden multilateralmente entre ellas como quieran, respetando sus diferencias, y cuidándonos eficazmente. Unir es la forma más eficaz de cerrar heridas aún latentes por rupturas y desencuentros cercanos que todas las izquierdas hemos padecido a lo largo de nuestras largas o más cortas existencias. Si las dinámicas propuestas en un primer momento no resultan, siempre va a haber voluntad para buscar otras que permitan agregar al proyecto plural y amplio que debe ser Sumar.
Primarias abiertas a la sociedad
Es unánime el acuerdo de todas las fuerzas políticas que hoy forman Unidas Podemos para acordar las listas electorales de las elecciones generales mediante primarias abiertas a toda la sociedad. Sin duda no es el tema que más preocupa a la ciudadanía, pero para tranquilidad de todas, este consenso se ha manifestado reiteradamente en las últimas semanas por todas las personas que debían hacerlo. A la hemeroteca me remito.
Ya con ocasión de las últimas elecciones autonómicas andaluzas, Izquierda Unida propuso a Podemos celebrar unas primarias abiertas y así evitar las desagradables conversaciones sobre listas entre los distintos partidos que acaban siempre trascendiendo públicamente. Entonces Podemos prefirió unas primarias internas, por eso nos felicitamos que ahora parezca más posible un gran acuerdo sobre primarias abiertas.
Antes del día 2 de abril ha sido imposible conocer cuales fuerzas políticas susceptibles de converger en Sumar van finalmente a hacerlo. Hasta después de las elecciones del 28 de mayo es inviable cerrar un acuerdo definitivo sobre mecanismos de participación o primarias sobre unas elecciones que se celebraran dentro de ocho meses. Pero la potencialidad del proceso y la predisposición política de quienes de una forma u otra han participado en el itinerario que desemboco en el acto del día 2 de abril, partidos incluidos, es innegable.
Las elecciones municipales y autonómicas, paso previo a las generales
Es indudable que el resultado de las elecciones del 28M tendrá un peso importante en el panorama político ante las elecciones generales. Dando por descontado una convergencia total en Cataluña en las candidaturas de En Comú-Podem, es una gran noticia que se hayan alcanzado más coaliciones electorales que nunca entre Izquierda Unida, Podemos y Alianza Verde e igualmente con Mas País y otras fuerzas territoriales como Compromís, Batzarre o Si Se Puede, por dar ejemplos.
El incipiente proyecto de Sumar también puede contribuir a fortalecer los resultados de estas convergencias electorales, que en la mayoría de los casos se han construido sobre la base generada por Unidas Podemos en estos años.
Ojalá se hubieran cerrado más acuerdos electorales con más fuerzas políticas, siguiendo el modelo de Navarra, Canarias o de algunas localidades de la Comunidad Valenciana donde Izquierda Unida, Podemos y el ecologismo político han cerrado candidaturas también con Compromis, como por ejemplo en Gandía. No es fácil hacer converger en candidaturas unitarias para las elecciones municipales y autonomías a las fuerzas de izquierdas y progresistas de los distintos territorios de un estado plurinacional, donde la izquierda no puede ganar a la derecha si no construye alianzas sobre programas que unan a toda esta pluralidad. Sumar, lejos de ser responsable de esta fragmentación, es la solución. Es el único proyecto que puede articular estos acuerdos amplios con todas las expresiones políticas territoriales progresistas, que también deben participar-aunque nunca concurran en las mismas candidaturas impulsadas por Sumar- en la gobernabilidad de un Estado que debe ser cada día más federal.
Sumar es la mejor opción para invertir la tendencia a la fragmentación, construyendo acuerdos virtuosos que respeten identidades en los territorios y garanticen gobiernos de izquierdas y descentralizadores en La Moncloa.
Nuestra voluntad es avanzar conjuntamente en este proceso, renunciando a cualquier dinámica de debate mínimamente tóxica, relacionándonos como copartícipes en una misma tarea, no como partes enfrentadas que tras alcanzar un acuerdo nunca más compartirán un proyecto. Cuidándonos como compañeras y compañeros y en especial cuidando a quienes más expuestas estarán por ser caras visibles del proyecto.
Queremos mejorar este país, para nosotros y para nuestras hijas y nietos. Eso es incompatible con mantenerse en el espacio de confort que suponen las actuales alianzas, donde cada quien ocupa un papel como si la realidad no cambiara cada día. La irrupción de Podemos en la política española nos mostró que la audacia política es imprescindible, que los riesgos, inseguridades y vértigos ante nuevas situaciones son consustanciales a pretender objetivos por los que merece la pena luchar. Merece la pena el esfuerzo porque el objetivo no solamente es mantener el Gobierno de coalición de izquierdas, es evitar un Gobierno de la derecha corrupta y neoliberal y la ultra derecha reaccionaria, los representantes de una oligarquías que llevan gobernando España siglos y que solo nos han permitido cincuenta escasos años de democracia en toda nuestra historia.
https://blogs.publico.es/dominiopublico/51963/sumar-por-un-pais-mejor-para-no-dejar-a-nadie-atras/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t1;mm=mobile-big
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