Un frente amplio para ganar Andalucía
El 4 de diciembre celebramos el aniversario de la mayor movilización protagonizada por el pueblo andaluz, en la que reclamamos autonomía política y justicia social. Aquellas manifestaciones dieron pie al proceso que culminó con la conquista histórica de la Autonomía plena el 28 de febrero de 1980. Hoy, más de cuatro décadas después, las organizaciones que conformamos Unidas Podemos por Andalucía hacemos un llamamiento para transformar Andalucía.
Los problemas que hoy enfrenta nuestra tierra son similares a los de hace 40 años: paro, pobreza, precariedad, desindustrialización, infrafinanciación histórica y una economía cada vez más dependiente de sectores estacionales. En definitiva, la inseguridad vital y la pérdida de expectativas de futuro para una parte importante de la población andaluza. Sin olvidar cómo nos afecta la mayor crisis a la que se enfrenta nuestro planeta: la crisis ecológica y la emergencia climática.
Ante estos retos, tenemos una tarea urgente: poner a disposición del pueblo andaluz un proyecto para gobernar en favor de la gente. Ofrecer a la ciudadanía un espacio amplio de participación política capaz de poner la Junta de Andalucía al servicio de la mayoría. El curso de los tiempos está cambiando y Andalucía tiene que incorporarse al tren de la justicia social, del avance en derechos y libertades, de la transición ecológica justa y de una política que pone la vida de la gente en el centro.
Hace ahora tres años el Partido Popular accedió al gobierno de Andalucía apoyándose en la extrema derecha, en contra del criterio mayoritario en el resto de Europa. La imagen de moderación que pretende dar Moreno Bonilla contrasta con sus decisiones políticas. Ha sido el primer presidente autonómico en formar gobierno gracias a los que quieren dar marcha atrás al tiempo y acabar con derechos, libertades y con la autonomía.
Su gobierno está frenando el cambio que necesita nuestro modelo productivo. Quieren continuar con la especulación urbanística, el ladrillazo y la corrupción. Siguen despreciando la emergencia climática y la crisis hídrica, destrozando nuestras playas para construir campos de golf y levantar grandes complejos hoteleros.
Además, están desguazando nuestros servicios públicos a marchas forzadas, especialmente en los pueblos pequeños y el mundo rural. Quieren privatizar hasta el aire y le han puesto una alfombra roja en Andalucía a los fondos buitres. Esos carroñeros que están acabando con el campo andaluz y que vienen a hacer caja con nuestra salud, con la vivienda o con la Formación Profesional.
Pero los peores días de la pandemia también han revelado la importancia de los lazos que nos unen, la fuerza de la comunidad. La crisis sanitaria ha vuelto a demostrar que nuestra sociedad no admite soluciones individuales a los problemas colectivos. Nos ha enseñado a valorar aún más un patrimonio que nos era invisible: nuestros servicios públicos y los cuidados.
No ha sido fácil afrontar la crisis de la Covid-19, pero habría sido imposible sin la labor de científicas e investigadoras, sin el cuidado de las trabajadoras de nuestros servicios públicos y sin las redes de apoyo vecinal. Detrás de cada cajera, peluquera, dependienta, médica, enfermera, maestra, trabajadora social o cuidadora se encuentra el orgullo de una tierra que cree más que nunca en aquello que es esencial.
Esencial como las luchas del pasado, que se conectan con las del futuro. La memoria nos da ejemplos de compromiso con una Andalucía mejor. Desde Blas Infante a Gata Cattana, pasando por Lorca o Ana Orantes. De quienes enriquecieron nuestra cultura y lucharon por un ideal de justicia. De tantas personas anónimas que pelearon bajo la consigna de “libertad, amnistía y estatuto de autonomía”. Todo ese patrimonio de la Andalucía que no “ora ni bosteza”, de la que no se resigna ante las injusticias, está hoy en peligro frente a la amenaza de la ola reaccionaria.
Luchemos por los derechos de nuestras hijas como otras antes lucharon por los que ahora tenemos. Para que Andalucía sea una tierra en la que nunca falte la alegría, el volver a levantarse después de la caída y tener el orgullo de todo lo que siempre nos merecimos.
Juntos y juntas vamos a salir de esta crisis y juntos y juntas vamos a dibujar la recuperación de Andalucía. Reivindiquemos la alegría de las historias compartidas. Aprendamos de nuestros errores y superemos las divisiones del pasado. Pongamos a disposición de nuestro pueblo lo mejor de cada uno y cada una para cambiar el rumbo de Andalucía. Sigamos profundizando en la construcción de la unidad. Sabemos que la unidad no se construye en torno a personas y siglas. La unidad se construye en torno a ideas y propuestas. Vamos a poner en pie un de cambio ponga nuestras instituciones al servicio de la ciudadanía.
El futuro que imaginamos toca escribirlo a muchas manos, por medio de la movilización y de la inteligencia colectiva. Hace falta coraje, compromiso y generosidad. Abramos los espacios y atendamos los anhelos de nuestro pueblo para reencontrarnos y sumar.
Hacemos un llamamiento a incorporarse a este proceso político a la Andalucía trabajadora, a la Andalucía feminista, a la Andalucía sindicalista, a la Andalucía ecologista, a la Andalucía rural. Pero también a los sectores de la cultura, a las pequeñas, medianas empresas y a las trabajadoras y los trabajadores autónomos. A la Andalucía que reivindica la memoria histórica y los valores republicanos.
Llamamos especialmente a las organizaciones políticas y sociales con las que compartimos una visión del cambio que necesita Andalucía. En el frente amplio andaluz no sobra nadie.
Hay que construir ese horizonte de cambio ante un tiempo que va a ser decisivo. Un tiempo de fraternidad y de solidaridad, un tiempo de unidad en la generosidad. Es necesario tomar el pulso de una Andalucía llena de oportunidades que tiene mucho que decir. El pulso de una Andalucía que late con fuerza.
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