Los cien años del partido conforman una tradición política que se pone al servicio de lo nuevo, aportando aquello de lo que sabe y tiene demostrado. Antonio Maíllo Profesor de Instituto. Filólogo clásico. Coordinador de Izquierda Unida Andalucía (2013-2019) y parlamentario andaluz (2015-2019). Se celebra este fin de semana la 43º edición de la “Fiesta del PCE”, una tradición anual desde la legalización del Partido –así era conocido en la lucha antifranquista- en 1977. Podemos afirmar sin equivocarnos que el recorrido de La Fiesta ha sido también el del termómetro del estado de situación de la izquierda transformadora –no solo la comunista- en todos estos años: desde la euforia de las primeras ediciones, los vaivenes de los años 80 desde una amplísima participación –era la fiesta de otoño de Madrid por excelencia-, la resistencia de los 90 y las dificultades de primeros de siglo. Pero también toma el pulso y es reflejo del momento actual: la coincidencia con la celebración del Centenario de su fundación y la primera vez que el PCE está sentado en el Consejo de Ministros y forma parte del gobierno de España desde la II República. Un momento éste de entre los más trascendentales y de mayor peso para intervenir en la mejora de las condiciones de vida y materiales del pueblo trabajador. Y también servirá de termómetro sobre el momento que vive nuestro país –crucial si cabe- ante la ola reaccionaria que pretende ser –no tiene por qué conseguirlo- una lengua de lava que asole y sepulte los derechos conquistados de la mayoría social. Frente a esa minoría del “fuera sidosos de nuestros barrios” en días recientes, La Fiesta del PCE se erige como uno de los principales festivales de música de Madrid y de España, y al mismo tiempo un ejemplo de ocupación del espacio público y de genuina libertad.
Su programa refleja, me atrevo a decir, la seña de identidad por excelencia de los comunistas españoles, que no es otra que la apuesta estratégica por la Unidad Popular, la creación de Frentes Amplios solidarios y comprometidos con los sectores de la población que necesitan un instrumento sólido que articule y defienda sus intereses. Numerosos actos participados por diversas organizaciones, militancias y referentes políticos a quienes la Fiesta acoge con los brazos abiertos y alegría revolucionaria, frente a quienes pretenden construir un país de gases y nubes tóxicas que ensombrezcan un futuro de igualdad, de derechos y de certidumbres en nuestras vidas. Es el año del Centenario y el momento de celebrarlo hablando más de futuro que de pasado: los cien años del PCE conforman una tradición política que se pone al servicio de lo nuevo, aportando aquello de lo que sabe y tiene demostrado: militancia comprometida y ejemplar en las luchas, arraigo y apego al territorio, articulación organizada como red de solidez para lo que se construye. Porque es hablar de futuro seguir impugnando el sistema capitalista (este sí incompatible con el devenir de la especie humana y su supervivencia) y apostar por un modelo de desarrollo sostenible para la supervivencia en el planeta Tierra, desde una irrenunciable apuesta por una sociedad de justicia e igualdad social, derechos plenos y felicidad como aspiración vital. Por todo ello brindaremos este fin de semana en La Fiesta del PCE, con comunistas y no comunistas que compartirán con nosotros este espacio de fraternidad.
El máximo responsable federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, trasladó a las personas que integran la Coordinadora Federal -máximo órgano ejecutivo de dirección- el firme compromiso de esta formación para que el contenido del “acuerdo de coalición se cumpla íntegramente”. Considera que este cumplimiento “tiene que ser absoluto y esa es la línea de trabajo que vamos a defender”, entre otras razones porque ese compromiso es “lo que otorga legitimidad a nuestra presencia en las instituciones y en el Gobierno”. Garzón hizo esta valoración durante la exposición de su Informe Político que abrió la reunión de la Coordinadora Federal, un encuentro que se celebra a lo largo de este sábado de forma mixta -presencial y online de buena parte de sus integrantes de fuera de Madrid- tras meses de debates exclusivamente telemáticos debido a los protocolos de seguridad por la pandemia del Covid.19. Destacó que “la presencia en el Gobierno de Izquierda Unida y de Unidas Podemos ha sido fundamental” para “hacer posible” una buena “trayectoria de gestión de la crisis y hacerlo de una manera orientada a la protección de las familias trabajadoras en nuestro país”. “Hay muchas cosas que quedan por hacer -reconoció- y muchos aspectos del Gobierno de coalición que quedan por desplegar”. De ahí lo comprometido por la dirección de Izquierda Unida con su base social, igual que otras organizaciones que forman parte de su espacio político, para que el acuerdo de coalición se plasme en su integridad, mucho más dado el “compromiso que hemos adquirido con nuestra gente y lo que se votó en nuestras organizaciones”. Garzón apuntó también que cuando se está en el ecuador de la legislatura resulta fundamental también “debatir cuál es ese grado de cumplimiento, cómo debemos acelerar ese grado de cumplimiento y en qué líneas prioritarias debemos trabajar”. Consideró que estamos ante una “nueva fase política muy intensa”, que está “cargada de contenido y de la necesidad de debatir y de tomar decisiones de manera colectiva”. Entre los temas sobre los que hay que profundizar a nivel interno señaló que tras la marcha de Pablo Iglesias del Gobierno y de la dirección del espacio de Unidas Podemos apareció la “referencialidad nueva” de Yolanda Díaz en este espacio político, por lo que es necesario “acompasar todos estos cambios con el cumplimiento de los documentos asamblearios de Izquierda Unida”, tras la Asamblea Federal que esta formación tuvo el pasado marzo y donde se aprobó la estrategia política para los próximos años.
Alberto Garzón advirtió de que “hay una serie de fuerzas que se están moviendo en la sociedad española que demuestran la creciente ola reaccionaria en nuestro país y en el mundo”. Se refería a un “espacio político creciente de valores y principios conservadores y reaccionarios”, de los que avisó que “pueden materializarse en gobiernos de coalición de la derecha con la extrema derecha en un espacio de intersección ideológica profundamente peligroso para las libertades y para lo público”. Reconoció su “preocupación” por el hecho de que exista esta “posibilidad, remota en este momento porque estamos lejos de que haya hitos electorales como el de las generales; pero esa posibilidad es enormemente peligrosa para los intereses de la clase trabajadora y para el proyecto político que defendemos desde Izquierda Unida”. Hizo un llamamiento a “trabajar para ser capaces de presentar una alternativa desde el espacio político del que formamos parte que sea atractiva e ilusionante para la clase trabajadora, para las personas jóvenes, las mujeres, los y las ecologistas, y para neutralizar esa posibilidad de que la derecha llegue al Gobierno en algún momento”. “Hay que ser capaces de mejorar el atractivo que nuestro proyecto político expresa para la mayoría social española”, retó, ya que “no podemos olvidar que el proyecto de IU se marca dentro de la aspiración de ganar la mayoría de la sociedad y eso lo tenemos que representar con el espacio político del que formamos parte”. En esta línea, Alberto Garzón señaló que“Yolanda Díaz representa lo mejor de nuestro espacio político, no solo por su conocimiento y experiencia acumulada, sino en su quehacer cotidiano en el Ministerio de Trabajo y su carga ideológica, que expresan muchos de los anhelos de la clase trabajadora progresista de este país”. Expuso que “en Izquierda Unida debemos proteger ese valor y ese activo, y contribuir a que Yolanda encarne un proyecto político dirigido al nuevo ciclo electoral que está por venir, para mejorar nuestros resultados electorales pero, sobre todo, la vida de las personas humildes y vulnerables ante las agresiones sistemáticas, económicas y políticas, de la derecha y de los espacios más reaccionarios”. Recordó que la decisión que IU adoptó en su Asamblea Federal fue “apostar de forma clara por un espacio amplio de confluencia, por sumar a mucha gente que se ha quedado por el camino, a todas aquellas personas comprometidas con nuestro proyecto político independientemente de dónde hayan estado anteriormente, para ser atractivos y útiles para la transformación social”.
Detalló que el Informe Político que presentaba a debate se enmarca “dentro de la presencia en el Gobierno y de la táctica política”, así como de “nuestro papel en las instituciones”. Calificó este papel desarrollado en el Ejecutivo de coalición como “satisfactorio” e insistió en que “quedan muchas cosas por hacer, pero también muchas cosas hechas ya y con ellas hemos podido demostrar nuestra utilidad”. “Hay que seguir explicando -animó- que lo que hemos conseguido es que la gestión de esta crisis económica devenida de la pandemia no tiene nada que ver con la anterior de hace una década. La gestión desde el Ministerio de Trabajo y el espacio de Unidas Podemos e Izquierda Unida ha sido proteger a la clase trabajadora, los puestos de trabajo, al sector productivo, al tejido empresarial para poder generar las bases de un crecimiento coherente con los principios democráticos, de izquierdas y progresistas”. Subrayó que esto es “totalmente distinto” de lo que “pasó hace 10 años, cuando se optó por la socialización de las pérdidas y la privatización de las ganancias, por los recortes en los espacios públicos y los despidos masivos”. Puso ejemplos concretos y destacó que “nuestra presencia en el Gobierno ha permitido subir el SMI en una línea tendencial que tiene que continuar para dignificar eso tramos salariales y, al mismo tiempo, estimular la demanda y el crecimiento económico desde un punto de vista macro”. Recordó también que “los ERTE han evitado despidos masivos y que la clase trabajadora pudiera amortiguar el impacto de una crisis severísima derivada de la peor pandemia en 100 años”. Como ministro de Consumo se mostró también “orgulloso” de otros cumplimientos que le atañen directamente, como haber podido “desplegar la prohibición de la publicidad de los juegos de azar y de apuestas”. Analizó que esta actividad “había generado una alarma social justificada porque estaba siendo una merma económica muy grande en las familias y porque había un problema creciente de salud pública en muchas familias trabajadoras, que veían como la ludopatía entraba en su casas y se resquebrajaban las relaciones familiares, sociales y económicas”. Alberto Garzón valoró especialmente haber podido cumplir esta parte “importante de nuestro acuerdo de coalición”, algo que “esperaba además gran parte de la sociedad y no solo la de izquierdas. Lo hemos puesto en marcha con bastante dificultad y hemos demostrado que cuando nos comprometemos, cumplimos, y así debemos continuar con el resto de aspectos que quedan por desarrollar”. Por ello, la presencia de Izquierda Unida y de Unidas Podemos “ha sido fundamental para que esta trayectoria de gestión de la crisis fuera posible y pudiéramos gestionarla de una manera orientada a la protección de las familias trabajadoras en nuestro país”.
Garzón defiende la “reforma estructural” del mercado energético para que esté “mucho más regulado” y proteger a familias y empresas del “oligopolio” Alberto Garzón, ha defendido la postura que mantiene desde el inicio esta formación para poner en marcha una “reforma estructural” del mercado energético y que esté “mucho más regulado”, y poder proteger así a las familias trabajadoras y a las empresas frente al aumento desorbitado del recibo de la luz. Durante su intervención para presentar el Informe Político al inicio de la reunión que celebra hoy la Coordinadora Federal de IU -máximo órgano ejecutivo de dirección- el también ministro de Consumo indicó que se necesita “audacia y valentía” para tomar medidas que incidan en un efectivo descenso del precio de la luz y hacer frente a un mercado que tachó de “oligopolio”, dominado por solo tres compañías, y en el que “muy pocos deciden por muchos”. “Izquierda Unida lo ha tenido siempre muy claro -incidió-; uno de los problemas del mercado energético es que es un oligopolio dominado por tres grandes empresas multinacionales que tienen una capacidad y un dominio sobre el mercado abrumador y, por lo tanto, no se puede hablar de un mercado plenamente competitivo”. Garzón explicó que la subida del precio de los suministros básicos “dificulta la vida de la clase trabajadora”, al tiempo que afecta de forma muy negativa a la actividad de las empresas. Esto pone a prueba la capacidad de cualquier gobierno a la hora de ser “activo” y de poner en marcha soluciones. Reprochó al Partido Popular, cuyos máximos dirigentes llevan semanas tratando de sacar rédito partidista de este encarecimiento de la energía, no solo que “no acometiera ninguna reforma estructural” cuando estuvo en el Gobierno, sino que “incluso las dificultó”. El responsable federal de IU recordó algunas de las medidas ya aprobadas por el Ejecutivo de coalición, como la importante bajada del IVA o el impulso a las energías renovables, que aún deben completarse con otras para reducir la factura eléctrica y ajustar “los grandes beneficios de las compañías” que conforman ese oligopolio energético. Reivindicó de nuevo la “propuesta histórica de Izquierda Unida” de crear una empresa pública de energía como “instrumento público de contrapeso al poder del oligopolio”, lo que facilitaría alcanzar un mercado “plenamente competitivo” frente a la “anomalía” de esas empresas que copan el suministro energético. Esto debe ir acompañado de una regulación más estricta para fijar el precio de las fuentes de generación de energía, en referencia a la nuclear y la hidroeléctrica.
Pedro Francisco Sánchez Plataforma Bosque Urbano Málaga
Mucho se ha escrito y se sigue hablando del destino que tendrá finalmente la parcela que en su día ocuparan diez grandes tanques de almacenamiento de hidrocarburos que la empresa Repsol tenía en la ciudad de Málaga. Todo apuntaba a que estos terrenos seguirían el mismo destino que tuvieron los suelos que albergaron los depósitos de la Campsa, y en cuyo espacio podemos disfrutar hoy del parque del Huelin. Pero la especulación inmobiliaria y un modelo de ciudad alejado de las necesidades reales de la vecindad, que ven en el urbanismo una fuente de ingresos y de negocio, mantienen más de 20 años después del desmantelamiento de los depósitos la incertidumbre y el debate en la sociedad malagueña sobre el destino de estos suelos. El PGOU vigente los integra dentro de la «nueva centralidad urbana» que se ha diseñado aprovechando el soterramiento de las vías del tren, y que contempla en su entorno, más de 3.200 viviendas en el actual polígono San Rafael, cerca de 1.000 viviendas en las cocheras de la EMT, además de los cuatros grandes rascacielos, centro comercial y viviendas que se prevén en los antiguos terrenos de Repsol. Esta operación urbanística, sin embargo, se ha quedado sin el plan de movilidad que el propio instrumento de planeamiento ha diseñado para dar entrada y salida a todo el tráfico que se generara en la zona, y que no es otra que la conexión del Bulevar Adolfo Suárez con la MA-20. En una respuesta remitida por el director general de Carreteras a una pregunta de la Plataforma Ciudadana Bosque Urbano Málaga, sobre dicha conexión, este confirmaba que la misma incumplía la normativa vigente y que por lo tanto esta necesaria y fundamental vía de comunicación para absorber el tráfico que generara todas esas construcciones no se puede hacer. Este hecho, por sí solo, debería servir para plantear una modificación y rediseñar todo el planeamiento urbanístico para adaptarlo a las infraestructuras reales con las que contara la zona, pero al equipo de gobierno municipal parece que poco le importan los problemas de movilidad que sufrirán los vecinos y los usuarios de esas nuevas construcciones.
Así que continúan con sus planes de venta de los aprovechamientos urbanísticos que el Ayuntamiento tiene en los antiguos terrenos de Repsol. Es significativo que el ente municipal haya renunciado a la venta de estos derechos en un solo ‘lote’ apostando por la división de los mismos en más de cuatro, uno por cada una de las tres torres y otro más por la zona comercial. Llama también la atención las declaraciones del concejal de Urbanismo a La Opinión de Málaga del pasado 20 de mayo, cuando asegura que «Hay fondos que nos han dicho que están interesados en hacer varias plantas de una torre, cinco o seis, de oficinas y el resto de residencial» y afirma que «el pliego, por tanto, se irá moldeando según los intereses que detecta Urbanismo en el mercado». Hay que recordar al responsable de Urbanismo que en la parcela hay presencia de hidrocarburos tanto en el freática como en los suelos debido al uso industrial que tuvo en el pasado, y que actualmente hay un procedimiento abierto, ante la Junta de Andalucía, de declaración voluntaria de suelos contaminados. De la tramitación de dicho expediente podemos sacar ya varias conclusiones atendiendo al informe preliminar emitido por el Servicio de Protección Ambiental de la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible en Málaga. La primera de ellas es que no se pueden cambiar los usos que se han remitido a dicho departamento para la realización del dictamen, es decir, los compradores de los aprovechamientos urbanísticos se tendrán que adaptar y hacer lo que está actualmente previsto en dichos terrenos, o se tendría que volver a cuantificar el riesgo que existe por la contaminación de la parcela para los nuevos usos. La segunda de las conclusiones es que los compradores de los diferentes lotes deberán afrontar de forma conjunta la descontaminación de la parcela, trabajos que en el mejor de los casos durarían unos 36 meses, y que, a la finalización de estos, deberán confirmar que los suelos y el freático han quedado limpios de contaminantes.
Un pulmón verde para Málaga Pero la ciudadanía malagueña se resiste a perder la gran zona verde que durante años se les prometió que se haría una vez desaparecieran los bidones. A la reivindicación histórica de la vecindad, de crear un gran parque en esos terrenos, se les ha sumado desde hace más de cinco años la propuesta de la Plataforma Ciudadana Bosque Urbano Málaga. Este colectivo propone la creación de una zona arbolada en la totalidad de la parcela, un gran pulmón verde que ayude a mitigar los efectos del cambio climático, proporcione un espacio para uso y disfrute ciudadano en el corazón de la ciudad que nos permita estar en contacto directo con la naturaleza, un oasis donde pasear en las duras tardes y noches de terral, un sumidero de CO2 que purifique y filtre los contaminantes de nuestra atmósfera, un ‘aire acondicionado’ para nuestra ciudad que ayude a regular las consecuencias de la ‘isla de calor’; en definitiva, un lugar abierto a la naturaleza que nos ayude a mejorar nuestra salud física y mental, nuestra calidad de vida. Desgraciadamente estos argumentos no parecen convencer al actual equipo de gobierno municipal, que haciendo oídos sordos a los informes de los expertos de Naciones Unidas que nos advierten de que se nos acaba el tiempo para frenar el calentamiento global y que en esta batalla es fundamental el compromiso de las corporaciones locales, siguen priorizando el negocio a la salud de los vecinos y de nuestra ciudad. Cerca de una decena de colectivos sociales, vecinales, ecologistas, de consumidores y sindicales hicieron pública la propuesta de incluir, en la candidatura de Málaga a organizar la feria internacional del 2027, la iniciativa de hacer un Bosque Urbano en los antiguos terrenos de Repsol. Desde el ámbito vecinal y social, se defiende que esta sería la mejor carta de presentación para una ciudad que pretende organizar una feria internacional titulada ‘La Era Urbana: hacia la ciudad sostenible’. Esperemos que los responsables locales y nacionales de organizar y presentar la candidatura de Málaga 2027 así lo entiendan también, y que, aunque solo sea por conseguir el mandato de organizar dicho evento y los pingües beneficios económicos que ello traería, los malagueños podamos disfrutar por fin de ese gran pulmón verde que la especulación urbanística y unos malos gestores municipales nos quieren robar.